Opinión El merodeador

Merodeos

17 septiembre, 2016 20:56

Rajoy tira la piedra a Rita y esconde la mano

Mariano Rajoy se ha desmarcado deliberadamente de las presiones que otros miembros del Gobierno y dirigentes del PP vienen ejerciendo sobre Rita Barberá para que abandone el Senado. Preguntado al respecto este viernes, eludió en dos ocasiones pedirle que devuelva el escaño con el pretexto de que, tras haber abandonado el PP, "el presidente del partido ya no tiene ninguna autoridad sobre ella".

Luis de Guindos, Cristina Cifuentes, Pablo Casado, Javier Maroto, así como todo el PP en las Cortes Valencianas a través de una iniciativa parlamentaria, han exigido a la senadora valenciana que devuelva el acta toda vez que el Supremo va a investigar su implicación en la trama de blanqueo del grupo popular en el Ayuntamiento de Valencia.

Aunque es cierto que este episodio genera división de opiniones en Génova, donde dirigentes como Cospedal siguen protegiendo a la exalcaldesa, es impensable que una corriente de opinión tan decidida contra una dirigente histórica se haya producido de espaldas a Rajoy. Más aún cuando la caída de Barberá se ha presentado como una prueba de fuego del compromiso del PP con la ejemplaridad.

Rajoy tira la piedra y esconde la mano al animar o consentir que sus lugartenientes salgan en tromba contra Rita Barberá mientras él no se atreve. El líder del PP debería ser el principal interesado en romper lazos con ella, pues fue él quien, una vez disueltas las Cortes Generales con motivo de la convocatoria electoral de junio, le permitió blindarse en la comisión permanente del Senado para impedir que el juzgado de instrucción de Valencia que imputó a 49 de sus concejales y asesores la llamase a declarar. Sin embargo, prefiere pasar de puntillas y hace como si el caso no fuese con él. O la teme o su apuesta por la regeneración no es tan firme como quiere hacer creer. O ambas cosas.

Más en opinión

Blog del Suscriptor
Rusia vota, gana Putin

Rusia vota, gana Putin

Anterior
Ilustración: Tomás Serrano

Luis de Guindos, amenaza cumplida

Siguiente