Lola Gil, escritora y correctora de libros.

Lola Gil, escritora y correctora de libros. Cedida

Protagonistas

Lola Gil, de autora juvenil a escribir su primera novela erótica: "Faltan historias que no idealicen el amor tóxico"

Además de ayudar a otros autores a publicar sus historias, Lola Gil escribe novela juvenil y romántica de adultos. Su último libro, 'Perdidas en la ciudad'.

23 septiembre, 2024 08:02

Por las venas de Lola Gil no corre sangre, corren letras: vocales, consonantes, puntos suspensivos, signos de interrogación... Se mezclan poco a poco, intercalándose entre ellas para sembrar una magia especial en Lola. A la altura de su corazón, las palabras palpitan al compás. En el estómago, a veces hormiguean y a veces echan a volar, como mariposas. Y, en los pulmones, cogen aire, se dejan llevar y fluyen con ella.

Lola Gil (1990, San Sebastián) es autora de novela juvenil y adulta, además de ser correctora de libros, divulgadora de la literatura y una gran apasionada de las letras. Escribe desde que su profesora, en tercero de primaria, le mandó hacer su primera redacción y se dio cuenta de que aquello era a lo que quería dedicarse. Y, por supuesto, lee desde que tiene uso de razón.

Ahora, a sus 34 años, Lola está cumpliendo su sueño: ya ha publicado varias novelas románticas, una trilogía de aventuras, un manual con todas las claves para corregir textos manuscritos y se ha lanzado a la novela de adultos. Sí, lo ha conseguido: ahora Lola vive de las letras.

El último lanzamiento de Lola Gil se titula Perdidas en la ciudad.

El último lanzamiento de Lola Gil se titula Perdidas en la ciudad. Cedida

Su último lanzamiento es una novela 'spicy' y se titula Perdidas en la ciudad (sello Esencia, editorial Planeta). Cuenta la historia de Olivia, una mujer de 30 años que se ha divorciado, ha dejado su trabajo y se ha mudado a Madrid. "Este libro es un homenaje a la amistad. Pensaba que iba a hablar de amor, pero no, es pura amistad", comenta la autora. Para descubrir más sobre esta novela y sobre Lola, el equipo de Magas ha tenido la oportunidad de charlar con ella. ¿Qué tendrá que contarnos?

¿Cuánto tiempo llevas escribiendo la novela? ¿Cómo ha sido el proceso?

La escribí rapidísimo, en un mes. Era una historia que nació en mi cabeza hace cuatro años. Fuimos a pasar un fin de semana de escapada a Madrid y al llegar nos perdimos. Entonces llamamos al padre de una amiga y me dijo: "Perdidas en la ciudad, el título de tu próxima novela".

Me puse a pensar en ello y también lo hablé con mi amiga, que es sexóloga (como una de las protagonistas de la novela). Mi idea fue hacer una novela que realmente hablara sobre la amistad, para poder abordar todo lo que se comenta entre amigas: los divorcios, el quedarse sin trabajo, el empezar de cero, los encuentros sexuales...  Tiene un mensaje optimista: "perderse puede ser el primer paso para encontrarse" y lucha contra las expectativas sociales a través del humor.

El libro tiene muchas similitudes y cercanía a tu vida personal. ¿Te ha pasado esto con el resto de libros?

No. Como el resto de libros son literatura juvenil, que es un género que permite muchísima imaginación, no tienen esa cercanía. En Perdidas en la ciudad he sido como una esponja, porque he cogido un poquito de todo lo que me ha ido pasando: de lo que les ocurre a mis amigas, de lo que he escuchado por ahí, de lo que he visto... 

Tratas muchos temas tabú o incómodos como el divorcio, el amor no correspondido, el sexo libre... ¿Cómo has encontrado el tono idóneo para tratarlos?

Porque soy súper lectora y, cuando leía novelas románticas, muchas veces me chirriaba que todos los chicos fuesen como dioses griegos, o que todos los encuentros fuesen maravillosos. Y muy enfocados solo en el coito y la penetración. Pues no. El sexo es mucho más que eso. Entonces me lancé a escribir una novela que rompa tabúes, que sea real, auténtica y que represente una pluralidad.

A veces el sexo sale mal, ocurren cosas vergonzosas o preferimos cosas muy diferentes. Al final, a través del humor es mucho más fácil hablar de cosas que nos incomodan. Así que fue gracias a ese tono de Camila, una de las protagonistas, porque ella es muy desenfadada, divertida, lanzada y sin tapujos. Ella me dio el tono.

Hablemos de las relaciones tóxicas,  que es un tema que también tratas en la novela. ¿Crees que las nuevas generaciones tienen otra forma de concebir las relaciones sentimentales?

Creo que las redes sociales han ayudado mucho en ese sentido. De lo que no estoy tan segura es de que la literatura lo haya hecho. En los últimos años, han salido muchas novelas juveniles que hablan del amor desde un punto de vista muy tóxico.

Cuando he hablado con profesores y padres y dicen que están muy preocupados con qué leen sus hijos, porque muchas veces compran un libro juvenil y resulta ser lo más tóxico que han encontrado. Pero es verdad que también hay un diálogo en redes sociales muy bueno para denunciar las relaciones tóxicas. En la literatura juvenil creo que hacen falta historias que no idealicen el amor tóxico, porque eso es lo peor que se puede hacer.

