El rostro de las mañanas en Telecinco, Ana Terradillos: “Soy como soy, en la calle igual que delante de la cámara”

Ana Terradillos Azpiroz (San Sebastián, 1973) termina su sesión de fotos con Magas en tiempo récord. “Lo hemos hecho de forma muy dinámica y ha habido mucha conexión”, resume en un santiamén.

Tras cumplir cincuenta años, se confiesa cada vez más metódica y ejecutiva. “Necesito tener una rutina porque si no las cosas no me salen igual. Tengo claro lo que me sienta bien a la cabeza y al cuerpo, y lo intento cumplir”, señala.

“Me siento muy soldado. Me levanto a las cinco y la primera media hora la dedico a meditar, estirar o hacer deporte. Como no lleve a cabo ese momento para mí, lo noto en la postura, en la mente y en la relajación, así que intento cumplirlo”.

“Luego, vienen la ducha y las cremas y el coquetear con la actualidad”, sigue con su explicación, “me acompaño de los medios para conectar pronto con la actualidad, lo primero que hago es que escucho tres radios”.

Y, continúa: “A las seis y media viene el coche a por mí y ahí aprovecho para leer los periódicos, primero los editoriales y los artículos de opinión. La radio creo que es increíble para informarse, para la actualidad pura y dura. Luego, la prensa para contrastar opiniones, que no siempre son las mías”.

La mañana de Ana Terradillos sigue con “el maquillaje y la peluquería, sobre las siete, la reunión con el director, los temas del día, si se cambia algo… y luego bajo a tomar un café y rematar la prensa. Le sigue el programa y, después, ya depende de los compromisos, comidas, presentación de premios…”, relata la periodista.

Oleadas informativas

Para Terradillos, el día a día consiste en surfear las denominadas ‘oleadas’ informativas. “No siempre tienes esos temas tan gordos para tratar [se refiere a la victoria de Milei en Argentina, al conflicto de Gaza y a la amnistía y los nuevos ministros de Sánchez, sus temas de esta mañana]. Más que por días, funciona por épocas, en las que es más fácil elegir los temas porque duran varias semanas. Pero siempre queremos preocuparnos por los temas importantes para los ciudadanos, esos no hay que olvidarlos”.

En su opinión, “a veces no te da tiempo a ir más allá en la preparación de la actualidad, y te tienes que guiar de tus compañeros y de otros especialistas. En la actualidad existen más hombres en la parrilla, como Carlos Alsina, que además de tener su opinión propia, prepara muy bien las entrevistas. Es una persona a tener en cuenta siempre. En El País, Javier Casqueiro tiene muy medida la actualidad y lleva muchos años haciendo textos buenísimos. También Javier Casqueiro y Ángel Expósito de la Linterna, y me gusta leer siempre los editoriales de Pedro J. Ramírez”.

En paralelo, añade que “Ana Rosa Quintana es la gran comunicadora de la actualidad, es una reina”.

En relación con ‘La mirada crítica’, continúa, “estoy más resabiada porque he hecho algo similar durante muchos años, me fui encargando poco a poco. A Ana Rosa la estuve sustituyendo puntualmente en épocas y después cuando ella estuvo malita. No es un formato nuevo para mí y me siento muy agusto. El año pasado estuve también en ‘Cuatro al día’, donde aprendí mucho, y era muy largo, duraba tres horas”.

Claves de la televisión

La televisión, explica Terradillos, tiene unas reglas particulares. “En primer lugar, prima la naturalidad y yo creo que la tengo, no todo el mundo la tiene. La clave es sencillamente ser natural en tu vida. Soy como soy, en la calle igual que delante de la cámara. En general, no es fácil ser muy natural delante de la cámara y eso la cámara lo recoge muy bien”.

“Puedes ser una mujer guapísima con un discurso muy certero pero si no eres natural, la cámara te rechaza. En otros medios se puede crecer, pero en la televisión a veces percibes que existe una barrera para comunicar. Yo conecto muy bien con la cámara”, reconoce.

