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Aprender mientras duermes es posible

27 agosto, 2012 17:41

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Seguro que alguno, al leer el título, ya se estaba frotando las manos pensando en aprobar los próximos exámenes echándose a dormir cuantas más horas mejor. Ojalá, yo sería el primero en probar el método, pero las cosas no funcionan así, por desgracia. Sin embargo, si que esta demostrado en varios experimentos que comentaré a continuación que una buena noche de sueño reparador, o incluso una buena siesta, nos ayuda a retener conceptos y nuevos conocimientos, además de ayudarnos a ser más creativos.

Para empezar, debemos diferenciar las dos grandes fases del sueño. Por una parte esta la famosa fase REM (o de movimiento ocular rápido), y por otro, la fase No REM o NREM, la cual se divide en inicio, sueño ligero y sueño profundo. La NREM es la primera gran fase, y posteriormente, tras unos 90 minutos, se activará la fase REM, que dura unos 30 minutos, para luego pasar otra vez a la fase NREM, y así, ciclo tras ciclo (una noche tiene entre 4 y 6 ciclos del sueño).

Soñar es importante para aprender:

Según un estudio realizado en 2010 por la Universidad de Harvard, soñar es importante para reorganizar el material nuevo aprendido (si ya lo decía yo, cuando te entra el sueñecito estudiando lo mejor es una buena siesta, y no el café asqueroso típico de las cafeteras automáticas de la universidad…). En el estudio participaron 99 estudiantes a los que se les enseñó a pasar por un laberinto virtual durante una hora. A la mitad de ellos se les dejó dormir 90 minutos y a la otra mitad se les dejó descansar, pero sin dormir. Posteriormente, cuando ya había pasado el tiempo especificado, volvieron a probar el laberinto. Y si, como ya imaginaréis, los estudiantes que más habían mejorado su rendimiento eran los que habían soñado durante la siesta, ya que habían soñado con el laberinto. No quiere decir que soñar les diera la solución, sino que su cerebro reorganizaba los nuevos conceptos aprendidos. Y todo esto ocurrió durante la fase NREM.

Las siestas, si son cortas mejor:

Otro estudio de la Universidad de Harvard examinó que ocurriría si la siesta solo duraba 45 minutos en lugar de 90. En el estudio participaron 33 estudiantes universitarios a los que se les mandó memorizar 60 palabras no relacionadas, resolver un laberinto y copiar una figura compleja. Se les examinó y luego se les dejo dormir una siesta de 45 minutos, para posteriormente repetir las pruebas. Aquellos que durmieron la siesta reforzaron su rendimiento. Pero eso si, la siesta no ayudo a los que ya tenían malos resultados en las primeras pruebas antes de dormir.

Las microsiestas también cuentan:

Seguro que alguna vez os habéis encontrado de repente con que os habéis dormido apenas 5 minutos, porque simplemente no tenéis tiempo para más. Pues bien, en 2008, en Alemania, se comprobó que esto también ayuda, ya que se hizo un experimento con 44 estudiantes universitarios a los que se les dió una lista con 30 palabras para memorizar en solo dos minutos. Una hora después se les volvió a probar, pero algunos de ellos no durmieron durante esa hora, otros solo durmieron 6 minutos, y otros durmieron una media de 36 minutos. El primer grupo, el que no durmió, recordó una media de menos de 7 palabras; los que durmieron seis minutos recordaron una media de 8 palabras, y finalmente, los que durmieron más, recordaban unas 9 palabras. Puede que sea un cambio insignificante, pero ahora ya tenéis excusa para echar un sueñecito durante las horas de biblioteca…

La fase REM ayuda a la creatividad:

Si los anteriores estudios comentados nos dicen que la fase NREM ayuda a la memoria y al aprendizaje, el que os contaré ahora nos cuenta que la fase REM ayuda a la creatividad a la hora de resolver problemas.

Según este estudio, realizado en California, se les dió a 77 voluntarios una serie de problemas creativos y se les pidió que pasaran la tarde pensando como resolverlos antes de las 17:00 de la tarde. Un grupo de ellos pensó los problemas sin dormir, y otros pudieron hacer la siesta. Aquellos que tuvieron las siestas más largas (más de 90 minutos, ya entrando en la fase REM) mejoraron su rendimiento para resolver los problemas hasta un 40% respecto a los que no habían dormido, y respecto a los que si habían dormido pero no habían llegado a la fase REM.

Olor y aprendizaje:

Finalmente, según un estudio publicado ayer mismo en Nature Neuroscience, realizado por Anat Arzi, del Instituto Weizmann de Ciencia en Rehovot, Israel, podemos aprender mientras dormimos mediante olores, ya que se ha intentado por vía verbal pero no ha surtido efecto. Este equipo de investigadores juntó olores con diferentes sonidos y, posteriormente, descubrieron que cuando los voluntarios estaban despiertos y oían esos mismos sonidos podían provocarles diferentes respiraciones, tal como habrían hecho los diferentes olores liberados. De momento se ha pensado en aplicaciones de este descubrimiento para la gente con apnea del sueño (individuos que no respiran bien mientras duermen), pero es curioso todo lo que podemos llegar a hacer simplemente durmiendo.

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Vía: New Scientist / Healthy Living