La participación de Fernando Savater en un acto previsto para este lunes junto a Albert Rivera en Bilbao y sus declaraciones en EL ESPAÑOL en las que afirma que sigue siendo de UPyD "pero Ciudadanos es la mejor opción que se presenta" en el País Vasco, dicen mucho de su coherencia, generosidad y valentía.

Savater no sólo es uno de los fundadores de UPYD, sino que cuando el partido quedó reducido a la mínima expresión, mantuvo su compromiso y fue su gran referencia en las pasadas elecciones del 26-J. Lo fácil, entonces, hubiera sido hacer mutis por el foro; como lo fácil, ante la invitación de Rivera, habría sido ponerse de perfil. No lo ha hecho.

El gesto de Savater confirma algo sabido: que el ideario de Ciudadanos es el más parecido al que él viene defendiendo en UPyD, formación que no concurre a los comicios vascos. Su apoyo, siquiera indirecto, es muy importante para las aspiraciones de Ciudadanos, que lucha por conseguir representación en el Parlamento vasco.

Frente a la actitud de Savater sorprende la de Rosa Díez, cuya meritoria trayectoria política queda deslucida por los ataques permanentes a Ciudadanos. La coyuntura política actual requiere altura de miras. No es momento de rencores ni de cobrar antiguas facturas. Savater lo ha entendido.

La jugada que baraja ETA de hacer un simulacro de entrega de armas en los próximos días para entrar en la campaña electoral no debería llevar a engaño a nadie. Tal y como hoy informamos, se trataría de hacer un simple gesto con un puñado de pistolas y poco más para favorecer los intereses de EH Bildu.

Arnaldo Otegi ya avisaba el sábado en Bilbao de que la excarcelación de los presos y el desarme de la banda sólo podrían llegar de la mano de la izquierda abertzale. Está claro que tiene influencia en ETA, pero para su desgracia los presos no dependen de él.

Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado tienen claro que cualquier entrega de armas que no incluya todo el arsenal y una rendición expresa de la banda carece de crédito. Esa es la vara con la que cualquier Estado democrático mide a los terroristas. Lo otro, lo que pretende ETA, es hacer propaganda electoral en favor de su candidato.