La Teniente Coronel Alicia Vicente, en una foto cedida.

La Teniente Coronel Alicia Vicente, en una foto cedida.

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La Teniente Coronel Alicia Vicente, al frente de una misión en Palestina: "Necesitamos más mujeres que se atrevan"

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Decidida, valiente y comprometida con una labor de ayuda a los demás que lleva como insignia en el corazón. Alicia Vicente Expósito, teniente coronel de la Guardia Civil, ha conseguido muchos hitos en su carrera dentro de la Benemérita. Han pasado más de tres décadas de la incorporación de la mujer al Cuerpo y ha logrado conquistar un rango en el que todavía son muy pocas: fue la quinta en ascender y forma parte de ese grupo pionero en el que hay apenas una decena.

Su carrera ha ido paso a paso y ahora afronta un reto de muy especial importancia: acaba de llegar a Ramallah, tras haber sido designada por el Servicio de Acción Exterior como Consejera Senior de la misión de la UE Eupol Copps Palestina. Allí pasará un largo año, lejos de casa -deja aquí a su marido y a sus dos hijos-, pero con el firme empeño de trabajar con su equipo en un futuro mejor.

La llegada ha sido accidentada, con cambio de hotel, sin calefacción y problemas con las conexiones. Es una zona cercana al conflicto con todo lo que ello implica. Aún así, Alicia encara este proyecto "con mucha ilusión y con expectación de ver lo que me espera allí. Siempre quise embarcarme en un objetivo internacional. En este caso es una misión civil y voy a estar con otras policías de Europa. Nuestra labor es de asesoramiento para el desarrollo de la policía palestina. Voy a liderar un equipo de asesores que trabajamos dando apoyo en desarrollo internacional y recursos humanos", cuenta justo antes de partir.

¿En qué consiste exactamente la misión?

La postura oficial de la Unión Europea es que haya dos estados, uno palestino y otro de Israel. Así que, para asegurarnos de que Palestina en un futuro sea un país fuerte, con estructuras sólidas y desarrolladas que pueda desenvolverse de manera independiente, se está trabajando con la policía desde el año 2005 de una manera integral.

¿Provoca inquietud estar en una zona en conflicto?

Miedo exactamente no, porque la misión en sí no es un objetivo en el conflicto y tampoco lo es la zona donde está desplegada. Aunque trabajamos en Ramallah, residimos en Jerusalén y vamos y venimos todos los días. Ahora mismo no es un punto problemático, no está en la zona cero, pero me produce respeto porque hay ataques, aunque sean en menor número. No somos un objetivo, pero en cualquier momento podemos convertirnos en un 'daño colateral', como otros compañeros en otras misiones.

También es verdad que vamos preparados y concienciados sobre cómo actuar y qué medidas de seguridad tenemos que llevar a cabo, no para evitar que pueda pasar algo, pero sí para paliarlo en la medida de lo posible o huir de los ataques más directos.

Ha pasado más de un año desde que empezó la guerra, ¿cómo la has seguido? 

Con bastante interés, porque cuando pedí sumarme a la misión, hace ya tiempo, estaba el conflicto en pleno auge en la Franja de Gaza, aunque no en el Líbano. Este es problema histórico, muy complicado de entender. Creo que no tiene solución a corto ni a medio plazo, más bien será a largo. Tiene que empezar por un cambio de mentalidad en los ciudadanos de ambos frentes para reconocerse mutuamente y que ellos mismos sean conscientes de que esta no es la solución a la creación de dos estados.

No tengo la varita mágica y no sé cuál sería la solución, pero pasa por un cambio de mentalidad y un cambio cultural, cosa que es tremendamente difícil. El alto al fuego en Líbano es una pequeña tregua para la población y quizá puede haber otro en la Franja de Gaza, que les ayudaría a reconstruirse y superar este año tan malo de bombardeos y destrucción total.

Asumes este cargo siendo mujer, algo que demuestra que cada vez tenéis mayor peso en el Cuerpo. Hace 36 años que comenzó la incorporación femenina y hay que seguir reivindicando vuestro papel…

Yo creo que todo lo que sea que una mujer asuma cualquier puesto de responsabilidad, que trabaje liderando equipos, que sea pionera en un campo en el que habitualmente son los hombres los que llevan la voz cantante siempre es bueno, porque nos convertimos en referentes. De este modo ponemos la perspectiva de género en los equipos de trabajo, en las empresas, en las instituciones públicas o en una misión internacional como esta, en un territorio donde las mujeres no tienen tantos privilegios como en la Unión Europea. 

Cualquier puesto en el que una mujer acepta este reto, hace crecer la institución, porque es un valor añadido. Las que vamos abriendo camino porque nos ha tocado, en mi caso, como una de las primeras mujeres oficiales de la Guardia Civil, no hemos tenido referentes femeninos, así que cuando enfrentas estos desafíos te encuentras con muchas dudas. Piensas "cómo lo voy a hacer, qué van a pensar de mí". En cambio, cuando ves que otras lo han hecho y que estamos más que preparadas, el resto se va animando. Es muy bueno para la Guardia Civil, porque somos pocas mujeres en puestos de mando, y para la sociedad en general.

