La conmemoración del IV Centenario de la muerte de Cervantes empieza con un retraso preocupante y mal, por mucho que José María Lasalle, máximo responsable de la comisión encargada, achaque a la "ansiedad informativa" de los periodistas las dudas razonables sobre el programa. Este martes se han aprobado sólo 60 de las 229 actuaciones previstas y, lo que es peor, aún no se han asegurado los fondos necesarios para sufragarlas. Resulta llamativo que el mismo secretario de Estado de Cultura que quiso sacar adelante una ley de mecenazgo no haya sido capaz de lograr patrocinadores para celebrar el aniversario como se merece. Aunque Lasalle ha prometido exenciones fiscales del 90% a quienes decidan hacer donaciones para el centenario, delega en las distintas instituciones y administraciones vinculadas a las actividades la captación de éstas contribuciones. La dejación de responsabilidades y la improvisación son tan evidentes que resulta imposible confiar en que los actos estén a la altura del más celebre escritor en español de todos los tiempos.

Aunque el copresidente del Deutsche Bank, John Cryan, haya intentado tranquilizar a sus clientes e inversores este martes, después de haber registrado pérdidas superiores a los 6.700 millones de euros en 2015, la caída en Bolsa del mayor grupo bancario alemán sigue arrastrando a los parqués europeos. El Ibex, con dos días consecutivos en números rojos y un desplome acumulado del 17% desde enero, está siendo uno de los mercados de valores más castigados por la tormenta perfecta que sacude a la economía mundial. Las dudas sobre las tasas de morosidad de los bancos italianos, la desconfianza sobre el crecimiento de China y el lastre que para las economías emergentes supone el desplome continuado del precio del crudo agravan la desconfianza de los inversores, lo que está disparando la prima de riesgo española por encima de los 150 puntos. La recuperación española es demasiado débil como para no verse seriamente afectada por el contexto internacional, y máxime cuando la sombra de Lehman Brothers se cierne sobre una de las principales entidades financieras de Europa. Nuestra inestabilidad política tampoco ayuda a contrarrestar estos factores.

Según los datos facilitados por el Congreso de los Diputados a EL ESPAÑOL, una parte de los parlamentarios de Podemos en la Cámara Baja no se han adherido al código ético que ellos mismos aprobaron a principios de enero. Todos los representantes de la formación que lidera Pablo Iglesias se comprometieron a renunciar a “privilegios como las pensiones a exparlamentarios, el pago de Internet en el domicilio o la tarjeta de 3.000 euros para taxis”. De este último requisito quedaban extentos solamente los representantes de Baleares y las Islas Canarias. El pasado 13 de enero, EL ESPAÑOL realizó una petición de información a las Cortes sobre los dispositivos y servicios del llamado kit del diputado de cada partido. La información que este órgano ha mandado de vuelta este martes demuestra que, en contra de su propio discurso, 29 de los representantes de Podemos solicitaron el suculento bonotaxi. Este partido quiso diferenciarse de la casta con una resolución que nadie le obligó adoptar. Ahora sus diputados incurren en la hipocresía al aceptar las prebendas que criticaron.