La apisonadora rompiendo armas. La lucha antiterrorista de este país convertida en purita telegenia de Iván Redondo. Pedro Sánchez campeón, libertador de la lacra terrorista y aquí paz y después gloria. Pero la Historia, para los que tenemos memoria histórica no fue tan así. La Historia fue más como la contó Fernando Aramburu y no este acto chusco, este golpe de efecto de una apisonadora sobre la chatarra de muerte. (Dicen lenguas de vecindonas que la apisonadora de Valdemoro pasó sobre escopetillas de balines).

Ni es el momento, ni Pedro Sánchez tiene altura moral para colgarse no se qué medalla de pacificador de las tierras de España. Ningún ex presidente; nada que añadir.

Lo peor de todo es que los muertos no pueden hablar, y en las Vascongadas quien no yace bajo una lápida con verdina, se ha tenido que refugiar en Fuengirola. Sánchez debería pasar esa apisonadora por la hemeroteca, la suya precisamente, e ir triturando los conchabeos con Bildu, el regalo de Navarra al nacionalismo, el blanqueamiento progresivo de los abertzales que, de hombres de paz, han pasado a la "dirección del Estado" (Pablo Iglesias, dixit). Lo malo es que Moncloa pasa la apisonadora por donde quiere y así a los niños lobotomizados y a los adolescentes castrados les queda eso; que con Sánchez estalló la paz y que ETA fue como un mal sueño.

Esa cabalgata con fierros que se sacó Pedro Sánchez, esa apisonadora, es un insulto no sólo a las víctimas, sino a la sociedad en su conjunto. Todos los Gobiernos han tenido antes siquiera su decencia a la hora de contarse ellos en el "relato" (perdón por el palabro) contra los terrorismos. Había un prurito de decencia en esto. Pero con Pedro Sánchez cualquier línea roja pasada fue mejor, y quién sabe si Fernando Simón acabará dándonos el tiempo en una vuelta de tuerca novísima de eso que llaman el efecto Illa.

Ahí queda la hormigonera o la apisonadora en una imagen que no tuvo la grandeza histórica del Franco Traslado (a este cronista le pusieron desde Moncloa caldo gallego y jamón con tomate para que vislumbrara la vertical aérea de Cuelgamuros). Acaso porque Sánchez venció a Franco y cedió a los herederos de ETA. Que no nos cuenten más milongas y que pase una apisonadora ya por la porquería que hay cada noche en las calles de Barcelona.

Convertir la memoria histórica más reciente en una metáfora tonta es el reflejo de la concepción que la Moncloa tiene de todos nosotros. Con todo, y aunque no lo quiera sacar en la foto, también andaba por ahí el antañazo buen juez devenido a trolero de Interior: Grande-Marlaska, quiero decir. Porque más que la apisonadora lo que más nos duele es la conversión freudiana de Marlaska: por lo que es en sí misma y por lo que representa.

En fin, estampas del sanchismo para entretenernos. Salimos más fuertes, tan fuertes que rompemos pistolas con la fuerza de la coalición. Eso.

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