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Opinión

Pachá en As Xubias: Cuando A Coruña fue Ibiza

El recuerdo imborrable del Pacha de A Coruña, que durante más de una década hizo bailar a miles de jóvenes coruñeses en As Xubias
Pedro Arenas Barreiro
Por Pedro Arenas Barreiro

Sólo 16 selectas ciudades alrededor de 12 países del mundo cuentan actualmente con una sede de Pachá, el icono de las discotecas. Entre 1987 y 1995, una de ellas fue As Xubias en A Coruña (nada que envidiarle a las Islas Pitiusas).

Ricardo Urgell creó Pachá en Sitges, allá por 1966, cuando los franceses aún ni siquiera habían acuñado el término “discotheque” y lo más cercano era la denominación patria de “baile” o “sala de fiestas”. La llamó así por consejo de su mujer con el objetivo de “vivir como un pachá”. En 1973, Urgell expandió su negocio a una virginal Ibiza convirtiéndola en el icono mundial que es hoy a nivel internacional del ocio nocturno. 

20 años después, en concreto el 4 de diciembre de 1987, abría sus puertas Pachá A Coruña, revolucionando aún más la montaña rusa hormonal de la juventud coruñesa que hasta entonces creían que lo más top del fin de semana se encontraba en “Pirámide”, “Chaston” o “Green”.

Pachá lo cambió todo en la ciudad. Ser relaciones públicas se convirtió en un selecto club de admirados profesionales que podían darte acceso preferente e incluso entradas gratuitas al paraíso. El nivel era tal, que cuenta la leyenda que incluso había tiendas locales en la ciudad como “Don Vaquero” o “Labase” que les ofrecían ropa gratis (demostración histórica de que los influencers no nacieron con Instagram). Las entradas se convirtieron en casi objeto de colección y recuerdo ver carpetas de algunos de mis compañeros de colegio forradas con ellas.

En la imagen, entrada de Pachá A Coruña (Fuente: underdub.net)

Si llevabas unos Levi’s, unos Liberto o unos “El Charro” eras lo más. Si lo acompañabas de unas “Panama Jack” y un polo de “Lacoste” ya tenías el uniforme de gala listo. Para ellas, el outfit incluía camisas de “Marta Morodo” o “Pilar Sanjuan” en una clara apuesta por la moda local. Eso sí, si llevabas calcetines blancos (algo que ahora parece ser lo mas trendy del universo fashion) te quedabas en la puerta y esa noche no verías la piscina interior que era el gran símbolo del local (Sí, sé que es difícil de entender pero Pachá contaba con una enorme piscina descubierta y no climatizada en su patio interior por si acaso algún valiente olvidaba las frías invernales madrugadas gallegas).

En la imagen, piscina interior de la discoteca Pachá (Fuente: underdub.net)

Si el portero te negaba la entrada siempre podías tomarte algo en el único bar cercano y de cuyo nombre no consigo acordarme. Un pequeño local de los “de toda la vida” regentado por un matrimonio de ancianos en la acera de enfrente. No tengo pruebas, pero tampoco dudas de que las consumiciones asociadas a los visitantes de la sala de las cerezas les aseguró un retiro económicamente saludable a la pareja, al igual que estoy plenamente convencido de que su jubilación tuvo influencia clara sobre la posterior evolución de la discoteca.

Pachá se convirtió en el epicentro de la fiesta coruñesa de principios de los 90s y reunía cada fin de semana 2.000 almas aunque para la noche de fin de año de 1993 se llegaron a vender 5.000 entradas por anticipado (Para que os podáis hacer una idea, la capacidad máxima de Pelícano es de 3.000 personas).

Cada fin de semana, miles de personas procedentes principalmente de la zona de Federico Tapia (de lugares tan míticos como “El Toro”, “Agarimo” o “La Silla Eléctrica”)

se rendían al ritmo de la música en las 3 sesiones de la discoteca: tarde (hasta las 00 horas), seminoche o Pachá Cielo (hasta las 3 a.m) y Noche (hasta las 7:30 a.m.). A medida que el sol se ocultaba en A Coruña, el pop español con incursiones de Ace of Base se convertía en la mejor música “house” para darle la bienvenida al nuevo día con Jose DJ manejando los hilos que movían los cuerpos danzantes de la juventud coruñesa desde la cabina musical a pie de pista.

La afluencia era especialmente alta en las fiestas insignia de la casa como la mítica “Flower Power”, la “Fiesta de la Espuma” (os juro que yo en una casi acabo ahogado) o en los guateques y desfiles “de moda” organizados por los colegios de la ciudad, convirtiendo a Pachá en la discoteca “oficial” para Maristas, Santa María del Mar o Compañía de María. 

En la imagen, desfile del Instituto Femenino en Pachá en 1993 (Fuente: underdub.net)

A mediados de los 90 yo me transformé en universitario, el pop dejó de molar por una temporada ante el nacimiento del grunge (“Lacoste” debió de pasarlo fatal y “Don Vaquero” y “Labase” no lo superaron). Pachá se transformó en La Roca, con un concepto más asociado a la explosión hacía un par de años de la Ruta del Bakalao valenciana. Fue el comienzo del fin de una nave nacida para la fiesta y que terminó agonizando hasta su cierre. 

Hoy, pese a su estado de abandono, aunque las pintadas ensucian su fachada y la maleza devora su piscina, cada vez que paso por el esqueleto de Pachá aún escucho los ecos de las risas festivas de los que en algún momento nos sentimos allí reyes de la noche en nuestra pequeña Ibiza particular.

Pedro Arenas Barreiro
Pedro Arenas Barreiro
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Pedro Arenas es, ante todo, un tío de acción (y nunca utiliza dobles aunque haya muchas escenas de riesgo). A lo largo de sus más de 15 años de carrera, ha sido autónomo, emprendedor, empleado por cuenta ajena e incluso responsable público en la Axencia Galega de Innovación. Ha sido el promotor principal de 2 empresas (Ingenyus, Marketing Inteligente y Qubiotech) y ha participado en la constitución de otras dos startups de base tecnológica. Actualmente colabora con diversas compañías en el asesoramiento y fortalecimiento de sus capacidades estratégicas y de innovación.