Entrevista

Rosa Clará entrega el cetro de su firma a su hijo Daniel tras 30 años en lo más alto de la moda nupcial: “Lo harás mejor que yo”

La diseñadora y empresaria repasa en su primera entrevista junto a su único hijo la historia de Rosa Clará y cómo ha logrado ser un referente en moda nupcial en un momento clave de relevo generacional y personal.

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En un lugar indeterminado de Barcelona, un hijo observa a su madre mientras ella habla. A priori, la mujer está dedicando su conversación a otra persona, pero él no deja de mirarla. De manera natural, como si esas palabras hubieran llamado a la puerta de su corazón, el niño —que en realidad ya hace tiempo que es un hombre— sonríe, se emociona y sus ojillos empiezan a ponerse vidriosos. Ya lo dijo Erich Fromm: “El amor de una madre es como la paz. No necesita ser adquirido, no necesita ser merecido”. Cuánta razón.

En las headquarters de la firma Rosa Clará, en Sant Just Desvern, en la Ciudad Condal, la jefa de la casa conversa con Magas, y Daniel Clará, su único vástago, que la adora hasta el punto de llevar de primero su apellido, no esconde sus sentimientos. “Tenemos una relación maravillosa. A mí también me dan ganas de llorar cuando es él quien habla”, afirma la diseñadora y empresaria española a esta revista.

Rosa Clará y su hijo Daniel Clará
Rosa Clará y su hijo Daniel Clará

Rosa Clará y su hijo Daniel Clará

Hace tres décadas, en 1995, Rosa Clará irrumpía en el sector nupcial con una visión revolucionaria: crear vestidos de novia con diseño de autor, tejidos de alta calidad y una propuesta contemporánea que hablara de la mujer del siglo XXI. En 2002, fue pionera al lanzar una colaboración con un diseñador internacional.

El elegido fue el icono de la alta costura Christian Lacroix, al que siguieron otros creadores de reconocido prestigio como Karl Lagerfeld, Zuhair Murad y Jesús del Pozo. Estas alianzas impulsaron la firma en el ámbito internacional y contribuyeron a cimentar su leyenda como líder en el sector, apenas diez años después de empezar su andadura.

Rosa Clará con Karl Lagerfeld
Rosa Clará con Christian Lacroix

Rosa Clará con Karl Lagerfeld y Christian Lacroix

A partir de 2003, Rosa Clará inicia su decidida expansión internacional. Portugal y México fueron los países elegidos para sus primeras aperturas en el extranjero ese mismo año, cuando la fundadora de la firma fue reconocida con el Premio Emprendedor del Año a la Creatividad y la Internacionalización por Ernst & Young, conjuntamente con IESE.

Una trayectoria ascendente que la llevó a la primera línea de la crónica social al vestir a muchas celebrities en los días más importantes de su vida. La actriz Paula Echevarría fue la primera novia mediática, en 2006, y, desde entonces, la lista no ha parado de crecer con nombres como Antonela Roccuzzo, en su boda con Lionel Messi en 2017, y Mery Perelló, en su enlace con Rafa Nadal en 2019.

Subversiva y adelantada a su tiempo, el nombre de Rosa Clará es hoy sinónimo de elegancia internacional, con presencia en más de 80 países y una comunidad de novias fieles que ha crecido junto a la firma. Pero este 30 aniversario no solo marca una celebración aleatoria. No es una efeméride cualquiera: es un punto de inflexión con un relevo generacional.

Foto detalle del tejido
Foto detalle del tejido

Rosa Clará tiene, voluntariamente, cada vez menos presencia en las decisiones clave de la marca y, hace unos años, cedió el testigo a su hijo Daniel, formado en arquitectura, con mirada propia y con una conexión muy íntima con la esencia de la casa Clará, que nació casi a la vez que él mismo.

El romanticismo se abre paso, pues todo este totum revolutum coincide, además, con un momento personal muy especial para ellos: Daniel se ha convertido en padre por primera vez y Rosa, en abuela. Ella ya puso toda la energía del mundo en una multinacional más que fructífera. Ahora sus esfuerzos van en otro sentido: desea pasar el mayor tiempo posible junto a su única nieta, Chloe.

Rosa y Daniel, madre e hijo, reciben a Magas para hablar del pasado, el futuro y del momento único que atraviesan como familia y como marca. En sus propias palabras: “En esta entrevista hemos desvelado cosas que no habíamos contado nunca antes”.