“Más aún, yo diría que la cámara es muy tirana”, añade, “eso me lo enseñó un director que tuve, Oscar de la Fuente de la Morena, cuando empecé a colaborar. Yo venía de la radio, de tratar temas muy serios, temas policiales, de corrupción y de terrorismo y me acuerdo de que cuando terminé mi intervención llamé y pregunté qué tal, y él me dijo ‘Ana, en la tele el 75% tiene que ver con la cámara, y cómo ella sepa recoger tu mensaje, es fundamental; el otro 25% es lo que cuentes. Me sentó mal en ese momento, pero es cierto”.

Sobre el secreto de Ana Rosa para conectar con la cámara, explica, “yo creo que ella lo hace muy bien porque es humilde a la hora de comunicar, y eso hace que conecte con todo tipo de público. Es una señora muy lista, también porque se ha sabido rodear de los mejores y con ellos ha sido muy generosa”.

“Es decir —continúa—, yo diría esas dos cosas, su humildad y sinceridad a la hora de comunicar, en primer lugar; y su generosidad y brillantez al definir su equipo la han hecho ser líder durante 18 años, que se dice pronto, y seguir teniendo este hueco tan grande”.

Para Terradillos, “periodistas como Ana Rosa o Iñaki Gabilondo la tienen, esa capacidad de comunicar desde la humildad, muchos otros no tienen esa facilidad”.

Momentos más difíciles

Respecto a sus minutos más complicados de tele, explica, “tengo varios. En una de mis primeras intervenciones, fui a sentarme en una sustitución de tertulia política con un vestido de piqué blanco que me había hecho mi madre cuando llevaba mi propia ropa de casa, y dos minutos antes de empezar se me cayó el café. Aquello me puso muy nerviosa así que me acerqué a los cámaras, fíjate, y les dije, ‘¿podéis enfocarme solo de cabeza para arriba?’. Mientras lo decía, dos señoritas me cambiaron el vestido en un segundo y entendí que ya estaba en televisión”.

La periodista confiesa que ha habido “momentos en los que he querido parar la lágrima y no he podido, que me he emocionado mucho y, aunque es bonito, tienes que cambiar el chip y darle la vuelta para no interrumpir el programa. Fíjate, no ha sido con grandes momentos dramáticos”.

“Recuerdo el caso en ‘Cuatro al día’ de un señor que había tenido una supuesta negligencia médica con su nieta, era el abuelo, me emociono todavía. Batallaba con tanta honestidad, con tanta serenidad e impotencia, urgencia y exigencia… Había perdido a una niña, se mostraba en la calma de la pérdida absoluta. Me vine abajo porque lo trasladé a mi vida, pensé que podría ser mi padre, y no podía dejar de llorar”, asegura.

Sobre su labor previa como corresponsal, explica cómo “son dos trabajos diferenciados. Como reportera, estuve durante cinco años trabajando en Oriente Próximo, viajando cada pocos meses directamente en varios conflictos bélicos e hice allí muchas entrevistas”.

“Estas situaciones tienen que ver directamente con tu seguridad y, aun así, tienes que volver a casa y traer buen material. Nunca he sido activista, pero el periodismo es un trabajo realmente de historias personales. Ahora, me da mucho respeto estar en la franja de la reina de las mañanas, por la confianza de Mediaset conmigo, y tengo mucho respeto, pero es otra cosa”, afirma.

“Todo se desencadena por atentados —explica—, y eso siempre hay que condenarlo, que haya familias en las garras de grupos terroristas. Aunque luego analizar detalladamente los conflictos es más complicado, porque tienen que ver con intereses geoestratégicos de países, incluso de países que están lejos de donde suceden los hechos”.

En opinión de la comunicadora, “lo que estamos viviendo ahora son guerras convencionales, que pensamos que habían desaparecido, pero no, continúan en el tiempo y son más perversas a la hora de mantenerse”.

Cuestionario exprés

Para ser una reina de la televisión…

Hay que comunicar muy bien, hacerlo con humildad y rodearse de los mejores…

¿El día más complicado?

Los lunes, suelen ser días complicados.