Aún así, en España tenemos muchos libros que son grandes ejemplos de cómo vivir relaciones sanas. ¿Cuál recomendarías?

Hay uno de Dulcinea, de Paola Calasanz, que me sorprendió muchísimo. Se titula Suenas a blues bajo la luna llena y lo leí hace bastante, pero la verdad es que la protagonista actuaba muy bien. Muchas veces tenemos a protagonistas débiles que caen, que no siguen sus deseos  por miedo a la reacción del chico o que se muestren un poco sometidas. Recuerdo que ese libro me sorprendió gratamente.

¿Y cómo podríamos concienciar sobre este tema a través de la literatura? ¿Se puede huir de ese amor tóxico?

Escribiendo personajes reales. Si en la literatura aparecen relaciones aterrizadas, no idealizadas, la gente se ve representada. Lo normal es que el amor sea fácil, pero a veces se idealiza que te lo pongan difícil o cosas así. Parece que si el chico me rechaza y no me habla, me dan más ganas de conocerle. Eso es un sinsentido. Entonces creo que habría que escribir literatura con personajes reales.

Aunque bueno, también defiendo que la literatura es para todo tipo de géneros, y para que uno mismo forme un criterio y pensamiento propio. Quizás lo más interesante sería ayudar a los jóvenes a tener un pensamiento crítico sobre las novelas, más que obligar a que las novelas traten un tema concreto o bajo un punto de vista definido. Lo importante es la capacidad de reflexión del lector, y dejarle pensar y reflexionar.

Hablemos ahora sobre tu carrera profesional. ¿Cómo te lanzaste a escribir para adultos?

Fue consecuencia del tiempo que llevo trabajando y luchando para ser escritora. Llevo cinco años autopublicando, y han sido cinco años de trabajar muchísimo para darme a conocer, de ofrecer toda mi energía. Hace un año me planteé que necesitaba una editorial sí o sí, pero de género juvenil no buscaban nuevas voces. Sin embargo, de thriller o de romántica-erótica sí que estaban dando oportunidades. Y me lancé a escribir novela para adultos.

Como correctora de textos manuscritos, ¿qué libro te hubiera gustado corregir?

Mi libro preferido es La sombra del viento o La verdad sobre el caso Harry Quebert, entonces me hubiese flipado leer el manuscrito de cualquiera de esos porque sería como saber que tienes entre las manos algo que va a ser muy grande. Tiene que ser muy especial participar en el proceso, y también me haría mucha ilusión por estar en contacto con los autores.

Tu vida son las letras, escribes desde que tenías ocho años, ¿de dónde viene esta pasión?

Yo creo que de la suerte de que en mi casa se ha leído muchísimo, y a mí me encantaba leer desde pequeña. Empecé muy pronto a pensar mis propias historias, porque, gracias a Dios, no teníamos tantas distracciones.

Desde pequeña me dio por escribir y tenía un montón de historietas cortas. En tercero de primaria, la profe nos pidió una redacción y yo le escribí un cuento que fue un éxito entre mis compañeros. Ahí me di cuenta de que lo que escribía podía gustar a la gente. Y ahí empezó ese gusanillo.

Podría decirse que las herramientas con las que trabajas son las letras y las palabras. ¿Qué significan para ti? ¿Qué hay detrás de esa magia?

Hay muchísimo, son mi motivación cada día como afición y como trabajo. Cuando corrijo, me encanta buscar la palabra correcta para ayudar al autor. Y cuando escribo, me encanta jugar hasta encontrar las palabras perfectas. Es lo que hace que me levante por las mañanas y sonría.

Con Perdidas en la ciudad, me hace mucha ilusión que los lectores me digan que han empatizado con los personajes o que se han alegrado por el final porque la felicidad de las protagonistas es la suya. Para mí las palabras son un sueño y gracias a ellas estoy intentando trabajar para que sean también mi vida, y que siga creciendo este sueño.

Por último, también das conferencias y charlas en colegios. Cuéntame cómo es de importante motivar y transmitir toda esa pasión que tienes hacia la lectura y hacia la escritura a otra gente, sobre todo a las pequeñas generaciones.

Yo estoy súper involucrada. Siempre digo que la lectura juvenil crea lectores para toda la vida, así que es muy importante que en esa edad les llegue el libro adecuado. Yo no creo que haya malos lectores, sino que son lectores a los que no les ha llegado su libro. Hoy en día hay muchas distracciones. Si les damos La Celestina o El Cantar del Mío Cid, probablemente no desarrollen un hábito lector o no se enganchen a la lectura.

Cuando voy a los colegios y ven que les hablo cercana de mis libros, que tienen capítulos cortos y ocurren muchísimas cosas, se enganchana la lectura. Algunos padres me escriben y me dicen que nunca habían visto a su hijo leer y con mi libro se lo encontraban en casa leyendo. Yo me siento súper agradecida porque creo que la lectura nos aporta muchísimos beneficios y es importante que la descubran tan jóvenes.