Opinión El merodeador

Merodeos

20 febrero, 2016 02:27

Otro desplante de Rajoy a la Casa Real con la investidura

El presidente del Gobierno en funciones ha vuelto a irritar, y con razón, a Zarzuela. La Constitución dice que es el Rey quien encarga la formación de Gobierno al candidato a presidente, pero no existe un protocolo sobre cómo debe conducirse el Monarca en una situación de bloqueo institucional como la actual. En lugar de ser prudente -sobre todo después de haber declinado su oportunidad como aspirante a la investidura- Rajoy se pronuncia sin pensar en qué lugar deja a Felipe VI. Lo mismo ofrece un día a Sánchez y Rivera que sean sus vicepresidentes, pasando por alto que es el turno del dirigente socialista y no el suyo, que comunica a nuestros socios europeos que habrá elecciones en junio, que da por sentado que el Rey le pedirá la semana próxima que vuelva a tomar la inciativa. Todos estas declaraciones, que minusvalora el papel de la Monarquía en el proceso de investidura, también han sido criticados entre bastidores por el PSOE, desde donde se reprocha al presidente que trate a jefe del Estado "como si fuera un becario".

El Rey queda desprotegido ante las pitadas organizadas

Con el archivo de la querella presentada por varias asociaciones tras la pitada al himno en el final de la Copa del Rey de 2015, la Audiencia Nacional deja sin protección penal efectiva a Felipe VI ante este tipo de ofensas premeditadas. El magistrado Fernando Andreu, en contra del parecer de la Fiscalía, apela a la libertad de expresión y repite los argumentos esgrimidos hace unos años por su colega Santiago Pedraz para calificar simplemente como "desagradable" el abucheo al himno y descartar posibles delitos de injurias y ultrajes al Rey y los símbolos. El carpetazo del juez no servirá de acicate a los clubes para que se responsabilicen de lo que hacen los elementos más exaltados de sus aficiones en los estadios, ni tampoco disuadirá a los radicales -más bien lo contrario- de orquestar nuevas afrentas. En adelante, el Rey deberá decidir, según las circunstancias, si acude o no acude a presidir este tipo de encuentros deportivos que sirven de reclamo a organizar manifestaciones multitudinarias de desprecio.

Una ofensiva que marca un punto de inflexión frente al Estado Islámico


El bombardeo este viernes de un campo de entrenamiento del autodenominado Estado Islámico en Libia marca un punto de inflexión en la estrategia de la comunidad internacional en la guerra contra el principal grupo terrorista del planeta. Esta ofensiva da sentido a la advertencia lanzada por Barack Obama hace una semana, cuando aseguró que EEUU atacaría al EI "allá donde esté" como antes hizo con Al Qaeda. La operación tenía un doble objetivo: acabar con el terrorista que perpetró los atentados de mayo y junio en Túnez, en los que murieron 60 personas, e impedir la expansión del EI a un enclave crucial para exportar la yihad por el Mediterráneo. En el bombardeo fallecieron decenas de terroristas y sus familias. Los aliados tratan por todos los medios de evitar que el EI extienda su califato más allá de Siria, un objetivo para el que resultan tan importantes las ofensivas militares como las políticas.

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