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Así funcionan los refugios de animales en Galicia

Los trabajadores del refugio municipal de Mougá, en Ferrol, explican cómo funciona esta "estación de paso" para los perros que esperan un nuevo hogar
Refugio de animales de Mougá en Ferrol
Refugio de animales de Mougá en Ferrol
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La asociación animalista Libera estima que entre los años 2017 y 2019 fueron abandonados alrededor de 64.400 animales en Galicia. Los más afortunados van a parar a refugios municipales como el de Mougá, en Ferrol. Lejos de la imagen de prisiones o corredores de la muerte al estilo de La Dama y el Vagabungo, estos lugares funcionan como "una estación de paso". La gerente de Mougá, Yadira, explica cómo es ese paso de los animales por el refugio. Desde el abandono hasta la adopción. También arroja luz sobre qué hacer si te encuentras un perro abandonado, si pierdes a tu mascota o si te animas a adoptar.

Mougá es el refugio municipal de la Mancomunidade de Concellos da Comarca de Ferrol, formada por nueve municipios: Ferrol, Narón, Neda, Fene, Mugardos, Ares, Cabanas, Valdoviño y Cedeira. Su gestión recae sobre una empresa seleccionada a través de corcurso público. Mas Cuidado Multiservicios es la elegida desde junio de 2019. Con Yadira a la cabeza, cuenta con seis empleados que recogen, curan y cuidan a perros, gatos, cabras, ovejas, caballos y burros hasta el momento de la adopción.

Los refugios municipales funcionan de forma similar a las protectoras, pero cumplen algunas funciones extra. "Nosotros cogemos casos que no coge una protectora", explica Yadira. Recuerda el caso de un perro muy agresivo al que tuvieron que recoger tras una pelea que terminó con otro can abatido a tiros. "Tienes que echar valor y arriesgarte. Una protectora puede negarse, pero nosotros no. Eres una empresa y tienes que cumplirlo", cuenta. Si hay un incendio en un edificio y quedan perros atrapados, deben entrar a rescatarlos. "Y si hay una persona que está inconsciente y hay un perro alrededor, la persona que primero entra es el lacero, antes que los bomberos", añade.

Refugio de animales de Mougá, en Ferrol

El refugio cuenta con unos 50 perros y 20 gatos. "Nunca tuvimos tan pocos perros como ahora mismo", celebra Yadira. Recuerda que en marzo, antes del confinamiento, eran el doble. La pandemia impulsó las adopciones, pero también cambió la elección de las mascotas. "Se está notando más la adopción de gato que la de perro. La gente mayor o la de riesgo opta más por un gato porque no quieren salir", expican en Mougá.

Los empleados del refugio forman parte de esos héroes que trabajaron durante los meses más duros de la pandemia. Aunque también tuvieron que adaptarse a la situcación sanitaria. "De dos personas por turno pasamos a una por si había contagio", explica Yadira. Las únicas que continuaron sus labores codo con codo fuero ella y la veterinaria. "Soy auxiliar y la ayudo en el quirófano", explica la gestora.

No hay mal que por bien no venga, dice el refrán. En Mougá lo tomaron al pie de la letra durante el confinamiento. "Adelantamos mucho en el tema quirófano al estar cerrados al público", dice Yadira. Abrieron el quirófano en marzo y aprovecharon esos meses para esterilizar a todos los animales del refugio. "Antes de entrar nosotros no se castraba y ahora ya tenemos absolutamente todo castrado", celebran.

La llegada al refugio

"Para que un refugio municipal actúe la llamada siempre tiene que venir de un cuerpo de seguridad", explica Yadira. Entonces, ¿qué debes hacer si te encuentras un animal en la calle? En primer lugar debes llamar a la policía local, protección civil o GES del municipio donde estés. Cada Concello decide qué autoridad se encarga de gestionarlo. Así que, ante la duda, lo mejor es llamar al 112. Te pedirán nombre, teléfono y dirección de donde hayas encontrado al animal.

Uno de los recién llegados a Mougá espera encontrar hogar con la llegada de 2021

El cuerpo de seguridad pasa el aviso al refugio. Da igual que sea de noche o festivo: "Mougá trabaja 24 horas al día los 365 días del año". Los trabajadores llaman al alertante y van a la dirección que les han hado. El mayor problema que suelen tener es que en el tiempo de trayecto el animal se ha ido ya. Si se tiene en cuenta la distancia entre Mougá y algunas zonas como Cabanas o Cedeira, la cosa se complica.

"Lo ideal sería quedarte con él hasta en el monento en el que llegamos nosotros y lo podamos recoger. Sería lo más seguro para el perro porque no suelen quedarse quietos. Si se van moviendo y tú vas detrás con el coche, nos vas diciendo por donde vas o nos envías por por WhatsApp la ubicación a tiempo real", explica Yadira.

Otra de las vías de llegada al refugio es la entrega del animal por parte del propietario. La solicitud se hace a través de la mancomunidad y debe estar justificada con informes oficiales. "Ahora mismo se aceptan por causas financieras, médicas o fallecimiento", matizan en Mougá. Recalcan que en estos casos es obligatorio que el perro esté en regla.

