Opinión El merodeador

Merodeos

3 septiembre, 2016 01:07

Puertas giratorias con nocturnidad y alevosía

La decisión del Gobierno de proponer a José Manuel Soria como candidato a ocupar un puesto ejecutivo en el Banco Mundial es una desvergüenza, tanto por el fondo como por la forma.

Quien ha tenido que abandonar la cartera de ministro y todos sus cargos políticos por estar bajo sospecha no es digno de representar a España en los organismos internacionales. Soria tuvo que renunciar al Ministerio de Industria cuando fue incapaz de explicar sus intereses en sociedades radicadas en paraísos fiscales.

Pero si su nominación ya es en sí una obscenidad, tanto o más las formas y el momento elegidos. El anuncio de la propuesta de Soria se ha hecho público justo después de que concluyera el debate de investidura, con el propósito evidente de evitar que la oposición pudiera echarle en cara a Rajoy esa decisión.

Y llueve sobre mojado. Porque ya fue un escándalo que para hacerle un favor personal a Wert, se le hiciera embajador de España en la OCDE. Lo de Soria es mucho más grave, porque es un político marcado y porque su caso es la prueba de que el PP, pese a sus promesas de regeneración, sigue recurriendo a las puertas giratorias, con nocturnidad y alevosía.

El perdón de Rivera sí es nueva política

La disculpa pública y solemne que desde la tribuna del Congreso expresó Albert Rivera por el nuevo fracaso en el intento de alumbrar un gobierno, es un gesto sin precedentes en España. Nunca antes un líder político se había dirigido así a los ciudadanos para ofrecer sus excusas.

Tras dos elecciones y otros tantos intentos de investidura fallidos, la clase política está más desprestigiada que nunca. Las palabras de Rivera tienen un enorme valor y simbolismo, y son una muestra de responsabilidad frente al descontento de los ciudadanos.

Ese paso sí es un reflejo de la nueva política, que contrasta con los gestos vacíos de otros y también con la tradicional soberbia de los viejos partidos. Rivera ha demostrado además una gran habilidad política, ya que su disculpa a los españoles deja en evidencia a Rajoy y a Sánchez, que son quienes realmente deberían excusarse pues son ellos los que tienen la llave de la gobernabilidad.

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