El equipo gallego de fútbol sala del Burela jugó su último partido en Madrid con mascarilla
El deporte no profesional continúa viviendo con incertidumbre el día a día de sus competiciones. La alta incidencia del coronavirus en estas últimas semanas ha obligado a cancelar múltiples competiciones y partidos. No fue el caso del encuentro disputado este sábado entre el Móstoles y el Pescados Rubén Burela, de la primera división femenina del fútbol sala.
El equipo lucense decidió que sus jugadoras saltasen a la cancha con mascarillas FPP2 ante la negativa del equipo madrileño de someterse a test en la víspera del partido. Además, la plantilla del Burela renunció a disputar el primer minuto del choque, algo que hicieron también las integrantes del Móstoles, por otros motivos.
El partido, pese a jugar uno de los equipos con mascarillas, se disputó con normalidad y terminó con empate (3-3). Sin embargo, la noticia que ha dado la vuelta al país es la de las jugadoras lucenses con mascarilla. Esta decisión buscaba salvaguardar la salud de las deportistas en un contexto de máxima alerta por coronavirus.
Desde el Móstoles se han defendido en redes sociales y han denunciado una persecución contra su institución pese a cumplir con los protocolos establecidos y haber realizado desde el 12 de octubre dos test a su plantilla y cuerpo técnico. Además, señalan que han cumplido con el resto de directrices para prevenir el contagio.
Numerosos equipos se han solidarizado con el club madrileño, entre ellos el Viaxes Amarelle coruñés, y han lamentado tener que sufragar de su propio bolsillo los test mientras no lleguen los asignados por la Real Federación Española de Fútbol.