La importancia de poner chip a tu mascota

Cuando los animales llegan al refugio los trabajadores se encuentran con dos opciones: que tengan microchip o no. "Si tienen microchip se llama a los números de teléfono. Se intenta durante dos días. Si no hay respuesta, tenemos que mandar una notificación postal con acuse de recibo a la dirección que figura en el microchip. Si en 10 días no contesta, el animal empieza a considerarse abandonado. Siempre se ratifica sacando un BOE al número de ese DNI avisando de que el animal está aquí y dispone de 10 días para venir a por él", detalla Yadira. En resumen, el animal queda "bloqueado" en el refugio sobre un mes antes de poder darlo en adopción.

¿Qué pasa si no tiene microchip? Queda 10 días bloquedo por si aparece el propietario, según la Ley de protección animal. Una vez pasado ese plazo, queda disponible para la adopción.

Leo es uno de los perros del refugio que esperan un nuevo hogar

Tener a tu mascota correctamente identifica tiene varias ventajas. Si la pierdes, lo más seguro es que la recuperes sin problema. Tanto si llega al refugio como si la llevan al veterinario, leerán el microchip y verán quién es el dueño. Si acaba en Mougá, tendrás que pagar una tasa a la mancomunidad para recogerla. "Es como si fuera una multa, como si se lleva el coche la grúa", explica. Y aquí entra la ventaja económica: "Si el perro tiene microchip, se llama en el momento. Si contestan y lo vienen a recoger en el sitio, no se cobra nada".

El microchip es obligatorio en perros. Y no tenerlo puede acarrear consecuencias graves. "Sin chip el perro no tiene propietario", advierten. Si lo pierdes, tendrás problemas para justificar que es tuyo. Yanida recuerda el caso a una chica que perdió a su perro sin microchip y tuvo la suerte de ser recogido por los trabajadores de Mougá: "Si en ese caso lo coge alguien y se lo decide quedar, te has quedado sin perro".

Entonces, ¿cómo puedes recuperar a tu perro si no tiene microchip? "Lo que haces al reclamarlo es declararte propietario. Es como si lo adquirieras por primera vez a efectos legales", explica Yadira. "De aquí el perro sale identificado y con microchip", añade. Supone el pago de dos tasas. Una por la recogida y otra por el microchip.

La estancia: "Una estación de paso"

Cuando los animales llegan a Mougá sin microchip, comienza un protocolo para poder darlos en adopción en un plazo de unos 15 días: "Se desparasita ese mismo día, a los cinco días se vacuna y a los diez, si queda libre, ya se esteriliza. Tras cuatro o cinco días de cura ya se puede ir". Este año no les ha ido mal. Recogieron 435 perros y tan solo pasarán las fiestas en el refugio unos 50.

"Esto antes se veía como una prisión y tiene que ser una estación de paso", recalca Yadira. "No puede ser que un animal esté aquí tres o cuatro años. Lo que intentamos es sacar los perros que ya llevan aquí mucho tiempo", añade. La gerente de Mougá explica que su labor es recuperar la salud de los animales, ayudarlos a que vuelvan a confiar en las personas y buscarles un nuevo hogar.

El refugio se encuentra en fase de ampliación. Fuera de sus muros las máquinas dan forma a las futuras instalaciones. Aunque parte de las mejoras ya se han empezado, queda bastante por hacer, explican en Mougá. Los perros que viven allí cuentan con sus propios compatimentos, casi todos independientes y techados. Los trabajadores conocen a todos por su nombre, los sacan a pasear cuando es necesario e intentan brindarles la mejor estancia posible mientras esperan un nuevo hogar.

Colonia de gatos callejeros del refugio de Mougá, en Ferrol

A pocos metros de las obras hay una serie de casetas habitadas por gatos callejeros. "Tenemos una colonia de unos 40 gatos que no son sociables", aclara Yadira. "Las colonias de gatos callejeros tendrían que ser gestionadas por los ayuntamemientos porque no entran en nuestra competencia. Pero si un animal está en peligro se recoge igual. Recogemos animales que una vez curados no son sociables. No los podemos dar en adopción. Se desparasitan, se castran y van para la colonia de fuera", explica.

Los gatos que sí se pueden dar en adopción siguen el mismo proceso que los perros: desparasitar, castrar y buscar un nuevo hogar. Mientras viven en Mougá, cuentan con gateras independientes para tener un poco de libertad. "Son animales muy territoriales y necesitan su espacio", explican.

El objetivo: la adopción

Los animales de Mougá esperan con ansias la llegada de un nuevo dueño que les de un hogar. Si quieres ser uno de ellos, este el proceso a seguir: "Tienes que venir a ver al animal. La adopción tiene que ser presencial por lo menos para que veas cómo es y cómo es el carácter del animal, tanto física como psicológicamente", advierte Yadira. Quizá sea un inconveniente si vives en un municipio fuera del cierre perimetral. En ese caso, puedes hacer más liviana la espera conociendo a los animales disponibles en las redes sociales del refugio.

