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El "hobby de cuarentena" de un skater coruñés: Llaveros, y pendientes con tablas usadas

El tiempo libre que le "regaló" la cuarentena, las tablas que han roto él y sus amigos y dejar volar la imaginación son la fórmula del coruñés Álvaro Jaumá para conseguir joyas y herramientas exclusivas con madera de skate como material principal
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El confinamiento debido a la crisis sanitaria del coronavirus fue el paso definitivo para que el coruñés de 22 años, Álvaro Jaumá, decidiera convertir las decenas de skates que tenía en su trastero en productos útiles como originales llaveros, pendientes y hasta coloridos mangos para cuchillos. Es aficionado al skate, disciplina que practica desde hace aproximadamente 13 años y reconoce que la idea no fue suya, sino que se inspiró en gente que antes que él reciclaron sus tablas y sobre todo en el artista japonés Haroshi, la primera persona que vio que le daba una nueva vida a los patines "consiguiendo creaciones impresionantes".

"Llevo años rompiendo tablas y acumulando la mayoría en el garaje. Un buen día durante el confinamiento mi madre me mandó ordenar el garaje y me las encontré todas apiladas en una esquina, así que decidí trastear con ellas a ver qué salía", afirma. "En un principio no me marqué ningún objetivo porque todo empezó como un hobby de cuarentena. De hecho empecé haciendo llaveros, y la única motivación era regalárselos a mi familia y amigos", explica.

Material para crear no le falta, porque Jaumá explica que muchos amigos suyos patinan y le dan las tablas que van rompiendo, a las que se unen las que guarda propias. El proceso de reciclado es laborioso y lo primero que hace es quitar la lija que tiene pegada la tabla y eliminar los restos de pegamentos con disolvente "y mucha paciencia" para después lijar bien la tabla por las dos superficies y recortar las zonas de madera que puedan estar rotas o astilladas. "Llega un momento en que se empieza a ver el patrón de colores que crean las siete láminas por las que está formado el skate. El siguiente paso es "filetear" la tabla (cada una es única y tiene un patrón diferente) y pegarlas", concreta, al mismo tiempo que dice que "se crea una plancha de infinitos colores, que es el principal material que se utiliza para las elaboraciones".

Su hobby empezó a transformarse en algo más serio cuando un amigo suyo le pidió que le hiciese con los skates unos pendientes para su novia, un reto que aceptó sin dudar y se puso manos a la obra. "A su novia le encantaron, y se los enseñé a algunas amigas a las que también les gustaron mucho y me encargaron más", afirma satisfecho. En cuanto al diseño, opta por crear pendientes "lo más básicos posible porque los colores ya son bastante llamativos" y a raíz de varias pruebas ya ha ideado más modelos (tienen un precio de 10 euros).

Tras experimentar con partes de los skates, decidió que "como al fin y al cabo el material que se consigue con el proceso de transformación es una plancha de madera, cualquier utensilio del día a día hecho de madera se podría rediseñar a partir de ese patrón". Esto ha provocado que también haya creado diseños exclusivos para los mangos de los cuchillos e incluso personalizables, ya que Jaumá intenta adaptar lo máximo posible los colores y la forma que le gusten a la persona que le hace el encargo.

El coruñés se muestra orgulloso de "haber tenido la suerte de que sus creaciones hayan gustado lo suficiente como para que a través del dinero que gana con los encargos, pueda sustentarse el propio hobby" y comenta que está terminando la carrera de Marketing pero como "no está muy contento con su formación puede que esté valorando un posible cambio de profesión", dice divertido.

Mientras determina su futuro, ha decidido crear Cachivache Company, una pequeña marca a través de la cual empezará a vender sus productos no sólo por redes sociales sino también a través de una web. Unas operaciones que hasta ahora hacía a través de su instagram personal y sobre todo gracias al boca a boca de su entorno más próximo.

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