Desde la clara desventaja que le otorgan las encuestas, Jeremy Corbyn estaba destinado a obrar una remontada retórica ante Boris Johnson en el primer debate de las elecciones anticipadas en el Reino Unido. Muy al contrario, el primer ministro británico ha logrado acorralar al líder laborista en el monotema de esta nueva cita con las urnas: el interminable culebrón del brexit.

Johnson se ha presentado como el único candidato capaz de "acabar con el bloqueo parlamentario liderado por los laboristas" para llevar a cabo la salida de la UE, retrasada otra vez hasta el 31 enero tras el enésimo recital de votaciones contradictorias en la Cámara de los Comunes.

El candidato conservador ha conseguido vender sin problemas su discurso victimista. Sin él, ha venido a decir, el ingobernable Parlamento británico eternizará aún más el espinoso divorcio. Johnson ha prometido en directo que todos sus parlamentarios aprobarán -esta vez sin fisuras internas- el plan de retirada acordado con Bruselas.

Johnson y Corbyn contraponen sus planes para salir del laberinto del "brexit"

Del otro lado, Jeremy Corbyn ha pagado caro sus volantazos en el pasado con el brexit. El líder laborista ha prometido entre risas del público que negociará un acuerdo de salida "muy bueno". El plan de los laboristas es un nuevo referéndum para ratificar ese futuro acuerdo de salida -que sería el tercero tras el negociado por May y Johnson- o revocar el brexit y quedarse en la UE.

Ante las insistentes preguntas de Boris Johnson sobre si hará campaña por el brexit o no, Corbyn ha evitado responder y se ha limitado a puntualizar que respetaría lo que digan las urnas en ese hipotético plebiscito. El premier británico también ha acusado al veterano laborista de tener "pactos ocultos" con los nacionalistas escoceses, que podrían tener la llave de Downing Street en los comicios del 12 de diciembre

Corbyn ha negado la mayor pero tampoco ha sabido defenderse con claridad ante un sólido Johnson, que le ha recordado que Nicola Sturgeon, ministra principal de Escocia, "no facilitará un gobierno laborista" si sobre la mesa no hay otro referéndum de independencia. 

Casi nada le ha salido bien al único candidato que puede desalojar a Boris Johnson de Downing Street. Concentrado en ganar el segundo tiempo más centrado en las políticas sociales y la igualdad, Corbyn ha patinado al acusar al primer ministro de tener una hoja de ruta para privatizar la sanidad pública y "venderla a EEUU". "Eso es un delirio y un invento sin sustancia", ha zanjado el líder conservador. 

Atropellado por lo encorsetado del formato del debate -sólo 50 minutos de duración-, las interrupciones de una desbordada moderadora y los gritos y abucheos del público presente, Corbyn no ha sido capaz de desplegar su experimentada oratoria contra un candidato que en teoría era pésimo en los debates televisados.

Tan solo una pregunta de uno de los asistentes del público resume el cara a cara y, de paso, el estado actual de la política británica: "¿Pueden confiar los electores en que alguno de ustedes nos sacará del gran follón en el que nos han metido?". 

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