Las motorizaciones diésel están viviendo en nuestro país una especie de proceso de "demonización" tras vivir un par de décadas de auténtico brillo y dominio. Parece que nadie quiere ahora ni siquiera oír hablar del diésel, de la contaminación, de lo "sucios" que pueden llegar a ser.

El Grupo Volkswagen ha sido uno de los fabricantes que más ha sufrido este cambio de tendencia después de haber sido descubierto manipulando datos acerca de las emisiones contaminantes de sus motores, un hecho que ha afectado a modelos de prácticamente todas las marcas que componen el grupo, desde Audi o Porsche hasta la propia Volkswagen, pasando por SEAT o Skoda. 

Tal es así que últimamente estamos asistiendo a presentaciones de nuevos modelos del grupo en el que los motores diésel han sido relegados a un segundo plano, algo que podemos observar en el SEAT Ibiza, cuya nueva generación se lanzó al mercado en enero de 2017, únicamente con motores de gasolina. 

No ha sido hasta casi un año después cuando SEAT ha presentado las motorizaciones diésel para el Ibiza, un combustible que otrora copaba más del 75% de las ventas. En esta nueva generación serán tres las opciones disponibles propulsadas por gasóleo, con 80, 95 y 115 CV. 

Las tres variantes están basadas en el mismo bloque motor, el ya conocido 1.6 TDI de cuatro cilindros, que se asociará a cambios manuales de 5 y 6 velocidades dependiendo de la potencia escogida. El consumo será, en cualquier caso, muy bajo, menor a los 4 litros/100 km en ciclo mixto. 

Las variantes diésel del nuevo SEAT Ibiza tienen un precio inicial de 16.530 euros, correspondientes al 1.6 TDI 80 CV Reference, el acabado más básico de los cuatro disponibles (Reference, Style, FR y Xcellence), mientras que la variante intermedia partirá de 16.990 euros. La versión más potente de 115 CV tendrá un precio mínimo de 19.830 euros, esta vez asociado obligatoriamente a, como mínimo, el acabado Style.