En cualquier caso, seas de donde seas tendrás que esperar a que pasen las fiestas para adoptar. El refugio de Mougá no entrega animales en estas fechas para evitar los abandonos de enero: "No estamos de acuerdo en regalar perros por Navidad y por eso no se han dado en esta temporada. Como más o menos nos lo podemos permitir porque no tenemos mucha ocupación, hemos decidido hacerlo así. A ver si se nota después".

Arnau, un perro cariñoso que espera a un nuevo dueño en Mougá

Cuando una persona llega a Mougá en busca de un nuevo mejor amigo, los trabajadores le enseñan el refugio para que vea a todos los animales que tienen. Le aconsejan en función de sus preferencias, el tamaño de la vivienda, la energía del perro... Y una vez ha decidido con cuál se queda, se hace una solicitud de adopción. "Los animales se entregan desparasitados interna y externa, vacunados, esterilizados, con pasaporte y con microchip", explica Yadira. Tienen que ser mayores de seis meses, eso sí.

El plazo para poder llevarse al perro o al gato depende de la situación del animal. "Algunos incluso se pueden ir el mismo día", dicen en el refugio. El último paso es firmar el contrato de adopción y pagar una tasas. "Son tasas que ha puesto la mancomunidad para tener algo de dinero para pagar este servicio", aclara Yadira. La última novedad que han implantando es la adopción desde el extranjero. Los perros de Mougá han llegado ya a Inglaterra, Francia, Alemania y Holanda.

Casi todos los animales que llegan al refugio son aptos para la adopción, incluso los que han sobrevivido al maltrado. Yadira pone el ejemplo de una de las perras rescatadas en el famoso caso de los 17 perros de A Graña: "La tenemos dentro (de la oficina) para que siempre escuche gente. Es una perra que tiene muchísimo miedo". Ocho de los 17 canes que salieron del mismo caso ya se encuentran en sus nuevos hogares, aunque de forma provisional en espera de juicio.

Perros bloqueados por denuncias y razas peligrosas, el gran problema del refugio

El caso de los 17 perros de A Graña es uno de los muchos que ha denunciado el refugio de Mougá. Pero estas demandas conllevan una parte negativa que supone un drama para los animales. "En todos los casos que denunciamos los perros quedan aquí bloqueados hasta la resolución del juicio. Ahora mismo tenemos 22 bloqueados, son muchísimos. Los casos están tardando en resolverse cerca de los dos años", lamenta Yadira. Si se tiene en cuenta la esperanza de vida de un perro, es demasiado tiempo: "Para un perro muy grande que vaya a durar ocho años, es un cuarto de su vida".

La única solución para estos casos es la acogida. Los animales se entragan con la condición de que, si el juicio sale favorable a la persona denunciada, tienen que devolvérselos. A diferencia de las adopciones, este método requiere de mayor control por parte del refugio: "Tenemos que ver el domicilio donde va a vivir. El perro sale a nombre del refugio, la cartilla la tenemos nosotros y todos los trámites veterinarios los tenemos que hacer nosotros".

Pero hay perros que ni siquiera se pueden amparar en la acogida. Se trata de las razas potencialmente peligrosas. "Tienen que tener una licencia, un seguro a nombre del dueño y la cartilla tiene que estar a nombre del dueño. Para salir en una acogida la cartilla sale a nombre del refugio. Entonces quedan bloqueados sí o sí", lamentan en Mougá.

Instalaciones del refugio municipal de Mougá

Los perros potencialmente peligrosos tienen problemas también a la hora de la adopción. Para tener una mascota de raza peligrosa es necesario obtener el certificado de antecedentes penales, el psicotécnico y un certificado de antecedentes de bienestar animal. Este último trámite es el que más problemas da a los futuros dueños. "Sé de casos que lo pidieron en agosto y están esperando", cuenta Yadira. "Si vienes aquí, reservas un perro, haces todo, tienes todos los papeles, solo te falta ese y llevas cuatro meses esperando, te desquicias. Entonces, ¿por qué no salen los perros potencialmente peligrosos? Porque el proceso de licencia es desquiciante", añade y recalca el gran número de animales de estas características que esperan un nuevo hogar en el refugio.

Sobre la polémica de clasificar la peligrosidad en función de la raza, en Mougá lo tienen claro: "No es tanto el perro en sí, es el carácter del perro lo que es peligroso". Tienen claro también cuál es la solución para estos animales: "Los que más ayudaría sería que la administración se pusiera las pilas a la hora de la rapidez de los papeles".

Mientras los perros potencialmente peligrosos sufren los problemas de la burocracia y los que no están bloqueados encuentran sus nuevos hogares, en el refugio celebran el final (provisional) feliz de los 17 perros de A Graña: "Casi todos se han ido con gente mayor porque son perros que necesitan alguien que esté en casa continuamente y que les vaya a prestar mucha atención". Un buen broche para un 2020 que ha robado el presente a los mayores, pero ha supuesto un futuro para los animales del refugio de Mougá.

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