Las dos actrices posan para Magas.

Las dos actrices posan para Magas. Esteban Palazuelos

Protagonistas

Maribel Verdú y Mariela Garriga arrasan como agentes militares: así hicieron juntas "la mejor ficción en años"

Las actrices triunfan con la serie 'Cuando nadie nos ve', de Max, ambientada en la Semana Santa. El New York Times habla de uno de los mejores dramas criminales. 

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El sonido de las pisadas de dos mujeres caminando juntas por un estrecho pasillo llega hasta la puerta de entrada del lugar en el que Maribel Verdú (Madrid, 1970) y Mariela Garriga (La Habana, 1989) se encuentran. El frontón Beti Jai es un singular rincón del barrio de Chamberí y quizás una metáfora perfecta para la interpretación: es bien sabido que se trata de un juego en el que son necesarias al menos dos voces participantes, dos impulsos que vayan sumando alternativamente su energía con cada rebote, aprovechando cada una la fuerza de la anterior.

Reabierto al público recientemente, este espacio deportivo tuvo, además, muchos otros usos, siendo también taller de coches, comisaría de policía, almacén de objetos de cartón piedra e incluso cárcel. Así, tal y como la historia de los lugares en la vida real se reescribe una y otra vez, este dúo de mujeres extraordinarias, con una química evidente, habla a Magas del thriller que protagonizan, Cuando nadie nos ve, de Max, estrenada a principios de marzo y que acaba de culminar con unanimidad en la crítica. El New York Times ha llegado a calificarla como "uno de los mejores dramas criminales extranjeros en mucho tiempo: enfocada, hermosa, sólida pero artística". 

Desde luego, es difícil imaginar un momento en el que nadie las vea, porque juntas suman una videogenia y una energía femenina estratosféricas. Maribel es de las intérpretes españolas con una trayectoria más coherente. Respetada por el público y la crítica, lleva décadas en una constante búsqueda de la excelencia en el cine y el teatro.

Maribel Verdú, en en el frontón Beti Jai de Madrid., con chaqueta de piel de Hugo Boss y vaqueros de Zara.

Maribel Verdú, en en el frontón Beti Jai de Madrid., con chaqueta de piel de Hugo Boss y vaqueros de Zara. Esteban Palazuelos

Autodidacta, con más de 70 películas y dos Goya, es Premio Nacional de Cinematografía y Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes 2024. La actriz predilecta de directores como Guillermo del Toro o Francis Ford Coppola comenzó a trabajar, curiosamente, a la misma edad que su compañera Mariela, con 13 años, en una serie de televisión de misterio, La huella del crimen. Ahora forma parte de la Academia de Cine de Hollywood.

Garriga tiene triple nacionalidad: cubana, italiana y estadounidense. Es trilingüe, cercana, sonriente, inaudita... Habla español, inglés e italiano indistintamente en la misma frase. Con una carrera meteórica, que arrancó en la adolescencia con la moda, vive ahora en Los Ángeles convertida en una estrella a ambos lados del océano, con bombazos allá como las dos próximas entregas de Misión Imposible junto a Tom Cruise y propuestas en este continente como la serie que coprotagoniza con Verdú; Close to Me, una película con Ricardo Scamaccio; o Zeta, con Mario Casas y Luis Zahera, además de varios proyectos para filmar este año.

En Cuando nadie nos ve, Maribel es una sargento de la Guardia Civil que investiga una muerte que sucede durante una procesión de Semana Santa. Mariela da vida a una agente especial del ejército de Estados Unidos que persigue la pista de un soldado desaparecido. Y, de repente, ambos caminos se cruzan.

Para Verdú, su personaje es una especie de Clint Eastwood en mujer, "aunque teníamos referencias de varias interpretaciones, como Jodie Foster en True detective. Ella es militar, muy rígida, muy estricta, y quizás lleva consigo una culpa permanente. Incluso cuando duerme mueve los ojos, no descansa nunca”.

Garriga, por su parte, señala sobre su rol que corresponde a “una mujer disciplinada, metódica y analítica que no se permite cometer errores porque es joven. En su primera misión internacional, no puede dejar que le pongan un pie encima". Y prosigue desgranando el papel: "A veces sobrerreacciona, intentando anticipar el modo de pensar de los demás, pero tiene escuela y por eso busca a Maribel, porque se da cuenta rápido de que en el ambiente de la base militar no va a encontrar lo que está persiguiendo”.   

Ambas confiesan que la experiencia de rodar con Enrique Urbizu es única y está más cerca del cine que de la televisión, pese a ser una serie. El ganador de un Goya por No habrá paz para los malvados, explica la española, “tiene el mismo equipo de siempre. Lleva con ellos y ellas más de 30 años, desde operadores de cámara a iluminadores, y eso crea un ambiente único, de familia. No voy a olvidar nunca esta producción”.

Las dos actrices confirman que han creado un vínculo especial. Maribel es buena amiga, explosiva, feliz, positiva y libre. Nos llamábamos por la noche el día anterior, repasábamos la escena y llegábamos como dos niñas chiquitas, dos estudiantes en el primer día de su escuela de teatro. Resaltaría su deseo de seguir aprendiendo. Pese a la gran carrera que tiene, quiere avanzar más y más. Eso es muy inspirador, porque yo tengo mucha menos experiencia", dice Mariela. Verdú interviene para añadir que lo suyo “fue amor a primera vista. Ella es muy prudente, muy bonita, muy buena y generosa; una gran compañera. Su personaje es complementario del mío en cierto modo".

