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El incierto futuro de las salas de conciertos de A Coruña: "Somos las grandes olvidadas"

Hablamos con los responsables de dos de las salas de música más importantes de la ciudad herculina: reclaman desmarcarse del ocio nocturno en las restricciones sanitarias para poder retomar su actividad
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Las salas de conciertos de A Coruña lanzan un mensaje de SOS tras llevar meses sin prácticamente poder trabajar y en los que, pese a estar cerrados, han tenido que afrontar los gastos de un sector a caballo entre hostelería y cultura.

La pandemia del coronavirus ha llevado a una parálisis total de este sector, cuyos profesionales exigen no ser considerados ocio nocturno y reivindican su papel como dinamizadores culturales. Ante una situación "insostenible" tras llevar meses sin apenas actividad, o incluso cerrados, sin percibir ningún tipo de ingreso, los propietarios piden ayudas específicas para poder salir a flote.

En Quincemil hemos hablado con los responsables de dos de las más importantes salas de conciertos de A Coruña: Baba Bar y Mardi Gras. Hace unos días, la asociación Clubtura presentó una carta a la Xunta defendiendo su condición de "establecimientos culturales" y solicitando que se les permita la realización de conciertos.

La respuesta de la Conselleria de Sanidade sigue siendo ambigua, según indica el programador de la sala Mardi Gras y miembro de la directiva de Clubtura, Tomi Legido, quien relata que la redacción literal del decreto de las restricciones les impide abrir "cuando su actividad se desarrolle de forma análoga" a discotecas y pubs. Al no quedar claro si pueden o no realizar conciertos, "nadie se atreve por miedo a ser sancionado", afirma.

En el caso de la Mardi Gras, "conseguimos hacer seis conciertos en julio" cumpliendo ciertas medidas de seguridad y control . Esta sala, según nos cuenta Legido, ya había renunciado a tener programación en agosto al celebrarse el Festival Noroeste y tenían la intención de volver a dar conciertos el 4 de septiembre, pero el repunte de casos de COVID trastocó sus planes.

"El futuro lo vemos muy complicado"

Equipo de la Sala Mardi Gras en su 20 aniversario.

"El futuro lo vemos muy complicado. No para de haber suspensiones de conciertos", señala Legido, quien pide con urgencia la llegada de las "ayudas prometidas" para hacer frente a las "facturas que siguen llegando" a pesar de que la sala no funcione.

Si esta situación se prolonga en el tiempo, Legido no descarta que alguna sala se vea obligada a bajar la verja de manera definitiva. Si esto ocurre, en A Coruña se perdería una fuente de cultura muy importante: la música en directo.

"Somos espacios culturales"

Cristina Toba, propietaria del Baba Bar

Su papel cultural es la gran diferencia entre sala de conciertos y discoteca. " "Nosotros somos espacios culturales y llevamos años queriendo que se nos reconozca como tal", asegura Cristina Toba, impulsora del Baba Bar, una sala que no ha vuelto a abrir sus puertas. Lleva cerrada desde el 12 de marzo, dos días antes de que se decretase el estado de alarma por la pandemia del coronavirus.

"Si esto no se soluciona rápido, no voy a poder hacer frente a los gastos sin tener ingresos", comenta Cristina, quien lleva diez años "creando música en directo y apoyando el sector cultural de la ciudad de A Coruña". Un sector que, según ella misma advierte, podría caer en decadencia si las administraciones no ayudan a "salir a flote" a salas como la suya. "Somos las grandes olvidadas", afirma.

Cristina, al igual que Legido, reclama ayudas económicas por parte del Gobierno para este sector que vive inmerso en una total incertidumbre y trabaja con un hándicap, y es que basa su actividad a largo plazo, mediante la planificación de conciertos.

"No estamos acostumbrados a trabajar bajo improvisación. Los conciertos se organizan con dos o tres meses de antelación y a día de hoy no sabemos qué ocurrirá a corto y largo plazo", explica. Ellas, las salas de conciertos, son "las grandes olvidadas" en esta crisis ocasionada por el coronavirus.

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