Opinión El merodeador

Merodeos

30 septiembre, 2016 00:40

Correa quiere beneficiarse del dinero robado

La desfachatez de Francisco Correa no tiene límites. El cabecilla de la trama Gürtel ha pedido a la Audiencia Nacional que desbloquee una de sus cuentas investigadas en Suiza para depositar 2,2 millones de euros en el tribunal a cambio de atenuar su pena. El acusado pretende utilizar su botín en beneficio propio tanto si es declarado culpable como si lo absuelven, pues en este último supuesto el dinero consignado se le devolvería. 

En su escrito, el exempresario de cabecera del PP ha alegado que quiere "proceder a la completa reparación del daño causado". Sí así fuera, Correa tendría que restituir el dinero afanado a los ayuntamientos de Majadahonda, Estepona, Pozuelo de Alarcón y a la Comunidad de Madrid -administraciones de las que se lucró-, en lugar de ofrecer un depósito al tribunal con el dinero que supuestamente obtuvo de forma ilícita.

Es verdad que el proceso no ha acabado y que no hay sentencia, pero hay indicios incriminatorios más que suficientes como para mantener bloqueadas sus cuentas. Tan importante es que los corruptos sean castigados como recuperar hasta el último euro del dinero robado: de lo contrario, cumplir la pena de cárcel impuesta puede convertirse en una forma rentable de enriquecerse robando.

El presidente catalán, al dictado de los antisistema

El presidente de la Generalitat ha salvado, como era previsible, su cuestión de confianza gracias a la ayuda de la CUP. Pero la formación antisistema ha dejado claro que su apoyo es circunstancial y tiene un alto precio. La portavoz anticapitalista, Anna Gabriel, ha subrayado que este respaldo es puntual y no lleva aparejado un voto favorable a los presupuestos de 2017. Más aún, ya ha mostrado una parte de la factura que pasará al presidente catalán al dictarle la pregunta del referéndum unilateral de independencia anunciado para septiembre de 2017: "¿Quiere que Cataluña se convierta en una república independiente? ¿Sí o no?".

Puigdemont ha ganado tiempo al salvar esta moción de confianza, pero sigue siendo rehén de la CUP. El presidente de la Generalitat no tiene garantizada la aprobación de las cuentas públicas del ejercicio próximo ni ha conseguido siquiera un mínimo compromiso de estabilidad. Al poner sobre la mesa la pregunta del referéndum, la minoría radical deja claro que controla el proceso de ruptura, por cuyo protagonismo compite con ERC. Mientras, los convergentes hacen de mera comparsa.

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