Quién le iba a decir a los responsables de la creación de Dacia en 1966 que la compañía de automóviles que fue creada para representar el país y todos sus habitantes terminaría estudiando la construcción de su primer vehículo eléctrico. La compañía, orientada desde su creación en la fabricación de vehículos de bajo coste vivió sus primeros años de historia ensamblando antiguos diseños de Renault después de adquirir a la marca del rombo la maquinaría, piezas y derechos para replicar bajo su nombre vehículos tan exitosos como el Renault R12.

Ahora, con la marca ya establecida como una opción para los que buscan un automóvil económico es hora de seguir mirando al futuro y aprovechar la unión entre Renault, Nissan y Mitsubishi para empezar a trabajar en el concepto de los Dacia del futuro. Renovarse o morir. Obligado por la evolución de la industria del automóvil hacia una forma de transporte más respetuosa con el medio ambiente, las necesidades obligarán a la marca rumana a adaptarse a estas nuevas tecnologías si quiere seguir ofreciendo un productor a un precio más reducido que el de sus competidores debido a las medidas que se están estudiando implantar para imponer más impuestos a futuros modelos que superen los nuevos límites de emisiones aún más estrictos.

Jean-Cristophe Kugler, CEO de Dacia, confirmaba hace unos días a la revista Autocar que la marca no será menos y también estará obligada a esta adaptación a los nuevos tiempos, destacando que será la colaboración entre las distintas marcas del grupo lo que le permitirá mantener esa filosofía de la que ha presumido desde su compra en septiembre de 1999 por el Grupo Renault.

Aprovechando las distintas plataformas con las que ya trabajan el resto de fabricantes, Kugler estima que Dacia sólo necesitaría entre seis y doce meses para planificar el desarrollo de un nuevo modelo 100% eléctrico y llevar a cabo su presentación, unos plazos muy reducidos que hablan muy bien del poder reacción con el que actualmente cuentan dentro del grupo. No será necesaria tanta premura. Dacia no ha visto su modelo de negocio por el momento afectado por la actual evolución del mercado, de la normativa y por consiguiente de la industria, por lo que no debe anticiparse a sus rivales. Sí deberá estudiar cómo adaptarse a esta nueva era tecnológica de la mejor forma sin afectar a su seña de identidad: productos con un estándar de calidad aceptable por el cliente europeo, a precios muy reducidos.