Para Verdú, con una visión humanista del cine, la interpretación consiste siempre en un trabajo de gran importancia. “Lo hacemos porque creemos en ello. No me imagino que exista ninguna actriz o actor que no se comprometa a tope con cada proyecto. Es tan vocacional lo nuestro… No puede ser de otro modo. Se me quedaron grabadas unas palabras que dijo Antonio Banderas cuando le di el premio Fotograma de Plata: ‘Soy actor por los actores y las actrices’. Y es un poco así. Hacemos una gran labor, cada película o serie, si lo piensas, existe gracias a nosotros. Conectamos con la gente. Viendo una ficción te emocionas, sientes y sales de ti. Y eso, en cierto modo, puede ayudarte. Mira durante la pandemia...”, recuerda la intérprete.

Mariela Garriga lleva  top de cuello alto  de Magda x H&M  y falda en denim  de Pedro del Hierro.

Mariela Garriga lleva top de cuello alto de Magda x H&M y falda en denim de Pedro del Hierro. Esteban Palazuelos

Garriga apunta que la serie Cuando nadie nos ve contiene escenas de gran potencia visual y contrastes de la Semana Santa andaluza. Maribel señala que aunque su personaje es muy contenido y no lo muestra, le resultó impactante. “¡Disfruté tanto! Es maravilloso que siga habiendo cosas por descubrir, que te sorprendan. Quiero resaltar cómo el pueblo de Morón se entregó con el rodaje. Y me quedaría con un momento único: en una de las escenas había un paso de Semana Santa delante de mí y, sobre todo, me sorprendió el silencio previo a que el capataz diera la orden. Fue impresionante”, confiesa.

Maribel explica que come y bebe de “todos los que han trabajado conmigo, pero sobre todo de quien te mira o está ahí contigo en la escena. Eso es lo más importante. ¡He trabajado con actrices y actores tan buenos!”. En este sentido relata un momento concreto del rodaje de Raymond & Ray, un instante en el que Ethan Hawke y Ewan McGregor demostraron no ser el prototipo de estrella de Hollywood, sino intérpretes por encima de todo, “colocándose uno encima del otro junto a la cámara para darme el pie en una escena”.

Mariela cuenta cómo tuvo desde pequeña a su cuidado "a una prima que padece artrogriposis múltiple, una enfermedad congénita rara. Ella es mi heroína. Ahí empezó mi historia. Vivíamos en una fábrica de piezas de coches, todo el techo de encima era mi casa, con mis primas y mis tías, una familia grande en La Habana. Lo que no podía hacer ella me mandaba llevarlo a cabo a mí: escribir o saltar de los tejados. Eso me ayudó a ser quien soy”.

Y lo es tras estudiar en el Actors Studio: "Hasta donde he podido observar, creo que cada uno acaba creando su propio método con diferentes herramientas”. Ahora lleva más de dos años rodando escenas de acción para Hollywood. “No es solo la actuación, es estar ahí con intensidad, resistencia y fuerza. Yo aprendí mucho de la actriz Hayley Atwell. No se metía en la mentalidad negativa de ‘lo hice mal’, sino en la energía de ‘hagámoslo de nuevo’. Eso me encantó de ella. No importa que te equivoques. Si estás en set lo importante es volverlo a hacer”.

Y añade que “Tom Cruise es increíble. Cada cosa que dice o hace en el set supone una enseñanza para el futuro. Es capaz de estar actuando contigo y al mismo tiempo mantenerse pendiente de todo lo que está pasando alrededor. Eso me gusta mucho, es muy amable. McQuarrie [el director de Misión Imposible] y él son amigos, los considero parte de mi familia. Y con Cruise me siento tan segura… Cualquier cosa que tenga que hacer está estudiada al milímetro. Sé que no me va a pasar nada. Y eso que soy muy miedosa”.

Verdú sigue, por su parte, inmersa en una actividad de promoción. “Cada vez que puedo me mantengo en silencio. También hago meditaciones por la mañana antes de empezar el día. Ahora practico una especial que me da energía: luz azul. Aunque hagas todo lo posible, no siempre vale. Tengo mucha energía, pero me descargo… ¡lo bueno es que luego me cargo rápido!”, confiesa.

A pesar de su éxito indudable, ambas concluyen en un tono especialmente modesto. “Tengo sueños por cumplir. Mi vida está al 15% (ríe)”, afirma Mariela Garriga. “El mayor sería tener a mi familia por fin conmigo, y quiero emprender proyectos que me alimenten y me hagan crecer más, también como escritora y productora”.

Maribel Verdú ya rueda una nueva serie y después tiene otro proyecto y otro más antes de Navidad. Cree que “este año por fin voy a tener vacaciones de verano” y recomienda un libro-joya, El buda de los suburbios, en el que se describe la relación entre belleza interna y externa. La icónica actriz está convencida de que “la belleza está dentro, como la luz y la bondad. Hoy muchas veces esa virtud está poco valorada, estamos faltos de ella, de gente buena y auténtica. Cuando encuentras eso, hay que valorarlo y cuidarlo”.