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Isabel Coixet habla con Lydia Cacho: "El estereotipo femenino funciona"

La periodista Lydia Cacho entrevista a la directora de cine Isabel Coixet, que ha recibido los premios más importantes de la industria. 

6 febrero, 2022 02:39

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Una tarde le escribí tímidamente a Isabel Coixet –la directora de cine a la que más admiro–, para pedirle un favor casi absurdo. Que ella dirigiese uno de los capítulos de una modesta docueserie sobre mujeres que yo coproducía y cuyo guion escribí. Isabel me dijo: "Voy a Madrid, comamos y lo vemos".

Llegué a un pequeño restaurante y allí estaba ella, sonriendo con esa cara de niña que planea la conquista de un planeta desconocido. Me sirvió una copa de champán y comenzamos a comer delicias del mar que nos traía el chef, quien a su vez miraba a Coixet como quien mira a una diosa recién aterrizada. Hablamos como si fuésemos dos viejas amigas, al llegar al postre me dijo: "Contigo voy, por ti voy a este proyecto, me gusta tu verdad".

Es probablemente una de las mujeres más geniales y auténticas que he conocido, le habita una ternura que se parece a la tristeza y a la búsqueda de razones para seguir viva. Verla trabajar de cerca ha sido una experiencia inolvidable.

Ha escrito y dirigido más de 25 filmes y series, lleva la cámara al hombro y ha recibido los premios más importantes del cine, aunque desde mi punto de vista, España le debe a Isabel el reconocimiento que el resto del mundo le ha dado. A ella le importa poco, su pasión está en contar historias, en comer bien, trabajar con su equipo de mujeres jóvenes en su productora Miss Wasabi Films y pasar ratos con sus amistades hablando de vivir.

Hacemos esta entrevista mientras Isabel hace el montaje de su nuevo documental en Barcelona.

Pregunta: ¿Te consideras una mujer melancólica? Hay algo en tu voz como narradora que me hace pensar en que vives con una suerte de conciencia profunda, del abismo interior que te confronta con la vida…

Respuesta: Soy melancólica desde que mi memoria alcanza. Ya lo era a los cinco años cuando se me escapaban los globos que me regalaba mi padre, yo creo que me gustaba más llorar cuando el globo se escapaba que sonreír teniéndolo en la mano. Es una manera de estar en el mundo y de ir por la vida, valorando los momentos de tristeza, de pérdida, del fracaso sin por eso relegar los momentos de alegría ¡que las melancólicas podemos ser alegres!

P: ¿En qué momento de tu juventud supiste que eras feminista? ¿Tuviste alguna revelación?

"Desde niña ya era feminista"

R: Yo creo que desde niña ya era feminista, ya me daba cuenta de que ser mujer no es ninguna ganga y me parecía profundamente injusto. Recuerdo haber visto de muy pequeña la película Isadora con Vanesa Redgrave, era sobre la bailarina Isadora Duncan. Recuerdo que la película empezaba con Isadora de niña quemando el certificado de boda de sus padres. Creo que en ese momento decidí que nunca me casaría, que casarse era para pusilánimes y que yo no iba a cambiar mi nombre por el de otro, ni me pondría un vestido blanco ni haría lo que se esperaba de mí.

Mujeres en el cine

P: Eres una especie de arqueóloga de las emociones humanas, tus filmes son intimistas, pero no son mujeriles, es decir, logras romper la estructura de los estereotipos de genero con sutileza, parece que ninguna, ninguno de tus personajes se entrega a lo superficial ¿tienes algún secreto como guionista para tus personajes femeninos?

R: Yo trabajo los personajes femeninos intentando plasmar todas sus contradicciones, toda su complejidad, toda su riqueza. De entrada, creo que los personajes femeninos son mucho más interesantes que los masculinos, las mujeres en general tienen que recorrer un camino más largo que los hombres para ser ellas mismas, solo eso ya les hace más fascinantes. Intento capturar las ambivalencias de las mujeres, su manera de hacer malabarismos con todos los papeles que les toca interpretar en la vida ¡que son muchos!

P: En ese mismo tema, ¿qué tan difícil es lograr que las grandes casas productoras entiendan que las vidas de las mujeres retratadas en el cine son mejores si se salen del estereotipo Hollywoodense?

R: Es que el problema es que el estereotipo funciona. Pero lo sorprendente y lo bueno de este momento en que vivimos es que hay espacio para todos: para los prototipos relamidos de Emily en París con sus aspiraciones ridículas y groseras, la superficialidad y para personajes como el que interpreta Kate Winslet el Mare of Eastown, sin maquillaje ni artificios. Ambos funcionan y también es deber del público reclamar otra clase de referentes, que ya va siendo hora.

P: La segunda vez que vi La Vida Secreta de las Palabras me pregunté cómo construiste el personaje de Hanna. La evolución de tus personajes convierte a la violencia en otro personaje que les habita y regula sus vidas. No hay un solo lugar común en esa historia, sé que estudiaste a profundidad la guerra de los Balcanes para poder escribir esta historia, que conociste a la neuróloga especialista en tortura y que las conversaciones con las sobrevivientes te dejaron herida; me interesa saber qué fue lo más complejo en la escritura y más tarde en la dirección ¿qué tanto te duelen tus personajes mientras les sigues con la cámara?

