Entrevista

Susana Morales, la actriz de “Cien años de soledad”: “El incesto o la endogamia ya no pasan igual, pero esta obra es una revisión a nuestras humanidades”

Entrevista

“Estamos rodeados de Úrsulas por todas partes: yo la encontré en mi madre principalmente”

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Ruvén Afanador y Camilo Bedoya

A sus veintiséis años, cree estar viviendo un sueño, envuelta en una neblina de realismo mágico. La bailarina, cantante y performer antioqueña Susana Morales fue a un casting acompañando a una amiga.

Cuando llegaron a la universidad de Antioquía, entre cientos de personas, decidió presentarse también a la prueba. No tenía nada que perder. De repente, su rostro llenó la pantalla. Era ella, Úrsula Iguarán, la matriarca, la fuerza femenina, la mujer que ayudaría a los Buendía y a todo Macondo a sobrevivir, el personaje más famoso de la ficción de su país, la protagonista y una de las mujeres literarias más conocidas del mundo. “No esperaba esto en ningún momento de mi vida. Nunca pensé que yo pudiese actuar, así se me abrió una posibilidad artística más”.

Foto uno de Susana Morales en estudio

‘Inesperado’ es la palabra que repite Susana Morales para describir su éxito mundial tras el debut interpretando el papel protagonista de la esperadísima primera adaptación audiovisual de Cien años de soledad, en el top 10 de Netflix en 193 países. Casi nada.

La familia de García Márquez había puesto dos condiciones por delante: que se rodase en el idioma original y que contuviera actuaciones locales, en muchos casos actrices y actores ‘naturales’, es decir, sin método interpretativo o amateur.

Apenas está empezando el día en Medellín cuando Susana responde alegre a la llamada de Magas. “¿El personaje de Úrsula?”, pregunta ella misma retóricamente. “Me ha abierto los ojos de una forma impresionante, en todos los ámbitos de mi vida. A nivel íntimo, me ha abierto el mundo, lo ha llenado de posibilidades de autodescubrimiento. Muchas veces pensamos que ya sabemos todo sobre nosotros, pero no. Somos un viaje sin terminar, todos los días descubres quién eres de nuevo. Eso me ha traído Úrsula”.

Foto dos de Susana Morales en estudio de retrato

Foto tres de Susana Morales en estudio de retrato

El poder de Úrsula

“Úrsula me permitió también”, añade Susana Morales, “acercarme a la maternidad, entender a mi propia madre desde otro punto de vista, y a mi hermana. Son términos muy íntimos, cotidianos. Esta resiliencia suya, ese motorcito interno que la moviliza en cada cosa, ese ejercicio es la columna vertebral de la casa Buendía y de Macondo en términos económicos, familiares, sociales, políticos, religiosos… ella es el centro organizador de toda la historia. Se va viendo más claro hacia sus años más mayores, cuando ya se asientan en la casa, pero siempre hay un espíritu en ella de recoger y cimentar el pueblo y su familia”.

“Nuestra herramienta fundamental de construcción del personaje fue el libro”, explica, “donde está perfectamente su psiquis y cómo funciona ella, y qué le alimenta la vida, pero nos preguntábamos cómo se vería ella, queríamos traerla a algo cercano y cotidiano. Queríamos encontrar [con Carlos Medina, su preparador] dónde estaban sus gestos y forma de moverse y su humanidad más tangible.

Realmente Ursula está en casi cada madre latinoamericana que intente sacar a su familia adelante, empezamos a buscarla haciendo un ejercicio de observación, buscándola en la plaza del mercado, en nuestra propia casa, caminando por ahí o en un bus, buscándola en mujeres que ves todos los días por la calle y encontramos que estamos rodeados de Úrsulas por todas partes”.

Describe así una muchedumbre de mujeres con fortaleza de carácter que han sido capaces de levantar a sus familias en su país. Cuenta cómo encontró a Úrsula “en mi madre principalmente, y en mi hermana, que son las mujeres más cercanas. En mi madre, en la forma en que ella comenzó con una empresa de confección y cómo fue avanzando en su vida. Y quizás en ese impulso de sacar a su familia adelante, ellas se olvidan de otros detalles más mínimos como estar con su familia, esto le pasa a Úrsula en ciertos puntos, porque esta es una historia de soledad, y ahí está la soledad de nuestras madres también. Me recuerda a esas formas en la que mi madre estaba y no estaba en nuestras vidas, porque estaba dándolo todo para poder traer todo a casa”.

