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Los peligros de la sal común... en las inundaciones

8 noviembre, 2012 20:29

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En las últimas semanas el Huracán Sandy ha pasado por Estados Unidos provocando serios destrozos. A pesar del paso de los días, la ajetreada ciudad de Nueva York todavía no ha podido recuperarse totalmente y varias líneas de metro siguen cerradas. Se calcula que las reparaciones pueden durar meses.

Por otro lado, este pasado fin de semana ha habido lluvias torrenciales en Jaén (España) que han provocado el desbordamiento de los ríos causando inundaciones y destrozos en varios pueblos, como Linares. Sin embargo en pocos días la rutina ha vuelto a la normalidad.

En estos dos casos los periodos de recuperación tras la inundación son diferentes, es obvio que en una ciudad grande como Nueva York, con todo ese recorrido de túneles subterráneos, se requerirá mayor tiempo para limpiar todo que en una ciudad de 100 mil habitantes como Linares. Sin embargo, si ajustáramos el tiempo de recuperación a la superficie de ciudad, comprobaríamos que la limpieza y recuperación de Nueva York está siendo extremadamente lenta en comparación con la de Linares.

El motivo es un compuesto químico que esta presente en la cocina: la sal común.

En una tormenta habitual, el agua que cae de las nubes en forma de lluvia ha sido evaporada del agua del mar. Aunque en el agua del mar se hallen diluidas un gran número de sales, al evaporarse sólo asciende y forma la nube el agua pura. Por eso la lluvia únicamente esta formada por agua destilada, sin ninguna sal, y las calles de Jaén se llenaron por tanto de agua dulce.

No obstante el Huracán Sandy es diferente a una tormenta normal. Los huracanes se forman debido a una extrema diferencia de temperatura entre la atmósfera y el mar. Si el mar está “muy caliente” (a unos 26º C) el vapor de agua asciende hasta los 15 km para formar nubes de tormenta, pero a esa altura el aire esta frío, lo que provoca el descenso de la nube. Este ciclo de subida y bajada combinado con la rotación de la tierra provoca la formación de un huracán, con vientos de hasta 200 km/hora. Aunque las nubes del huracán sean de “agua dulce”, el viento lleva agua del mar (no evaporada, sino arrastrada), de manera que al entrar en tierra descarga una tormenta de agua salada.

Esta agua salada es realmente problemática en una inundación. La principal sal disuelta en el agua de mar es el cloruro sódico, también llamada sal común, y es la que usamos en alimentación. Al disolverse deja átomos de sodio y cloro cargados eléctricamente. Estos iones son capaces de participar en un gran número de reacciones químicas con otros compuestos,pudiendo reaccionar y alterar la composición del hierro, acero, zinc, cemento, el aislante de los cables, afectando a la integridad de un edificio. Además, el agua salada conduce la electricidad, por lo que puede provocar cortocircuitos. Aclarar que aunque el agua pura no conduce la electricidad, el agua del grifo sí, ya que se disuelven diversas sales en el proceso de potabilización.

El agua salada es capaz de debilitar edificios enteros, lo único que necesita es tiempo para reaccionar químicamente, por eso la limpieza es de tanta urgencia en Estados Unidos. Sin embargo no es tarea fácil, si la inundación es de agua dulce es (relativamente) simple extraer el agua con ayuda de bombas y secar y limpiar el desorden. Con agua salada debes extraer el agua, limpiar con agua dulce todo (provocando una segunda inundación) y finalmente extraer el agua, tardando más tiempo. Además después hay que hacer un estudio de la estabilidad de todos los edificios.

Como se puede imaginar, el problema realmente importante ocurre en el metro, ya que de su estabilidad puede depender la de los edificios y calles. Por eso se está investigando alguna solución para que la sal no pueda entrar en el metro. Actualmente no hay ningún equipamiento ni tecnología que lo haga, así que la solución más cercana sería reestructurar todos los túneles de metro para que sean herméticamente cerrados, pero el coste es excesivo, así que realizan pequeñas soluciones baratas como elevar las rejillas de ventilación para dificultar la comunicación del agua entre túneles.

Lo que está claro es que la reparación de los daños ocasionados por el Huracán Sandy va a salir muy cara. Quizá muchos neoyorquinos decidan mudarse a Linares.

Fuente | Popular Science

Foto | Inhabitad