R: Después de la guerra de los Balcanes hice un documental allí sobre una organización que trataba a las mujeres que habían sido torturadas y violadas, el personaje de Hanna está construido a partir de testimonios reales de esas mujeres.

Recuerdo que cuando empecé a escribir la película la última cosa que yo quería era hablar de lo que había visto, de lo que había escuchado, de lo que había sentido, y sin embargo no podía desprenderme de ello, se convirtió en una obsesión para mi. Y aunque no era lo que tenía previsto en mi proyecto original, Hanna se convirtió en la protagonista de la película.

"Siempre te quedas como con la idea de qué te estás apropiando de sus historias"

Recuerdo como uno de los momentos más bonitos de mi carrera el pase que hicimos de la película en Sarajevo, junto con las mujeres que me habían inspirado, y ver su reacción para mi fue la entrada a un gran alivio. Por mucho que yo les hubiera pedido permiso y les hubiera dicho lo que pensaba hacer, siempre te quedas como con la idea de qué te estás apropiando de sus historias. Lo cierto es que sentí que ellas se sentían vindicadas por la película, que les había devuelto de alguna manera una dignidad que la guerra y la historia les habían arrebatado, nunca olvidaré a esas mujeres nunca.

P: Has dicho que se tiene que vivir mucho para escribir historias que importen, que siempre tienes muchas historias en la cabeza, ¿desde niña hacías cine en tu cabeza al leer un libro? ¿Cómo describirías a la Isabel de diez años?

R: ¿Yo con 10 años? Tímida, miope, esforzada, con un enorme sentido de la responsabilidad, muy consciente de los problemas que veía en el mundo, en mi entorno, en mi casa. Por mi primera comunión me regalaron una cámara de 8mm y comencé a filmar, a observar a las personas. Además, lo que más me gustaba en el mundo era esconderme para leer, como ahora.

P: Ser hipersensible es un arma de doble filo, por un lado, logras escribir y retratar con una sensibilidad que raya en la pureza sensitiva, por otro te duele el mundo y su imbecilidad. ¿Cómo llevas los ataques en redes sociales? ¿Has aprendido a ignorar las agresiones resultado de expresar tus posturas políticas?

R: Creo que me he hecho bastante impermeable a los ataques y las críticas del mundo de redes, da mucho trabajo bloquear los odia dores profesionale. Da mucho trabajo bloquear a los odiadores profesionales. Mi próxima meta es no tener redes. Que Zukermberg se meta su metaverso por donde quiera, pero sin mí.

Algo más político...

P: Si tuvieras el poder político para cambiar dos cosas en las políticas públicas de cultura en España, ¿cuáles serían?

R: Dos cosas que le pediría a la política cultural… serían tres: salud, dinero y amor –sonríe– y un cambio en los planes educativos que estimulase la apreciación de la cultura y que desengancharse a los adolescentes del teléfono.

P: Comenzaste tu carrera en el mundo de la publicidad, ¿eso te dio alguna ventaja al incursionar de lleno en la industria del cine? ¿Qué tal se te da vender tus propias obras?

R: Soy un desastre vendiendo mis cosas y procuro siempre que esa venta le hagan otras personas. La publicidad me dio soltura con la cámara, sentido de la estructura de un plano, y muchas tablas.

P: ¿Crees que el cine se recuperará completamente de la estocada que le ha dado la pandemia?

R: Sinceramente, veo muy difícil que el cine se recupere.

P: Un reciente estudio elaborado por la SGAE en 2021 revela que las mujeres directoras ganan un 19,6% menos que los hombres. Tú tienes una voz audible cuando se trata de señalar el sexismo en la industria, ¿crees que algún día las mujeres lograrán la equidad salarial y de oportunidades creativas y qué hace falta para que suceda?

R: Llevo muchos años diciendo esto: que no tenemos que pedir, tenemos que exigir y tenemos que exigir con mucha más rotundidad de lo que lo hacemos. Que nadie nos va a regalar nada, que tenemos que apropiarnos y ocupar nuestro lugar. Con firmeza y sin que nos amedrente el aluvión de críticas y voces indignadas, esas voces masculinas que se alteran a la primera de cambio.

P: Si la niña que eras a los doce años se apareciera para pedirte ayuda, ¿qué consejos le darías para enfrentar la vida?

R: No soy muy dada a dar consejos, igual una niña de 12 años podría darme alguno a mi.

Isabel sonríe casi siempre con la mirada triste que la caracteriza. Es una mujer que siente el mundo en la piel y resiste diariamente a hundirse frente a la tragedia humana prefiere buscar la salvación mostrándonos el valor desnudo de la vida, como ella, sin florituras ni maquillaje, la autenticidad parece ser el secreto de su razón de vivir y crear.