¿Faltan vocaciones femeninas, más candidatas?

Claro. ¡Ojalá más mujeres se animasen! Yo siento una gran responsabilidad con lo que hago y la asumo con naturalidad, sin heroísmo. Nos hacen falta mujeres que se atrevan a estos retos, independiente de que salgan bien o no. El hecho de intentarlo ya las hace merecedoras de convertirse en referentes para el resto. Hay que naturalizar las cosas, podemos llegar y triunfar, o no, y no pasa nada. Yo he asumido que soy un referente para las chicas que vienen detrás de mí en la Guardia Civil.

Eres hija y nieta de guardia civiles, lo tuyo ya venía de familia…

Decidir entrar en el Cuerpo no depende de una sola circunstancia, sino de un cúmulo de ellas. Por supuesto, el hecho de que mi padre y mi abuelo lo hayan sido y yo lo haya vivido en mi casa, muy de cerca, influye. También que me gusta el trabajo y que en aquel momento fue un reto para mí porque empecé cuando la Guardia Civil acababa de abrir las puertas a las mujeres [Alicia forma parte de la cuarta promoción]. En este trabajo siento que hago algo bueno por alguien, que ayudo… Cuando terminas y te vas a casa lo haces con la satisfacción de haber cumplido tu jornada sirviendo a los demás. 

Más de tres décadas de la mujer en la Guardia Civil, ¿se ha avanzado mucho?

Las cosas no son iguales que cuando yo ingresé, en el año 1996, ni mucho menos porque entonces ni siquiera había mujeres oficiales que hubieran terminado la carrera. Desde ese momento, hasta ahora hemos evolucionado muchísimo, aunque todavía falta bastante por hacer en lo que a feminismo se refiere, como pasa con la sociedad. ¡Cuántas cosas nos escandalizan ahora que antes veíamos con normalidad! 

Ha cambiado la uniformidad, que ha ido adaptándose a nosotras o la forma de liderazgo, porque las mujeres tenemos otra manera de hacer las cosas y lo ejercemos de manera distinta al clásico, que era masculino. La Guardia Civil va adoptando nuevas formas de delegar, de pensar y de trabajar con perspectiva de género. Que la institución evolucione y se adapte a los nuevos tiempos significa todo para mí. Todavía queda camino por recorrer, pero se ha progresado.

¿Qué les dirías a las jóvenes para que se planteen entrar en la Guardia Civil?

Animaría a cualquier mujer, porque hacen falta muchas. Para mí no es un trabajo, es una forma de vida, cada día es diferente y nunca me aburro. La Guardia Civil me ha dado la oportunidad de hacer muchas cosas distintas, de estar en diferentes unidades… Soy feliz en mi día a día, aunque es una profesión dura y estar de cara a la ciudadanía te hace ver cosas complicadas. 

Teniente Coronel y con un nutrido número de condecoraciones, como las Cruces con Distintivo Blanco de la Orden del Mérito de la Guardia Civil, así como al Mérito Aeronáutico, Naval y Orden de San Hermenegildo. También cuentas con Distintivos de Permanencia en Policía Judicial, Tecnologías de la
Información y Seguridad ciudadana. ¿Son como joyas para ti?

Yo reivindico mi rol de mujer y me gusta 'adornarme' con joyas, incluso cuando voy con uniforme si este lo permite. Las condecoraciones son recompensas y se siente mucho orgullo al llevarlas, porque es un reconocimiento al trabajo que has realizado. No lo son todo, no trabajo para obtenerlas, pero cuando me las conceden me siento muy orgullosa de mí misma. Además, al recibir una condecoración siendo mujer te conviertes también en un referente. Es un motivo de alegría para todas.

Eres graduada en Derecho con titulación también en Violencia de Género. La Guardia Civil tiene una labor importante en la lucha contra una lacra que no cesa...

En efecto, y puede presumir del trabajo que realiza contra las violencias machistas en un amplio espectro. Fuimos los primeros que desarrollamos un plan contra la violencia hacia la mujer en general, incluyendo agresiones sexuales y violencia doméstica, y lo hemos ido adaptando a las necesidades de las mujeres a nivel territorial. 

En ese sentido, creamos los equipos VioGén de seguimiento a las víctimas, que ha mejorado enormemente el trabajo del resto de unidades que han de cuidar de que esas violencias no solo no se produzcan, sino que una vez que se han producido, no se repitan.

Nuestro trabajo es más especializado, cada vez hay más concienciación, nuestro personal dispone de una formación específica y exquisita. No quiere decir que lo estemos haciendo todo perfecto, porque siempre hay que mejorar, pero seguimos reinventando nuestro trabajo a diario y hacemos algo de buena calidad que está dando sus frutos. No es que cada vez haya más violencia de género, sino que cada vez más víctimas se atreven a denunciar y confían en el sistema.