Era de temer que sucediera pero no por eso impresiona menos. En la Francia republicana, cuna de tantas libertades, cofundadora de la UE, ha ganado por primera vez a nivel nacional un partido reaccionario, antieuropeo y xenófobo como el Frente Nacional. Se trata sólo de la primera vuelta de las elecciones regionales en un país con pocas competencias transferidas pero el valor simbólico de la victoria del partido de Martine Le Pen es insoslayable, al tratarse de la primera cita con las urnas tras los atentados yihadistas de hace tres semanas en Paris. Tanto Sarkozy como Hollande deben ser conscientes de que si no plantean políticas eficientes en la lucha contra el Estado Islámico, la ultraderecha encauzará el temor popular hacia el rechazo a los inmigrantes con las presidenciales de 2017 en el horizonte.

Como es lógico, todos los partidos políticos reservan en sus programas electorales un espacio a las Fuerzas Armadas. Se trata de un colectivo estratégico para cualquier país que, además, incluye a 133.000 familias en España. La experiencia de los últimos años demuestra, en cambio, que ese interés se esfuma después de los comicios. La Defensa es un área que viene siendo postergada por los gobiernos, y que en tiempos de crisis sufre particularmente los recortes. Ello es así pese a que las misiones internacionales y la creciente amenaza yihadista obligan a tener unos ejércitos preparados. Hemos denunciado que el material con el que operan nuestras tropas está anticuado y hemos publicado que los soldados de élite que se entrenan para combatir a las amenazas extremas no llegan a cobrar ni mil euros al mes. En el análisis que hoy realizamos sobre las diferentes propuestas que los partidos dedican a las Fuerzas Armadas, las del PP son las menos ambiciosas. No es ninguna sorpresa: es coherente con la política que ha llevado a cabo Pedro Morenés al frente del Ministerio de Defensa.

En vísperas del debate que este lunes celebrarán los tres candidatos de PSOE, Ciudadanos y Podemos con Soraya Sáenz de Santamaría por la ausencia de Rajoy, ha surgido una campaña mediática desde el entorno del PP para acusar a Albert Rivera de querer formar un tripartito con Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Si el debate en sí ya es una trampa, los titulares en los que se cambian las palabras de Rivera para que digan lo que él no dice ya entran dentro de la más pura manipulación. El propio Rivera desmintió la portada de La Razón en la que se le hacía afirmar: "Sería presidente con el apoyo de Sánchez e Iglesias". El periódico tuvo que corregir el título en su edición digital, pero después volvió a recuperar el original. Los nervios por el ascenso de Ciudadanos en las encuestas han llevado al PP a embarrar el campo desde los medios de comunicación en los que puede ejercer influencia. Habrá que esperar para saber si en el debate a cuatro que le han preparado, Sáenz de Santamaría utiliza el argumento fraudulento del tripartito para presentarse como víctima de una operación fantasma que no pasa de ser una patraña.