Las elecciones del 20-D son unas de las más importantes de nuestra democracia, pero de los casi dos millones de personas que estaban llamadas a votar desde el extranjero tan sólo el 7,6% podrá hacerlo. En los anteriores comicios generales, esta cifra fue del 9%. Desde el 2011, año en que el Gobierno de Zapatero modificó la ley del régimen electoral, el porcentaje de españoles que consigue votar fuera del país se ha reducido drásticamente. Con este cambio legislativo, quienes residen en el extranjero ya no pueden emitir su voto directamente en el consulado, sino que deben solicitarlo con anterioridad. A esta nueva dificultad se suma la falta de información y lo engorroso del proceso, por lo que en muchas ocasiones las papeletas no llegan a tiempo aun después de haberlas pedido. El Gobierno de Rajoy ha tenido cuatro años para cambiar un procedimiento largo e ineficaz que priva a muchos españoles de un derecho fundamental. Al mantener esta normativa dificultan su voto. Muchos de los perjudicados reúnen seguramente motivos para castigar a una administración que no ha sabido generar suficientes oportunidades laborales en su país.

Ciudadanos debe redoblar sus esfuerzos para garantizar la transparencia de sus primarias si quiere abanderar la regeneración política. EL ESPAÑOL ha constatado que el proceso en el que resultó designada candidata a la Presidencia de las Cortes de Aragón Susana Gaspar estuvo plagado de irregularidades. Otro tanto ocurrió en las votaciones previas a la elección de los aspirantes al Congreso de los Diputados y al Ayuntamiento de Zaragoza. Las afiliaciones en bloque, la inscripción de personas sin su consentimiento y la invención de militantes son algunas de las tretas empleadas para adulterar los resultados. La falta de control sobre el censo y el sufragio telemático han facilitado la picaresca. Como primeras medidas, la dirección nacional tiene que revisar su protocolo para admitir a nuevos militantes y extremar los controles en las votaciones a través de internet. Ni la inexperiencia ni el crecimiento meteórico de este partido pueden servir de excusa. El partido de Albert Rivera debe su éxito, en buena medida, a la ilusión que genera su compromiso por la regeneración, así que es lógico que se le mire con lupa.

El Fondo Monetario Internacional, que dirige Christine Lagarde, reconocerá el yuan como divisa de reserva junto al dólar, el euro, la libra esterlina y el yen japonés. El peso creciente de la moneda china en los mercados financieros es indudable: en este sentido es lógico que la moneda china pase a formar parte, oficialmente, de la cesta de Derechos Especiales de Giro. Sin embargo, existen dudas motivadas sobre si el yuan cumple los requisitos para ese reconocimiento pues su tipo de cambio sigue dependiendo en buena medida de las decisiones del Gobierno de Pekín. Basta recordar cómo China maniobró para devaluar su moneda este verano, con el objetivo de ganar competitividad, para afirmar que el gigante asiático dista mucho de ser una economía abierta. El efecto inmediato que ha tenido este anuncio en los mercados ha sido que el euro y la libra han pasado de representar el 48,7% de la cesta de reservas al 32%. Es decir, la UE ya ha perdido peso económico, y por tanto influencia política, dentro de una institución determinante para la evolución de la economía mundial.