Rosa, cuando fundó la marca en 1995 y revolucionó la moda nupcial, ¿se imaginaba llegar tan lejos, con presencia internacional y un legado familiar?

Rosa: Yo no tenía un plan previsto de crecimiento como el que hemos tenido. ¡30 años... han volado! Parece que fue ayer, pero sí, desde que empezamos todo fue una vorágine increíble de éxito y empezamos a crecer, a crecer y a crecer. O sea, al año siguiente de tener nuestra primera tienda abierta en Barcelona, ya empezó la locura. Yo había tenido a Dani y no quería viajar. Abrimos una tienda en Sevilla, otra en Alicante... Ahí arrancó todo.

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Ahora estamos en 80 países, con 4.000 puntos de venta, y creciendo, creciendo y creciendo. El 100 % de la empresa es capital familiar y no hemos vendido nada. Yo alucino, porque todo el mundo vende. Ya no quedan empresas que no tengan al menos una parte vendida a un fondo. En nuestro caso, el 100 % es nuestro.

¿Usted se ha preguntado alguna vez cuál ha sido la clave de ese éxito?

R: Sin duda, lo primero ha sido la calidad. Y calidad engloba muchas cosas: el producto, el equipo, el diseño, todo. Y luego, por supuesto, esfuerzo, trabajo y horas.

¿Qué cree que ha cambiado desde entonces y qué se mantiene intacto?

R: La esencia de la marca sigue intacta. Yo veo catálogos de aquella época y los vestidos son atemporales. Te los podrías poner realmente ahora. O sea, teníamos una base que ha seguido ahora. ¿Qué había entonces? Tejidos especiales: topos bordados, líneas rectas, vestidos sencillos pero muy elaborados por dentro. Yo quería que alguien que se pusiera un vestido nuestro se viera guapa. Vestibilidad.

"Lo primero ha sido la calidad. Y calidad engloba muchas cosas: el producto, el equipo, el diseño, todo. Y luego, por supuesto, esfuerzo, trabajo y horas".

- Rosa Clará

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Bocetos originales de Rosa Clará

Disculpe, Rosa, quería empezar la entrevista con temas puramente profesionales, pero estoy observando cómo la mira su hijo Daniel y le veo la emoción... sonríe y le brillan los ojos.

R: Tenemos una relación maravillosa. Yo también me emociono cuando él habla. Daniel: Imagínate llegar a trabajar con ella y ver todo lo que ha montado. Es una pasada. Cada día que pasa, más la admiro.

Con el permiso de ambos, sigamos por donde íbamos. ¿Cómo definiría a la ‘novia Rosa Clará’ de hoy en comparación con la de hace tres décadas?

R: El gran cambio que ha sufrido la sociedad es la incorporación de internet a las vidas de todo el mundo. Hace que la novia esté muchísimo más documentada. La novia es muchísimo mayor ahora de lo que era antes. En mi época, con 24 o 25 años, la gente se casaba. Hoy en día la media de edad está en 37 para las mujeres, 39 para los hombres. Con lo cual, esto ya es un cambio brutal, porque la que decide lo que se quiere poner es la mujer.

Boda de Daniel Clará y Anne-Marie Colling en París (2023)
Boda de Daniel Clará y Anne-Marie Colling (2023)

Estamos hablando de una firma que cumple tres décadas y de la historia de un éxito, pero ¿cuál ha sido el momento más difícil en estos 30 años?

R: Ha habido muchos momentos duros. Yo te diría que, gracias a Dios, en cuanto a crecimiento, no. Esto es importante. En cuanto a crecimiento, salvo el parón del 2008, que no retrocedimos pero que fue un año duro, hemos seguido creciendo. Lo más duro ha sido con ataques. En este país existe la envidia. Si a una persona le van bien las cosas, van a por ella. Sin duda ha sido lo más difícil. A lo mejor llegaba a trabajar y me encontraba una demanda.

¿Se refiere a plagio?

R: No, por plagio no. Cómo podría explicártelo sin decir nombres...

Bueno, es que cuando uno pone su nombre en una firma y esa firma se vuelve una empresa tan importante...

