Era marzo de 1911. La primavera apenas se asomaba en Nueva York pero la ciudad bullía, como siempre, llena de reivindicaciones sociales. Un grupo de sufragistas peleaban por su derecho al voto y un grupo de trabajadoras por conseguir los mismos derechos laborales que sus compañeros. Sin embargo, aquellas protestas acabaron fatídicamente con la vida de 140 empleadas de una fábrica de camisas que se erigía en el centro de Manhattan. La tragedia marcó a fuego el 8-M como día universal para la protesta.

Eran casi todas inmigrantes de Italia y Europa del Este. Chapurreaban inglés, y trabajaban haciendo camisas en la Triangle Shirtwais Factory donde cosían mucho más que botones, ignorantes todavía de la importancia de las puntadas en su emancipación, (por favor detecten la ironía), y el cambio social del siglo XX. Pero aquel día no fue un ocho de marzo, entre otras evidencias, porque ese año, 1911, el ocho cayó en domingo.

El origen de la fecha no está del todo explicado y lo más probable es que no corresponda a un hecho aislado sino a la revolución permanente en la que se ha convertido la fatiga por la igualdad de derechos sociales, políticos y especialmente laborales.

El incendio sucedió un 25. Hartas de rendir mucho y ganar poco, las conocidas como shirtwaists habían empezado a protestar. Aquel día, mientras trabajaban como siempre hacinadas en la planta novena del edificio ASCH, murieron calcinadas sin causa probada.

Los escombros de la fábrica.

Se acusó por un lado al dueño de la factoría, que castigó con fuego a las obreras díscolas, y por otro a la inseguridad ciudadana que las obligaba a trabajar sitiadas para evitar los robos. Las cerraduras no cedieron ni siquiera cuando, según la otra versión, una colilla activa cayó en una papelera donde rebosaban materiales altamente inflamables.

Humo morado

El juicio declaró la inocencia del patrón. Sea cual fuere el germen de la chispa, la muerte se anunció por las chimeneas teñida de morado. Puede que de ahí venga el color del activismo feminista. La tragedia repercutió en las leyes laborales de los Estados Unidos y es referencia obligada en cualquier celebración del Día Internacional de la Mujer aunque la tragedia no se agenda dicho día. Otros incidentes sí.

Hay muchos ochos de marzo teñidos de morado en el almanaque feminista, mucho antes de que, en 1975, la Asamblea General de Naciones Unidas hiciera de ese día de las Mujeres, primero trabajadoras, más tarde generalizado. El de 1857 la ciudad de Nueva York no era una fiesta.

Cientos de mujeres empleadas en una fábrica textil, las llamadas garment workers, salen a la calle para exigir reformas en sus deplorables condiciones de trabajo compensadas con salarios que suponían menos de la mitad de lo que cobraba un hombre. Las cargas policiales mataron a 120 de ellas pero no acallaron los gritos de llamada a la igualdad. Dos años después, las trabajadoras fundaban su primer sindicato.

En mayo de 1908, socialistas americanas celebraban en un teatro de Chicago un acto que llamaron "Día de la mujer". Y un año después, las mujeres del Partido Socialista de los Estados Unidos conmemoraron el Día Nacional de la Mujer Trabajadora como homenaje a esas costureras que habían osado ir a la huelga. 15.000 valientes recorriendo la ciudad para pedir mejores sueldos, horarios razonables, fin del trabajo infantil, y el derecho al voto. Su grito de guerra: “pan y rosas”, aludía a la estabilidad económica y una vida más digna.

Algunas de las víctimas del incendio.

Pasos pequeños, pero firmes. Desde la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas Clara Zetkin propone y consigue por aprobación unánime que el 8 de marzo sea el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Su empuje, como el de Rosa Luxemburgo. tensan cuerdas en el seno del socialismo. El movimiento será imparable.

Mientras tanto, ¿qué sucedía en Rusia? En 1917 las mujeres rusas marcan el último domingo de febrero para manifestarse contra la muerte de dos millones de soldados en la segunda guerra mundial y la falta de alimentos en el país.

La Revolución Bolchevique y la caída del zar en octubre, da paso a un gobierno provisional que les reconoce el derecho al voto y al divorcio. Fue un día 23. En el calendario gregoriano, equivalente al 8 de marzo. A los mandos, la política feminista rusa Alexandra Kollontai.

8 de marzo en España

¿Y en España? Un 8 de marzo de 1910 las mujeres acceden legalmente a la universidad gracias a una Real Ordenanza. En realidad no estaba prohibido, simplemente no se contemplaba la posibilidad de que una mujer tuviera la menor necesidad de recibir esa formación, aunque Emilia Pardo Bazán ya había presidido la sección de literatura del Ateneo de Madrid, siendo también pionera en ocupar una cátedra de literaturas neolatinas en la Universidad Central de Madrid. Estamos a las puertas de los locos años Veinte.

Las españolas jalearon el 8 de marzo de 1936, precedido por importantes protestas feministas en las dos primeras décadas del siglo XX. 185 huelgas en Barcelona, 64 en Valencia, 55 en Zaragoza y 48 en Madrid

8 de marzo 2020. Se siguen cometiendo feminicidios, hay violencia machista y techos de cristal a prueba de diamantes. Soportamos mansplaining, discriminación salarial, explotación sexual; hay mujeres de voces silenciadas como viene ocurriendo desde la antigüedad especialmente en los espacios públicos, hoy copados por las redes, como ha reclamado tantas veces la historiadora británica Mary Beard, Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2016.

"No entiendo cómo hoy se puede ser mujer y no ser feminista", ha dicho Beard. "No es fácil encajar a las mujeres en una estructura que, de entrada, está codificada como masculina: lo que hay que hacer es cambiar la estructura. Y eso significa que hay que considerar el poder de forma distinta".

Sí, puede que las fechas estén sometidas a la una ligera danza. Pero lo importante es que la lucha continúa. Celebremos, por las dudas, todo el año. Que el Día de las Mujeres sea el ocho de marzo y 364 jornadas más. Este 2020, 365, que es bisiesto.

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