La alemana BMW anunció hace unos meses el fin de la comercialización y producción del Z4, un pequeño roadster biplaza que vivió durante algo más de 10 años, contando con dos generaciones. Sin embargo, el bajo volumen de ventas de un modelo que ya se veía, en sus últimos años, algo desfasado frente a la competencia le hizo desaparecer de la gama del fabricante bávaro. 

No obstante, BMW ha trabajado desde el inicio en un sucesor, en un digno heredero de la trayectoria de pequeños descapotables de dos plazas pensados para disfrutar de la conducción. Ahora BMW nos presenta, en forma de prototipo, un avance de lo que será la tercera generación del Z4. 

El diseño este adelanto ha buscado la deportividad, sin dejar de lado las raíces de la propia marca. Y es que el Z4 pretende encarnar el placer de conducir en su máxima expresión, utilizando para ello todos los recursos disponibles en la marca. El frontal maximiza la agresividad del conjunto con unos faros alargados en forma de lágrima y una parrilla de generoso tamaño. 

Todas las líneas tanto de la carrocería como del interior están diseñadas para remarcar los trazos del conjunto, musculando su apariencia como pocos BMW lo han hecho hasta el momento. Una parte trasera con los hombros muy marcados y un habitáculo prácticamente encajado en el suelo del vehículo redondean una estética muy especial. 

Se trata de un modelo que aún tardará en pasar a producción, aunque se espera que BMW presente una versión más cercana al resultado final el año que viene, presumiblemente en el Salón de Ginebra. El Z4 perderá algunos de los detalles más rocambolescos de esta unidad prototipo, pero a buen seguro mantendrá su espíritu. 

Mecánicamente se conocen pocos datos, aunque sabemos que se mantendrá el clásico esquema de motor delantero y tracción trasera. Se espera que BMW utilice varios motores de sus estanterías, unidades de cuatro y seis cilindros sobrealimentadas con turbo y unidas a cajas de cambio manuales de 6 velocidades o automáticas de 8 relaciones.