R: Puse mi nombre porque no se nos ocurría otro. Así de fácil. Y no fui consciente. Hoy sí que se lo diría al que arranca: “Ojo con esto”, porque lo que tú acabas de decir es muy verdad. Todo lo demás lo he llevado muy bien: hemos crecido, hemos trabajado, ha habido equipos maravillosos. Excepto el tema de los ataques.

Cristina Urbi
Cristina Urbi y Willyrex en su boda

BODA DE CRISTINA URBI Y EL STREAMER 'WILLYREX' (2022)

¿Y cuál es el momento más feliz?

R: Uy, muchos, muchísimos. También te diré que yo no he disfrutado mucho de las cosas por el sentido tan profundo de responsabilidad que tengo. A Dani también le pasa.

¿A qué se refiere?

O sea, yo veía una tienda mía, maravillosa, en cualquier sitio del mundo y no pensaba: “¡Qué feliz soy! Mira mi nombre y mi tienda”. Jamás. Pensaba: “Esto tiene que funcionar, por Dios”. O porque era una franquicia y habían invertido dinero en un proyecto nuestro o porque yo misma había invertido y había mucho en juego. La responsabilidad y la angustia no me dejaban disfrutarlo.

Ha vestido a mujeres de todo el mundo. ¿Qué cree que hace universal al estilo Rosa Clará?

R: Tenemos un ADN muy marcado. Hay un tipo de novia que nunca vendría a nuestras tiendas ni vendría a nuestro taller porque el estilo no es el que le gusta. Mira, en Estados Unidos tenemos muchos clientes multimarca. Les cuesta trabajar con nuestra marca porque, cuando las novias van a una tienda y no tienen el modelo que les piden, no pueden enchufarle otro. Dicho por ellas mismas.

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Nuestras clientas son muy fieles y van a luchar contra todo para acabar probándose el diseño que buscan. Eso es algo muy bueno para nosotros, pero muy malo para las tiendas multimarca. Estamos haciendo una expansión espectacular ahora en Estados Unidos. 15 tiendas de golpe: tenemos Miami montada, tenemos Chicago montada, hemos abierto en Houston, Los Ángeles está en obras —que abrimos en agosto—, Boston y Atlanta las siguientes...

Foto del estudio de Rosa Clará
Foto del estudio de Rosa Clará

Van a hacerse ustedes la Ruta 66.

R: Ay, Dani, ¿tendrá algo que ver con tu sueño de hacerla?

D: ¡Puede ser!

Está usted a tiempo, Daniel: tienda a tienda. Hablemos ahora, Rosa, de las novias más originales. ¿Cómo son los diseños que hacen para clientas americanas o de Arabia Saudí, por ejemplo?

R: Hay unas colecciones base que están en todas las tiendas, pero sí que, en algunos momentos, nos adaptamos a países con culturas diferentes y que necesitan un producto determinado. Estados Unidos sigue su camino, que lo tiene muy definido. Lo hemos tenido que aprender. Ahora estamos preparados para que el mercado nos entienda.

Todos los países árabes también. Ellas tienen un gusto concreto a la hora de vestir: más volumen, más pedrería... Hacemos colecciones para estas novias que no quieren ir tan vestidas de una forma occidental. Hacemos un Clará adaptado.

D: Por ejemplo, podemos hacer una colección pensando en Estados Unidos, pero de repente nos damos cuenta de que en Francia gusta lo mismo que en el Midwest de Estados Unidos. No nos lo habíamos llegado a plantear. Eso nos sorprende. Gracias a tener la colección tan amplia, podemos llegar a varios países.

R: O a Italia. Lo que quieren en el norte es lo más sobrio del mundo, pero te vas al sur y quieren volúmenes y pedrería. Otro concepto.

Detalle de un vestido de Rosa Clará
Detalle de un vestido de Rosa Clará
Detalle de un vestido de Rosa Clará

Cuando ustedes hablan de telas exquisitas, de volúmenes, de pedrería, se me viene a la cabeza que eso puede costar miles y miles de euros, pero ¿puede ir guapa una novia con un vestido barato?

R: Por supuesto. Y también en esto hemos sacado colecciones adaptadas al precio medio. Hay muchas novias en España que compran trajes por 1.000 euros. Son otras marcas, eso sí, no lo llevamos con Rosa Clará.

¿Cuánto es el precio medio de un vestido de Rosa Clará hoy y cuánto costaba uno hace 30 años?

