Seguimos con las constelaciones para contaros la leyenda de una que, a pesar de no poder verse completa desde España, merece que conozcamos su historia.

Se trata de la constelación del lobo, también conocida como Lupus, que hace referencia al rey de Arcadia, un hombre que llegó a cometer grandes atrocidades en nombre de la religión, por lo que fue castigado por Zeus, que lo transformó en este animal y después incendió su castillo.

Con esto mostramos que, a pesar de la crueldad que muestra en otras de las leyendas que os hemos contado en esta sección, en muchas ocasiones Zeus se comportaba como un dios justo, deteniendo las locuras de dioses y mortales.

La historia de Licaón, el rey que formó la constelación del Lobo

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Licaón  fue un rey de Arcadia, conocido por su cultura y religiosidad. Tal era su religiosidad que mandó erigir un templo en honor a Zeus, al que veneraba tanto que lo agasajaba periódicamente con ofrendas. Pero estas ofrendas no eran flores ni regalos, sino verdaderos sacrificios humanos.

Estos sacrificios se le fueron de las manos de tal manera que llegó un punto en que asesinaba a todos los extranjeros que llegaban a su reino para ofrecérselos después al padre de los dioses griegos.

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Lógicamente, la historia llegó pronto a los oídos de Zeus, que montó en cólera al saber que alguien cometía tales asesinatos en su nombre, por lo que decidió acudir a castigarlo. Para ello, tiró de su afición a los disfraces y las transformaciones y se hizo pasar por un peregrino que se encontraba de paso por la ciudad en la que residía Licaón.

Entonces, como había hecho con todos los que llegaron antes que él, el rey quiso asesinarlo, pero escamado por la posibilidad de que se tratase de un impostor, decidió probarlo primero, sirviéndole para comer la carne de un esclavo.

Y esa fue la gota que colmó el vaso para que Zeus estallara, convirtiéndole , quemando su palacio y convirtiéndolo en lobo, dando lugar a la primer historia conocida sobre hombres lobo.

El castigo ejemplar que recayó sobre los hijos de Licaón

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Se dice que Licaón tenía hasta cincuenta hijos, todos ellos engendrados con mujeres diferentes, y que eran conocidos por su insolencia y su falta de piedad.

Esto llegó también hasta Zeus, que acudió a hacerles una visita con el fin de comprobar si los rumores eran ciertos. Una vez allí, comprobó que todo lo que había oído se quedaba corto, pues su maldad era tal que habían llegado a matar a uno de sus hermanos, llamado Níctimo.

¡Faltaría más! Zeus cayó preso de la ira de nuevo y transformó a todos ellos en lobos, devolviendo a la vida a Níctimo, que se convirtió en el nuevo rey de Arcadia.

Y así fue como alguno de esos lobos fue enviado al firmamento, para que nadie olvidara el castigo ejemplar de Zeus, que no soportaba que nadie matase en su nombre.

Imagen: Astrofotos Colombia