El artículo 21 de nuestra Constitución consagra el derecho de manifestación. Que, en la práctica, ha estado suspendido durante seis meses por el estado de alarma. Y ello a pesar de que la Carta Magna limita a quince días el carácter excepcional del estado de alarma, requiriendo la aprobación, cada dos semanas, de la mayoría del Congreso de los Diputados.

Aunque el motivo u objeto de la protesta, convocada por la plataforma Unión 78, es el anunciado indulto de los separatistas y el eventual regreso impune a España de Carles Puigdemont, resulta evidente que asistiremos a una manifestación abiertamente antigubernamental.

Que nadie sueñe que una manifestación, por muy masiva que sea, pueda derribar un Gobierno con mayoría parlamentaria. Los gobiernos se cambian en las urnas y en el Congreso. Cualquier otra vía es golpista y, por tanto, indeseable.

Pero es la ocasión de dar salida a una sentida indignación muy amplia de la ciudadanía por la deficiente gestión de la pandemia, la limitación abusiva de nuestros derechos y libertades, y las continuas cesiones a los nacionalistas periféricos y a la extrema izquierda que pretende hacernos prisioneros de su delirante bucle igualitarista, feminista y climático.

Hay que reconocer que no todo lo ha hecho mal el Gobierno de la Nación. Ahí están los ERTE, las compensaciones por baja o nula facturación a los autónomos y las ayudas directas a empresas de sectores muy afectados por la suspensión prolongada de la actividad, como es el caso de miles de hoteles.

Los medios progubernamentales, como El País y las costosas televisiones y radios oficiales pagadas por los contribuyentes, están desviando el sentido y alcance de la manifestación (que se temen masiva) hacia la descalificación de extrema derecha y hacia la de un PP seguidista de Vox. 

La realidad es otra. La manifestación es una válvula de escape de ciudadanos de cualquier ideología hartos de la impunidad política de un Gobierno prisionero de aliados a los que se indulta.

El otro gran argumento de Moncloa y de sus terminales mediáticas para demonizar el ejercicio del derecho constitucional de manifestación antigubernamental (por cierto pacífica, a diferencia de Podemos y de los separatistas) es la repetición de la foto de Colón.

Casi resulta cómico que la izquierda tenga tan sólo ese argumento frente a sus adversarios parlamentarios. La suma de las derechas es absolutamente legítima y, desde luego, constructiva comparada con este PSOE unido a EH Bildu y a partidos separatistas cuyo objetivo es la destrucción de la Nación española. 

El último movimiento de Oriol Junqueras de renunciar a la declaración unilateral de independencia tiene un doble objetivo: la libertad y el tiempo. Sánchez sólo desea tiempo. Son dos trileros dispuestos a engañar a su electorado. Junqueras, a la jauría separatista violenta; Sánchez a sus numerosos seguidores, que ansían disfrutar de las mieles del poder dos años más. 

El extraordinario periodista que fue Fernando García Tola hizo un programa muy popular en los años 80 titulado Si yo fuera presidente. Esa frase la utilizó en numerosas ocasiones José María Aznar para mostrarse como alternativa a Felipe González.

Recuerdo que Felipe González reunió diversos bancos de la época de Franco (Banco Industrial, Agrícola, de Crédito Local, Exterior) en una única entidad, Argentaria. Al día siguiente, Aznar dio el siguiente titular a la prensa de toda España: “Cuando sea presidente, privatizaré Argentaria”.

Dicho y hecho. Al día siguiente de su fundación, las grandes corporaciones sabían que Argentaria era privatizable y los bancos se fiaron más de Aznar que de González. Desde aquel titular de Aznar, tuvieron a Argentaria en su punto de mira como objeto de deseo. En 1998 la adquirió el Banco Bilbao Vizcaya.

Algo parecido podría hacer Pablo Casado con el trato de Sánchez con Junqueras para convocar un referéndum acordado con los separatistas catalanes. Decir que, cuando él sea presidente, ese acuerdo de referéndum acordado para romper la unidad de España, por inconstitucional, será nulo.

Vamos, un motivo más para ir el 13-J.

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