R: ¡Pues tampoco ha variado tanto! (risas)

Hombre, me imagino que la inflación habrá hecho su trabajo. Mínimo, entonces sería en pesetas.

R: Nuestras primeras colecciones no eran baratas. Un vestido podía costar 600 euros (100.000 pesetas) hace 30 años. No recuerdo, pero sí que había vestidos de 600 euros, que era caro para la época. La novia que quiera casarse de Rosa Clará encontrará un vestido adaptado a su presupuesto. Sin duda.

Fotografía de una colección de Rosa Clará (2025)
Fotografía de la última colección de Rosa Clará (2025)

Igual que los periodistas tenemos miedo a la inteligencia artificial, ¿tienen miedo ustedes a Shein u otras marcas de este tipo que venden trajes de novia que para muchas personas pudieran valer para el día de su boda?

D: No es el mismo target. Nosotros no vendemos online, porque la experiencia de compra es lo más diferencial. Ir con tu madre, tu hermana y tu mejor amiga a probarte el vestido de novia es una fiesta. Es una experiencia bonita y emotiva. Igual por eso no van a Shein a comprárselo.

Me consta que esas experiencias a veces pueden no salir bien. ¿Es así?

R: A veces pasa, sí. Una madre diseñadora o que sabe coser o una amiga terrorista...

¿Cómo es eso?

R: Sí, mira, una vez contratamos un curso de formación para que nos lo impartieran y nos hablaron del concepto de la “amiga terrorista”: esa amiga que se quería haber casado, pero no se ha casado... En fin, esa amiga terrorista que dice todo lo malo y que hace que la venta sea complicada (risas).

D: Acaba no disfrutando la novia. Lo vemos clarísimo. Esa amiga que quiere cargárselo todo.

Taller de producción de Rosa Clará
Taller de producción de Rosa Clará

¿Hay alguna mujer admirada por usted que todavía le quede por vestir? ¿Alguna estrella internacional o miembro de la realeza?

R: Muchísimas. Ayúdame, Dani.

D: Zendaya, Dua Lipa, que se va a casar ahora...

R: Dua Lipa ama España y tiene mucho vínculo con nuestro país. ¿No será que le están preparando el traje de novia en silencio y no me lo quieren contar?

D: ¡No podríamos! ¡Me lo callaría! Ojalá (risas).

R: Úrsula Corberó, Paula Echevarría —que se casó con un traje nuestro en su boda y también en Velvet, en su serie, sacó dos vestidos nuestros—. Con Hollywood, en general, seríamos muy felices. Pero cualquier mujer, en realidad. Es muy emocionante cuando se te acerca una mujer y te dice que se ha casado con un traje tuyo.

Rosa, ¿cómo se gestó el relevo generacional de su hijo Daniel? ¿Cuándo supo que él quería seguir sus pasos? ¿Se lo esperaba?

R: No. Él siguió su vida, su camino, estudió arquitectura... Él siempre dice que esto fue una cosa sutil.

D: Mi madre es sutilmente contundente (risas). Yo estudiaba mi carrera y hubo un momento en el que ella, con el crecimiento tan rápido de la empresa, se quedó sin espacio en sus oficinas de Hospitalet. Justo delante de mi universidad había un edificio. Acabó ahí, enfrente de mi universidad. Todo muy sutil. Pues yo me iba ahí a hacer los proyectos de la uni y los proyectos de mi madre.

Foto detalle del taller de Rosa Clará

Fue orgánico, ¿no?

R: Mucho. Jamás le dije: “Tienes que venir a trabajar conmigo”. Habría hecho otras cosas: vender la empresa, no estaría reinvirtiendo y reinvirtiendo... El día que me dijo: “Voy a trabajar contigo”, pensé que era la mejor decisión de mi vida, acabar mi carrera con él.

¿Fue propuesta o afirmación?

R: ¡Lo afirmó! No me dio opción (risas). Cuando él hacía el proyecto final de carrera, la mitad del día era para su carrera y la otra mitad, para la empresa. Si ves lo que se estudia en una escuela de negocios, aquí está todo. Para mí era importante que él viera lo que ocurría en el resto de la empresa. Estuvo un año pasando por todos los departamentos.

