
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Trump en su investidura: "Vamos a acabar con el mandato del vehículo eléctrico"
Al contrario que el exmandatario Biden, Trump tiene claro que dará libertad a los ciudadanos estadounidenses para comprar el vehículo que deseen.
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La vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca cambiará el panorama de muchos sectores. Y uno será el del automóvil. Durante la ceremonia de investidura, que tuvo lugar ayer 20 de enero, el 47º presidente de Estados Unidos dejó muy claro cuáles serán sus primeras medidas en el poder.
En el discurso señaló que: "Vamos a acabar con ese mandato del vehículo eléctrico para salvar a los trabajadores de este país. Vais a poder comprar el coche que queráis. Vamos a construir coches a un ritmo que nadie podía imaginar hace años gracias a los fabricantes de Estados Unidos".
"Voy a cambiar el sistema comercial, en lugar de gravar vamos a poner aranceles a los países extranjeros para así enriquecer a nuestros ciudadanos", añadió. Por tanto, su estrategia supondrá un cambio de rumbo tanto para Estados Unidos como para Europa y China. Asimismo, influirán otros factores como políticas proteccionistas, una industria más local y la confrontación con el gigante asiático, entre otros.
Más proteccionismo
Respecto a las consecuencias para el sector en Estados Unidos, Trump busca establecer más proteccionismo para su país, así como ciertos cambios regulatorios. Bajo el eslogan American First, se aboga por el aislacionismo, lo que implica aranceles más altos sobre los vehículos importados.
En detalle, el presidente ha dicho en los últimos meses que aumentará las tasas para los coches y componentes procedentes de México, Canadá y China, para así incentivar la producción local. La idea es imponer unos aranceles del 25% para todas las importaciones de México y Canadá, así como otro del 10% sobre los productos chinos.
En el caso de hacerse realidad, esta medida podría afectar de manera directa a fabricantes de automóviles estadounidenses como General Motors. La compañía lidera el ranking de las marcas de coches que exportan su producción de México a Norteamérica, según adelantó Reuters.
Las 10 principales firmas que tienen plantas mexicanas produjeron un total de 1,4 millones de vehículos durante los primeros seis meses de 2024, de los cuales el 90% se envió al otro lado de la frontera, tal y como señaló la asociación mexicana de comercio automotriz. También podrían salir perjudicados Ford y Stellantis, ya que, tras General Motors, son las compañías que mayor producción de vehículos tienen en México.
Por otro lado, Donal Trump ha prometido incentivos fiscales y regulatorios a los fabricantes de automóviles locales. Estos incluyen exenciones tributarias para las empresas que fabriquen vehículos en territorio nacional. No obstante, también se lo ha asegurado a las compañías extranjeras que decidan trasladar su producción a Estados Unidos.
Otra medida de peso para el sector será la posible reversión de los estándares de emisiones impuestos por la administración de Biden, lo que beneficiaría a los fabricantes de vehículos de combustión. Esto supondría un menor impulso de los vehículos eléctricos, desacelerando, muy probablemente, la transición hacia la movilidad sostenible.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, saluda al expresidente estadounidense, Joe Biden, a su llegada a la ceremonia de investidura en el Capitolio. Reuters
Y aunque la presidencia del republicano puede ser negativa para el sector de los vehículos cero emisiones, ya que es posible que se supriman las rebajas y los incentivos fiscales de estos, la firma de Musk saldría igualmente ganando, según prevén los analistas de Wedbush.
Estas suposiciones se basan en la enorme escala y alcance que tiene Tesla en el mercado que, ligado a un entorno sin subvenciones para los coches eléctricos y unos aranceles chinos más elevados, llevarían al fabricante estadounidense a hacerse con las ventas del país. Por su parte, la entidad de Musk ya ha palpado los primeros sucesos positivos tras la subida de sus acciones en bolsa.
Tensiones con Europa
En el caso del Viejo Continente, Trump ha amenazado con imponer aranceles a vehículos europeos (principalmente alemanes), lo que dificultaría las exportaciones hacia Estados Unidos. De esta manera, empresas como BMW, Mercedes-Benz y Volkswagen podrían ver una caída en la demanda estadounidense y verse obligadas a expandir la producción local en Norteamérica.
Cabe destacar que el mercado estadounidense representó el 12,9% de los 3,1 millones de vehículos exportados de las firmas alemanas en 2023, lo que convierte a este país en el mayor mercado de exportación para los fabricantes mencionados, según avanzó Reuters.

El director ejecutivo de Google, Sundar Pichai, y el director ejecutivo de Tesla y SpaceX, Elon Musk, en la toma de posesión de Trump. Reuters
No obstante, BMW podría tener, incluso, una mayor ventaja si hubiera aranceles debido a su alta presencia en Estados Unidos. La marca alemana cuenta con 30 ubicaciones en 12 estados, donde solo en Spartanburg (Carolina del Sur) produjo 410.793 vehículos en 2023, de los cuales más de la mitad se exportaron a 120 países.
Por su parte, Mercedes-Benz tiene dos plantas en Estados Unidos: en Tuscaloosa (Alabama) y en Charleston (Carolina del Sur), que en conjunto fabricaron 346.600 vehículos en 2023. Aproximadamente dos tercios de la producción de la factoría de Tuscaloosa se exportan.
¿Veto a China?
Si bien la última medida aprobada por el Congreso de Estados Unidos, y bajo el poder de Joe Biden, ha sido el veto a los vehículos chinos, la última palabra la tendrá Trump como nuevo presidente.
Concretamente, se ha prohibido la importación y la venta de coches fabricados en China, una ley que entrará en vigor en 2027, al igual que los modelos que incorporen software desarrollado por el gigante asiático.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, toma la mano de su esposa Melania Trump, mientras su hijo Barron Trump y el vicepresidente JD Vance observan después de prestar juramento. Reuters
También se incluirán restricciones al hardware, aunque estas se aplicarán a los vehículos del año 2030. Así lo anunció la Casa Blanca por medio de un comunicado en el que confirmó una normativa definitiva que "prohibirá la venta e importación de sistemas de hardware y software de vehículos conectados, así como de vehículos completos procedentes de China y Rusia".
En cuanto a las razones de esta prohibición por parte EEUU, se indicó que "la presencia en las cadenas de suministro de adversarios extranjeros" hace que los sistemas y componentes de estos automóviles (como wifi, bluetooth o conexión por satélite) representen una "significante amenaza en la mayoría de los vehículos presentes en la carretera hoy día". Por su parte, también se vetará la conducción autónoma
Si esto se lleva adelante con el Gobierno de Trump, causaría un impacto negativo en los fabricantes estadounidenses en China. Empresas como General Motors y Ford podrían enfrentar represalias en el país asiático, uno de sus mayores mercados, lo que afectaría sus ventas globales.
Cabe recordar que, durante el primer mandato de Trump, el republicano impuso aranceles a las importaciones chinas por un valor de más de 300.000 millones de dólares, según recordó Reuters. Además, en los últimos meses, el líder estadounidense ha incidido en que añadirá aranceles de, al menos, el 10% a los que ya se aplican a los productos chinos. No obstante, todavía está por ver qué pasa finalmente con China.
En definitiva, la industria automovilística en EEUU, Europa y China tendría que lidiar con un entorno más proteccionista, elevados aranceles, un menor impulso de la electrificación y una posible guerra comercial más intensa con el gigante asiático. Los fabricantes tendrían que adaptarse a nuevas estrategias de producción local y diversificación de mercados para mitigar riesgos.