“Soy Inma Corpas y tengo que decirte una gran verdad: tu mente te miente”

5:55 de la madrugada, un susurro me despierta con la frase “Tu mente te miente” y continúa diciendo: “coge bolígrafo, papel y apunta”.  A continuación, escribí un índice de temas, dejé el papel en la mesita y me acosté. A la mañana siguiente lo vi y me di cuenta de que me habían dictado el índice de mi primer libro.  

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Sin poder parar de escribir ni un solo día en menos de un mes, ya lo había escrito.  Después, lógicamente, estuve unos meses “peinándolo y maquillándolo” para que fuera claro, atractivo y digerible.

Y si te cuento que esto era algo que ya hacía de pequeña… imagínate, una niña de 8-9 años. Por las noches me iba a dormir y dejaba una libreta y un boli en la mesita. Sin saber por qué me despertaba a medianoche, escribía como una sonámbula y después de haber vomitado no sé qué, volvía a dormir.  Al día siguiente leía aquellos textos y me encantaba. ¡Era como si alguien hubiera escrito cuentos para mí!

Soy Inma Corpas y tengo que decirte una gran verdad: tu mente te miente. Sí, sí, lo hace a diario, lo que pasa es que la mayoría de las veces no nos damos ni cuenta. ¡Qué manera de distorsionar la realidad tiene! Yo las llamo paranoias cotidianas, todo aquello que nos inventamos y que no ha sucedido o que tememos que pueda suceder pero, por si acaso, ya nos lo vamos imaginando para estar preparadas.

¡Hay que ver cuánto sufrimiento nos generamos sin querer! Pues justo eso, cuando me di cuenta de que era una dramática que o se iba a Hollywood o aquí lo pasaría fatal, comencé a estudiar todos estos procesos mentales cotidianos desde la perspectiva de la ciencia védica, la meditación y las enseñanzas del yoga, más que nada para ver cómo salía de ahí.

Cuanta distorsión tenemos alrededor, nos inventamos falacias, interpretamos la mente del otro (igual nos creemos adivinos, qué sé yo), el caso es que cada vez que alguien me preguntaba por el título de mi primer libro y yo decía “Tu mente te miente”, aquello cobraba más sentido.  

La ciencia védica, la ciencia del yoga y de la meditación, pueden verse como algo poco concreto y en este mundo de materialismo eso a veces nos asusta. Mi gran talento es acercarte todo esto de forma sencilla. Fíjate que cuando escribía mi libro, al releer los párrafos pensaba: “¿Esto lo entenderá mi hermana que es contable?”. Y los reformulaba para mayor claridad.

Cuando me di cuenta de que primero es Ser, después Hacer y finalmente Tener, comprendí el objetivo de nuestra existencia. Este es justamente, sin embargo, llegar al Ser implica trascender la mente y poder dejar a un lado el personaje creado por esa mente inferior para observar al verdadero Hacedor que hay detrás.

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Todas las personas no somos iguales, sin embargo, todo lo que vemos y todos nosotros estamos hechos de la misma materia prima, los cinco elementos. Tú los tienes, yo los tengo, pero no los tenemos en la misma proporción y ¡voilà! ¡Aquí está la clave! Porque dependiendo de los elementos que tienes en mayor proporción, vas a tener unas tendencias físicas, mentales, emocionales, laborales e espirituales distintas.

Y claro, ya te puedes imaginar, las combinaciones son infinitas. Sin embargo, esa infinidad de posibilidades, la ciencia védica las traduce en tres combinaciones principales con las que agrupa los elementos. Se llaman Vata, Pitta y Kapha. En Vata, predomina el aire y el éter. En Pitta, el que predomina es el fuego y un poquito de agua. Y en Kapha, la tierra y el agua.

Y claro, cada elemento tiene unas cualidades positivas y negativas, que también las tenemos nosotros. ¿Cuáles serán los que tienes tú en mayor proporción? Te voy a dar unas pistas. 

Si predomina Vata, tu mente es cambiante, con tendencia a la ansiedad y al miedo al futuro, cambia de opinión con facilidad, tiene un gran desapego al dinero y la materia, te cuesta mantener horarios y disciplinas y anhelas la libertad.

Si predomina Pitta, tu mente es reactiva, se mueve por objetivos y puedes llegar a ser bastante disciplinada incluso obsesiva.  Te enfadas con facilidad y te gusta tener razón, abogas siempre por lo que es justo e injusto y te enfocas con determinación.

Si predomina Kapha, tu mente es adaptable, busca la reconciliación, el amor y las emociones te mueven y tu tendencia es a mirar hacia el pasado, con nostalgia.  No te gustan los enfados pero cuando te hacen un daño profundo te cuesta olvidarlo y te encanta dar y recibir mimos.

¿Sabes cuál es la clave de la felicidad para el ser humano?  ¿Aquello en lo que debería invertir gran parte de su energía? El autoconocimiento. Conocerte a ti mismo es la misión de nuestra vida, porque cuando sabes quién eres y cómo, sabes lo que te sienta bien y lo que te sienta mal, las personas que te nutren y las que no te conviene tener cerca, los ritmos que te dan salud y los que te la quitan.

Mirar hacia dentro no es fácil, hay que sacar la basura y eso no es agradable. Sin embargo, cuando lo haces, tu vida se transforma y tú brillas como nunca.

Si has llegado hasta aquí, quiero que recuerdes solamente una cosa: 

Tu vida no es tu trabajo, tu trabajo es tu vida.

Vuelve a ti.