La entrada de Gestamp, fundada por Francisco José Riberas, en la multinacional de las renovables Abengoa supone una de las operaciones empresariales más importantes de los últimos meses. La clave del rescate no radica tanto en la magnitud de la capitalización acordada, similar al valor en Bolsa de la compañía controlada hasta ahora por la familia Benjumea (cerca de 900 millones), como en el alivio que procurará a sus principales acreedores: HSBC, Santander y Credit Agricole. Que los Riberas se hagan a cargo de la gestión es una buena noticia para la banca y para el sector renovable. Hasta este verano, Abengoa estaba al borde la quiebra tras una errática política de inversiones fallidas, principalmente en termosolares y desaladoras. Su deuda financiera era de unos 9.000 millones, pero el endeudamiento de sus macroproyectos supera los 20.000 millones. Por contra, en sólo dos décadas Gestamp se ha convertido en un gigante de la automoción y el acero, con la mirada puesta también en las renovables. Es el caballero blanco perfecto para asumir un papel de liderazgo en un sector tan complejo como necesario.

La Agencia Mundial Antidopaje, que dirige Dick Pound, ha pedido la expulsión de la Federación Rusa de Atletismo de todas las competiciones tras una investigación que pone al descubierto una trama de dopaje de Estado. La filtración de los análisis de sangre de más de 12.000 atletas en agosto puso en evidencia que muchos de los más laureados entre 2001 y 2012, principalmente rusos, ganaron sus medallas dopados. Pound encomendó entonces la elaboración de un informe cuyo resultado amenaza con convulsionar el deporte internacional a pocos meses del Mundial de Pista Cubierta y de los Juegos Olímpicos de Río. La Agencia atestigua el dopaje sistematizado de los atletas rusos, acusa a los servicios secretos de Putin de coaccionar a los responsables del Laboratorio Antidopaje de Moscú para ocultar positivos y denuncia una red de extorsión vinculada a exresponsables de la Federación Internacional de Atletismo. Más de 200 medallas están bajo sospecha. A la corrupción el FIFA se une ahora este escándalo en el atletismo. El único modo de limpiar la imagen del deporte es adoptando medidas ejemplarizantes.

A falta de los resultados definitivos, los últimos sondeos dan como ganadora de las elecciones en Birmania a la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi. A pesar de su previsible victoria, 'La señora', como se le conoce por su resistencia al régimen militar que sojuzgó al país durante cinco décadas -hasta 2011-, no podrá ocupar la presidencia. La Constitución se lo impide debido a la nacionalidad extranjera de sus hijos, según una barrera legal que el Parlamento prorrogó este verano para, precisamente, bloquear su carrera política. Suu Kyi, que sufrió quince años de arresto domiciliario, se ha comprometido a "gobernar en la sombra" si su partido es el más votado. Este nuevo desafío ha extendido el temor a una nueva asonada militar como la que interrumpió el proceso electoral en 1990. Birmania se juega en los próximos días la consolidación de su transición democrática. La valentía de la líder de la oposición hace soñar a los birmanos con la posibilidad de encauzar de una vez su camino a la modernidad.