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Ni café ni cáscaras de huevo: el abono casero considerado como 'oro verde' para revivir y hacer crecer tus plantas
Una solución sostenible que nutre profundamente las raíces y estimula un crecimiento, devolviendo la vitalidad incluso a las plantas más debilitadas.
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En los últimos años, las plantas se han convertido en mucho más que simples elementos decorativos en el hogar. Su presencia no solo embellece el entorno, sino que también contribuye a mejorar la calidad del aire y reducir el estrés, otorgándoles un valor adicional como aliados del bienestar físico y emocional.
Sin embargo, y a pesar de sus múltiples beneficios, el cuidado de las mismas puede convertirse en un desafío. Mantenerlas saludables requiere más que riego ocasional y luz solar; implica comprender sus necesidades específicas de nutrientes, humedad y poda. Además de tener en cuenta que también son seres vivos y pueden pasar por circunstancias y enfermedades que empeoren su salud.
En este punto, los trucos de los expertos han emergido como la solución divina, y uno de ellos es el abono casero a base de clorofila. Este método natural, considerado como el oro verde de los fertilizantes, es una solución práctica y sostenible que nutre profundamente las raíces y estimula un crecimiento vigoroso, devolviendo la vitalidad incluso a las plantas más debilitadas.
La clorofila como abono casero
La clorofila es un pigmento natural que se encuentra en las plantas, algas y algunas bacterias. Es responsable del color verde característico de las hojas y es fundamental para el proceso de fotosíntesis, el cual permite a las plantas convertir la luz solar en energía química.
Este pigmento tiene la capacidad única de absorber la luz, principalmente en las regiones roja y azul del espectro visible, y utilizar esa energía para sintetizar carbohidratos a partir de dióxido de carbono y agua. La fotosíntesis no solo es vital para la supervivencia de las plantas, sino que también es crucial para la vida en la Tierra, ya que es la fuente primaria de oxígeno en la atmósfera.
Al ser la principal encargada del color de nuestras plantas, es posible que cuando notamos una de ellas más apagada de lo normal o que, incluso, está perdiendo su tono verde, puede ser señal de una falta de clorofila. Y aunque pensemos que no podemos hacer nada por recuperarla, los jardineros han encontrado una forma.
Entre los motivos por los que ha despertado interés entre aficionados y profesionales de la jardinería es debido a su papel en la fotosíntesis y su potencial para mejorar la salud del suelo y de las plantas. Cuando utilizamos clorofila como abono, mejoramos su capacidad fotosintética y, por ende, con su crecimiento y productividad.
Al proporcionar clorofila, aumentamos la capacidad de las plantas para absorber la luz solar y convertirla en energía química. Esto se traduce en un crecimiento más vigoroso, mayor desarrollo de hojas, tallos y raíces, y una mejora general en la vitalidad de la planta. Incluso, una mayor vida 'útil' de la misma.
Además, la clorofila contiene magnesio, un nutriente esencial que juega un papel fundamental en la síntesis de clorofila en las plantas. Al aplicarla al suelo, este mineral se incorpora de manera más directa, facilitando la nutrición y fortaleciendo la estructura celular de las plantas. Esto no solo mejora el crecimiento, sino que también ayuda a las plantas a resistir enfermedades y estrés ambiental.
Abono casero.
Por otra parte, la clorofila también puede actuar como un acondicionador del suelo, mejorando su estructura y promoviendo la actividad de microorganismos beneficiosos que descomponen la materia orgánica y liberan nutrientes esenciales que las plantas pueden absorber. Un suelo más saludable y biológicamente activo tiende a retener mejor la humedad y a proporcionar un entorno más favorable para las raíces.
Así puedes hacer abono de clorofila
Además de todos los beneficios de este abono líquido para las plantas, es supereconómico y podemos tenerlo listo en tan solo unos minutos. Para ello, lo primero que tenemos que hacer es recolectar por el jardín las hojas más verdes que veamos.
Es recomendable que las hojas sean de árboles que se mantienen verdes todo el año. Estas son las hojas que más contienen clorofila y, por tanto, las que más efectivas van a resultarnos.
Una vez recolectadas, debemos agregarlas a una licuadora junto a un litro de agua. Cerraremos el envase y una vez licuado todo y mezclado, colaremos el líquido verde resultante y lo calentaremos al baño maría entre 5 y 10 minutos. De esta forma, extraeremos toda la clorofila de las hojas. Después, lo único que tenemos que hacer es regar las plantas cada 15 días con este oro verde.