No pudo repetir el triunfo de la pasada edición en las 24 Horas de Le Mans, sin embargo, el Ford GT de la categoría GTE sigue mostrándose muy competitivo, tanto en el Mundial de Resistencia, como en el campeonato IMSA. Un coche de competición que fue creado para ganar carreras y que posteriormente se adaptó también para la calle, con uno de los deportivos tecnológicamente más avanzados de su generación, equipando más de 50 sensores capaces de adaptar el comportamiento del vehículo a cada situación adaptando elementos como el motor, la suspensión o la aerodinámica activa.

La punta de lanza creada por Ford Performance, división que comparte con el resto de vehículos de alto rendimiento de la firma del ovalo -entre los que nos encontramos al Mustang GT, Focus RS o Fiesta ST-, ha recibido una edición especial y aún más exclusiva. Uno de los GT’s más tecnológicos del panorama actual hace un guiño al pasado, concretamente a la gran victoria conseguida por el Ford GT40 en las 24 Horas de Le Mans de 1967.

La edición de ese año fue dominada por los norteamericanos Dan Gurney y A.J. Foyt, los cuales llevaron a la victoria al Mk. IV en La Sarthe, territorio en el que Ferrari había ejercido su tiranía durante años. Después de que Henry Ford propusieran la compra de la firma italiana a Enzo Ferrari y recibir la negativa por parte de ‘il commendatore’, el fabricante de Detroit se propuso ganarle en el circuito con su nuevo GT40. Ahora, cincuenta años después, Ford ha decidido rendirles homenaje con la nueva versión del Ford GT 2018, denominada “Heritage Edition”.

Esta nueva edición especial contará con una librea que replica a la perfección la del GT40 ganador en Le Mans 1967. El Race Red de la pintura combina a la perfección con las icónicas franjas blancas longitudinales que lucían los modelos de Ford en la gran carrera de la resistencia, así como el dorsal número uno sobre fondo blanco, Frozen White, que se utilizaba para diferenciar a los distintos coches. Se ha optado por unas nuevas llantas de 20 pulgadas de aluminio forjado, así como unas nuevas carcasas de color plata para los retrovisores, imitando el material que se utilizaban en antaño los GT40.

En cuanto al interior, la tapicería ha sido renovada con un nuevo diseño en el que se combina el cuero con los baquets de fibra de carbono, con las costuras en rojo que también muestra el volante. Los cinturones son ahora de tela roja, mientras que para las levas de cambio se ha optado por un acabado en gris, similar al de la palanca que utilizaban las unidades de competición hace medio siglo.