El CLS de Mercedes-Benz ha sido un icono de la firma de la estrella desde su lanzamiento original allá por 2004. En aquel momento, la marca alemana decidió probar suerte creando un segmento hasta la fecha inédito, el de las berlinas coupé. Para ello, diseñó, sobre la base de la Clase E, una carrocería deportiva de estilo coupé pero con cuatro puertas. 

Los resultados no se hicieron esperar, y el CLS se convirtió inmediatamente en un absoluto éxito de ventas para la firma, que no daba a basto para satisfacer la demanda de un producto que creó un segmento de la nada, y al que el resto de marcas se apresuraron a copiar. 

Ahora Mercedes se ha propuesto revalidar el éxito de la primera generación del CLS con la llegada de la tercera edición, una nueva variante que continua con las tendencias de diseño de sus predecesores, mezcladas con un salto de modernidad con las que se adapta a la actual gama del fabricante de la estrella. 

El frontal, muy agresivo, y la parte trasera, con unas líneas muy marcadas en sentido descendente, combinan a la perfección con la silueta coupé de una berlina que, no obstante, ha preferido pecar de conservadora en la mayoría de sus trazos con el fin de agradar a la clientela más fiel de la marca. 

En el interior encontramos un salpicadero prácticamente calcado al de la Clase E, con algunos toques diferenciadores como los aireadores retroiluminados. Por primera vez, el CLS será capaz de acoger a cinco ocupantes gracias a una banqueta trasera con capacidad para tres pasajeros. 

Mecánicamente los cambios son evidentes, ya que el CLS ha sido el modelos elegido por Mercedes para estrenar su nueva familia de motores de seis cilindros en línea. En la fase inicial de lanzamiento serán tres opciones mecánicas, dos diésel con 286 y 340 CV y una variante de gasolina con 367 CV y sistema híbrido de 48 voltios.