Foto cuatro de Susana Morales en estudio de retrato

Fisicidad, gestos y danza

“Creo que la danza me permitió”, relata Susana, “hacerme cierto tipo de preguntas para este papel. Yo hago danza contemporánea hace mucho tiempo y quería saber como se vería ella, fueron preguntas desde el cuerpo, cómo se mueve y cómo camina y cómo son sus formas de estar cuando está enojada y triste, porque el cuerpo no es el mismo en cada situación. Esas preguntas fueron detonadas por este bagaje de danza que yo tenía, con el apoyo de mi coach, buscando sus preguntas clave, de cara a poder encontrarla a ella en el cuerpo”.

Para ella, todas las escenas fueron difíciles. “Todas. Empezamos con el éxodo, ese viaje que hicimos con escenas muy duras en el páramo y los pantanos, hacía mucho calor, era un montón de vestuario a 38 grados. Había escenas muy complejas a nivel emocional, recuerdo mucho una, cuando mi compañera Viña Machado llega a entregar a Arcadio como Pilar. Creo que es una historia universal muy importante para Colombia y Latinoamérica porque es el Nobel, por eso cada una la tomamos como si fuera la última y la más difícil porque era tratar de hacerlo con la mayor responsabilidad posible”.

Le gustan mucho otros personajes femeninos de la historia, como el de Amaranta. Uno de sus pasajes favoritos del libro es cuando Aureliano José dice de ella que “cuanto más se recrudecía la guerra, más la guerra se parecía a Amaranta”. Pero fue con la actriz Viña Machado, la cual interpreta a Pilar Ternera, concretamente, con quien entabló una relación más cercana. “Yo viví con Viña en la etapa del rodaje en una casa también con el actor que interpretaba a Melquíades, y nos volvimos muy cercanas ella y yo, fue un punto de apoyo para mí magnífico. Cuando me veía nerviosa me ayudaba antes de las escenas a encontrar dónde podía ser mejor”.

Foto cinco de Susana Morales en estudio
Foto seis de Susana Morales en estudio

La soledad común

Respecto al paso del tiempo, cree que lo que más diferencia al personaje al final de su vida respecto del principio, serían “las decisiones que ella va tomando a lo largo de su vida, la van convirtiendo en una mujer que se ve llevándose a sí misma a un hermetismo emocional, a la soledad. Eso creo que pasa con muchas madres y mujeres, en algún momento las mujeres necesitan sellarse a nivel emocional para poder seguir con la vida adulta que demanda cada vez más.

Le pasa igual a los hombres, nos vamos hermetizando para continuar con la tarea de habitar la experiencia de vivir, y ahí comienza la narración de la soledad de cada uno, eso me conmueve muchísimo”.

Foto siete de Susana Morales en estudio
Foto ocho de Susana Morales en estudio

Para Susana, se trata de una historia justo para esta época. “Primero a nivel técnico, es el momento en que puede llevarse a la pantalla de forma apoyándonos en los desarrollos tecnológicos. Luego, creo que es una historia universal atemporal que si bien algunas cosas socialmente ya no pasan de la misma forma, como el incesto o la endogamia, es una revisión a nuestras humanidades y a la forma que sentimos la soledad aún estando rodeados de otras personas. Eso no caduca. Es la pregunta que nos hacemos todos en algún punto de nuestras vidas y de cada personaje todos tenemos algo dentro”.

“Soy una persona muy emocional”, reconoce. Sobre su propia relación con la soledad, ella explica a Magas que “no sé si he cambiado con el rodaje de Cien años de soledad, pero sí que me han surgido nuevas preguntas. A lo mejor la percepción de que esos sentimientos de soledad creemos que son de uno, particulares y realmente la mayoría de personas en el mundo tenemos este tipo de sentimientos, eso nos hace sentirnos menos solos en nuestra soledad”.

Admiradora de la surrealista Remedios Varo, pintora amateur, ya está envuelta en nuevos proyectos interpretativos como La cordillera, recién rodada en Panamá, “un thriller que está a punto de estrenarse, una propuesta muy interesante, independiente”. Y añade que está terminando también otra película más en México “que no puedo contar mucho, una historia, en cuanto pueda decir más cositas os contaré”. La danza está, de momento, a la espera, este 2025. Y “por supuesto que me gustaría trabajar en Europa”, termina. Susana Morales, imparable, artista 360º, camina ya por la senda de la creatividad, y por casualidad.

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