Lo hizo todo, excepto repartir vestidos con la furgoneta. Hasta que un día, el señor que repartía vestidos le dijo: “¿Conmigo cuándo?” Y estuvo una semana con él repartiendo vestidos. Le fue muy bien. Daniel tiene una visión mucho más completa que yo de esta casa. También se fue a Estados Unidos, a tiendas hostiles, que no sabían ni quiénes éramos, y con el producto en la mano fue vendiendo de tienda en tienda.

Rosa Clará y Paula Echevarría
Rosa Clará y Paula Echevarría

Vaya don de la comunicación, Daniel. ¿Lo ha heredado de usted, Rosa?

R: No, no... Él es mucho más gracioso.

D: Amor de madre.

¿Le costó soltar el control a una mujer tan perfeccionista como usted?

R: Bueno, es que yo no hubiera cometido el error de que mi empresa cumpliera 30 años y decirle: “Toma, ahí tienes”. Hace 12 años entró un CEO en la empresa, Manuel Cano, que espero que esté con nosotros siempre. Aquí no mandamos ni Daniel ni yo, manda el CEO.

¿Es una persona externa a la familia?

R: Sí, totalmente. Es una persona que no es un 10, es un 20. Estamos felices. Es un trabajador al máximo y con un gran sentido común. Un líder. Desde entonces yo empecé a alejarme poquito a poco, sin grandes sustos... Ahora hay meses que trabajo mucho y meses que no trabajo nada. Y estoy muy tranquila, que es lo más importante. El primer año, cuando entró Manuel, tenía unos vértigos... Ya al segundo año no tenía ninguno (risas). Daniel y Manuel son un gran equipo que pueden llevar esta casa al cielo.

Rosa Clará y Daniel Clará
Rosa Clará y Daniel Clará

Daniel, usted se ha criado entre telas, desfiles y pruebas de vestidos, pero es arquitecto. ¿Cuándo tuvo claro que quería formar parte de esto?

D: Al haber crecido así, ha habido muchas cosas que he ido aprendiendo sobre la marcha y que no sabía que las sabía. Entonces, cuando empecé a trabajar con ella, todo me resultaba fácil. Aún tengo mucho que aprender.

R: ¿Puedo añadir una cosa? La humildad que ha tenido desde que llegó. Se ha ganado el respeto de todo el mundo, con simpatía y con humildad.

¿Cuál es el mayor aprendizaje laboral que ha tenido de su madre?

D: Yo admiro mucho de ella lo empática que es: se pone en la piel de los clientes, de la novia, de todos.

R: Creo que soy un poco pesadita. ¡Puedes decirlo! (risas)

D: No, qué va. También la intuición que tiene sobre muchas cosas. Cuando le digo que es pesadita es porque a veces yo quiero ir para un lado y ella para el otro, y seguro que tiene razón ella, pero también tengo que tomar yo mis decisiones.

Taller de producción de Rosa Clará
Taller de producción de Rosa Clará

Y si de su madre ha aprendido y admira su empatía y su intuición, ¿qué sello quiere dejar usted en Rosa Clará?

D: Yo tengo un reto: innovar. Eso es lo más complicado de hacer. El ADN no lo podemos perder nunca. Eso lo ha creado mi madre y es lo más difícil, pero yo tengo que innovar.

Y si pudieran proyectarse 30 años hacia el futuro, ¿cómo les gustaría que se recordase justo esta etapa?

D: Por la Valentía.

R: Y por la Osadía. Yo fui a Karl Lagerfeld y le dije que quería colaborar con él. Trabajamos con Jesús del Pozo, Christian Lacroix... El diseñador de Chanel, estando en Chanel, me hizo caso. Eso fue la bomba. Firmamos el contrato, con su equipo, y nos hicimos una foto. Fue en su biblioteca de París, en una mesa alta. Él llegó con toda la aureola de gente y me dijo: “Me han dicho que quieres trabajar conmigo”, y le dije: “Sí, quiero que trabajemos juntos”. Se quedó serio y se puso a reír. Y la foto la hizo él, lo colocó todo y la hizo él.

D: ¡El primer selfie!

R: ¡Y yo fui sin maquillar! Me dio igual, c’est la vie.

Cuadro de Rosa Clará

Daniel, ¿una madre puede ser una amiga?

D: Por supuesto. La mía, al menos, lo es. Yo he crecido solo con ella y con la empresa. La empresa es como mi hermana.

Algún secreto le guardará, ¿no?

