
Unas niñas jugando en el recreo.
El laboratorio de la UMA que estudia la actividad física en edad escolar: busca evitar el sedentarismo infantil
Los investigadores subrayan la importancia de la conexión entre el movimiento y el desarrollo cognitivo.
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Durante la infancia, el sistema nervioso se desarrolla principalmente a través del movimiento, por lo que la falta de estímulo físico puede tener consecuencias negativas tanto a nivel estructural como cognitivo.
Según estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tiempo dedicado al movimiento en esta etapa crucial está disminuyendo, lo que puede derivar en problemas mayores. Es lo que quiere evitar la Universidad de Málaga a través de su Laboratorio de Motricidad y Composición Corporal, donde se estudia la fisiología del ejercicio en los más pequeños gracias a la ayuda de los colegios de la provincia.
Una de las prioridades del laboratorio, asociado a la Facultad de Ciencias de la Educación, es analizar la actividad física en edades tempranas: el estudio se centra ahora en niños de 0 a 6 años, aunque también se recogen datos en Primaria y Secundaria para evaluar cómo el sedentarismo impacta en el desarrollo infantil.
Así lo explica Ramón Romance, profesor de la Facultad de Educación en el área de Expresión Corporal y Educación Física. Junto a la docente Adriana Nielsen, son los encargados de desarrollar este estudio en los colegios. "Hasta ahora solo se había relacionado el ejercicio con la mejora de nuestra salud estructural y corporal, pero no se había relacionado con la parte cognitiva", detalla.
El estudio busca detallar qué relación existe entre la actividad física y las funciones cognitivas gracias a diferentes procedimientos. En primer lugar, se realiza una evaluación antropométrica, midiendo la talla y el peso junto a otros parámetros relacionados con la composición corporal.
El siguiente paso, previo consentimiento de los padres, es un acelerómetro que los niños llevarán en la cintura durante ocho días para medir la cantidad de actividad física realizada durante el día. "Hemos comprobado que los niños y niñas tienen menos actividad física durante los fines de semana que los días laborables. Por eso, una de las propuestas que hacemos es incrementar el movimiento en el programa curricular", detalla el investigador de la UMA.
Asimismo, a los menores incluidos en el estudio también se les realizan otras pruebas como el test MCA para medir las habilidades motrices básicas y un cuestionario para medir su actividad física y competencia social.
Cambio de metodología
De esta forma, los investigadores han identificado la necesidad de cambiar la metodología educativa actual. "En educación infantil no hay un horario determinado para la práctica motora. Se reduce a una hora a la semana de psicomotricidad, y es muy escaso", explica Romance, que subraya que las investigaciones del laboratorio tienen el objetivo de cambiar los horarios escolares e incluir más metodologías activas.
Una de las propuestas más relevantes ha sido la incorporación de una tercera hora de educación física en el programa escolar. "Los niños cada vez tienden a moverse menos fuera del entorno escolar, ya que van en coche a clase, están sentados, luego vuelven a casa en coche y hacen deberes o usan dispositivos electrónicos. Se repite día tras día", añade.
Así, el objetivo del laboratorio y sus estudios seguirá siendo el de cambiar la metodología en la etapa escolar: un enfoque más activo que fomente tanto la salud física como el desarrollo cognitivo. "Es una edad crucial, se está desarrollando todo nuestro sistema nervioso", apunta el investigador.