D: Ninguno.

R: Bueno, cuando hiciste puenting.

¿Se lo ocultó por no asustarla o por evitar la discusión?

R: Es que con Dani no se puede discutir. No recuerdo una discusión con él. Siempre hemos funcionado con pactos.

Rosa, su hijo Daniel se casó hace dos años con Anne-Marie Colling. ¿Una nuera puede ser una amiga?

R: Sí, lo está siendo. Está en Barcelona, está cerca de casa, ella es una niña maravillosa y ahora que ha sido madre... si antes la quería, ahora la adoro.

Qué romántico momento que su nieta haya nacido justo cuando se cumplen 30 años de su firma, ¿no?

R: Ostras, no lo había pensado.

D: Yo sí, yo sí (risas).

Foto detalle de Rosa Clará

R: De Anne-Marie solo puedo decir palabras buenas. Este pasado fin de semana hemos estado solas mi nieta y yo. Ellos se han ido a Ibiza. Mi nieta está encantada conmigo, es divina, es buena...

Daniel, ¿qué tal la paternidad? ¿Duerme usted mucho?

D: Duermo mucho y muy bien.

¿Ha cambiado la llegada de Chloe el rumbo de la marca?

D: Hacíamos la broma de que, en los próximos 30 años, será Chloe quien tome las riendas.

¡Era la siguiente pregunta! A lo mejor Chloe es como la princesa Leonor y ustedes son la Familia Real de la moda nupcial. ¿Ha nacido Chloe con el destino escrito?

D: Tengo que saber hacerlo como supo mi madre.

R: Lo hará mucho mejor.

Daniel, su madre es Rosa Clará, se casó hace dos años con Anne-Marie y ahora ha sido padre de una niña. ¿Qué ha aprendido usted de las mujeres?

R: ¡Y la perra, Tokyo! ¡Rodeado de mujeres! (risas)

D: He aprendido que nosotros no somos nada en comparación con ellas. Es alucinante. Lo he visto al ver a mi mujer ser madre. Lo sabía, porque tengo la madre que tengo, pero estoy alucinado. Lo generosas que son, la maternidad... no solo el parto, el cuidado diario, las noches que son malas, dar el pecho...

¿Cómo celebran los hitos importantes en casa? ¿Se habla de vestidos de novia o de números en la sobremesa o hay un acuerdo tácito de desconectar?

R: Siempre se lo digo: “A mí llámame para hablar de hijo a madre”. Últimamente me llama solo para cosas de trabajo. Estoy indignada.

D: La llamo puntualmente... Intentamos molestarla lo menos que podemos, pero hay momentos en los que la llamo y pienso: “La he llamado demasiado solo para esto”.

Foto detalle de una percha de Rosa Clará
Rosa Clará y su hijo Daniel Clará
"En muchas ocasiones no he estado tanto a su lado como me hubiera gustado, pero él siempre ha sabido que es lo más importante de mi vida. He sido una madre trabajadora".

- Rosa Clará

Rosa, dígale a Daniel lo que siempre haya querido decirle.

R: Le he dicho tantas veces que le quiero y que es lo más importante de mi vida... En muchas ocasiones no he estado tanto a su lado como me hubiera gustado, pero él siempre ha sabido que es lo más importante. Eso se refleja en muchas cosas. He sido una madre trabajadora.

D: Yo veía que no estaba, pero que no era porque estaba de fiesta. Era por trabajar, trabajar y trabajar.

Daniel, dígale a Rosa lo que siempre haya querido decirle.

D: Gracias por todo. Por educarme como me has educado y por quererme como me has querido.

R: Hubo una cosa que me dijo un día que me encantó: “Cuando empecé a trabajar aquí, te valoré el doble que antes”. Es que esto no es fácil. Somos 500 personas en Barcelona. Piensa que solo aquí son 500 nóminas. ¡Y porque me han liado! Yo tendría que estar ahora de retirada y no montando tiendas en Estados Unidos. Acabamos de comprar un terreno para hacer un edificio de 22.000 metros cuadrados... Manuel y él me han liado.

Pues a partir de ahora mismo, cuando se apague esta grabadora, usted será libre para irse con su nieta a ser feliz y a vivir.

R: ¡Ay, muchísimas gracias! Que sepas que en esta entrevista hemos contado cosas que no habíamos contado nunca.

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