Pilar y su hija.

Pilar y su hija.

Málaga

Pilar, la mujer que será desahuciada en Pizarra tras confiar en su presunto maltratador: "Fue un dictador"

La mujer afectada, a la que un juzgado reclama que deje su vivienda el 26 de septiembre, prestó 80.000 euros a su entonces pareja para adquirirla. Ahora se ve fuera de casa y sin ese dinero.

Más información: Una mujer se enfrenta en Pizarra a un desahucio tras prestar sus ahorros a su supuesto maltratador

Publicada

En Pizarra, una mujer está viviendo este septiembre algunos de los días más duros de su vida. Se llama Pilar, tiene 55 años, y el próximo 26 de septiembre será desahuciada de la casa en la que volcó su dinero, sus ilusiones, amor y buena parte de su vida.

Prestó todos sus ahorros para comprar dicha vivienda a su expareja y actual propietario del inmueble. Lo más doloroso para ella no es solo perder el techo al que lleva años llamando hogar, sino saber que este episodio llega tras confiar en la persona equivocada: el hombre que acabó siendo su presunto maltratador.

“Estoy guardando cosas, preparando cajas, me ha sido muy difícil encontrar un alquiler con los mil y poco que gano”, cuenta resignada. Hace poco vio una casa por 650 euros, pero estaba aislada en el campo. “Cuando llueva, de allí no hay quién se mueva. Es imposible vivir así y en todas las que iba encontrando no me dejaban meter a mis animales”, lamenta.

In extremis, Pilar ha encontrado una casa donde hacer frente a su futuro incierto a duras penas. "Llevándome cosas, la Guardia Civil vino el lunes para pedirme que no me lleve los muebles. Según él, porque él lo quiere todo aunque sea todo mío y pese a que tengo pruebas para demostrarlo", asevera.

Su historia comenzó en 2010, cuando conoció a Pepe (nombre ficticio), el hombre que acabó marcando un antes y un después en su vida. Para esa fecha, Pilar había atravesado ya varias pérdidas dolorosas: la ruptura difícil con el padre de sus hijos, la enfermedad de sus padres y la posterior muerte de su progenitor en sus propios brazos.

Estaba muy débil. Llevaba todo adelante yo sola: el trabajo, mis hijos, el cuidado de mi madre enferma. Él apareció entonces como un salvavidas”, recuerda.

Al principio, la relación parecía estable. Pepe se mostraba atento con su madre, pendiente de los médicos y de la medicación, cercano con sus hijos. Poco después de empezar a salir, se instaló en su casa casi sin pedir permiso.

En septiembre de 2010, apenas tres meses después de conocerse, le pidió matrimonio. Parecía que iba a por todas. Pilar, que aún estaba de duelo, se negó. Aun así, la relación fue avanzando.

Durante cinco años (2010-2015) la mujer y su pareja convivieron en una casa de alquiler sin que el compañero sentimental de Pilar aportara nada para el pago del alquiler ya que en el trabajo no estaba fijo.

En 2015, tras el fallecimiento de su madre, Pilar heredó la vivienda familiar gracias a la donación de su padre, que había querido reconocerle el esfuerzo de todos aquellos años de cuidados a ambos.

La mujer se endeudó con un préstamo de 25.000 euros y acometió una reforma completa de la casa: tiró tabiques, cambió suelos, fontanería, electricidad, muebles y electrodomésticos. “Todo lo pagué yo. Absolutamente todo”, insiste. Un año después, finalmente, accedió a casarse. Fue ella quien costeó también la boda, siempre según su relato.

Pilar y su hija.

Pilar y su hija. Cedida

Pero la convivencia se fue envenenando. La muerte de su perro, atropellado en un paseo, fue un punto de inflexión. “Él empezó a culparme. Lloraba y me decía que era mi culpa que su 'socio' hubiese muerto. A partir de ahí cambió completamente. Se volvió agresivo y se empecinó con que no quería vivir donde vivíamos”.

En 2020, el hombre consiguió una plaza fija en su trabajo y le indicó "insistentemente" a su pareja que prefería vivir en otro inmueble porque se sentía agobiado en la que convivían y para ello la mujer vendió la casa. Su objetivo era invertir el dinero en una nueva vivienda.

La mujer aceptó que la nueva casa se pusiera a nombre de él tras unos problemas bancarios derivados de una anterior relación de malos tratos y le entregó todos sus ahorros, 80.000 euros, para la compra del inmueble, que ahora por orden judicial debe abandonar.

Antes de entregarle el dinero, según el letrado, firmó un convenio regulador por si se producía un hipotético divorcio y quedaba estipulado que si se divorciaban el compañero sentimental le tendría que devolver los 80.000 euros.

En resumidas cuentas,ya en esta nueva casa, lo que comenzó con discusiones pronto derivó en un control absoluto dentro de la casa. Pepe llegó a arrancar la puerta del dormitorio del hijo de Pilar porque “nadie tenía derecho a tener intimidad”.

Vigilaba hasta los paquetes de espaguetis para controlar su consumo. Pilar lo resume con contundencia: “Aquello se convirtió en una dictadura, él se sentía un maldito dictador”.

Pilar ha tenido difícil encontrar casa para sus cuatro perros y cuatro gatos.

Pilar ha tenido difícil encontrar casa para sus cuatro perros y cuatro gatos.

La convivencia fue deteriorándose hasta convertirse en un verdadero infierno. Pilar recuerda cómo durante meses se vio obligada a comer sola en su cuarto, evitando bajar al salón: “Subía con mi bandeja, comía en una mesita y luego me iba otra vez arriba. No podía soportar estar con él”.

Y se preguntarán por qué motivo aguantaba todo la mujer. La situación económica no ayudaba. Pilar de inicio trabajaba en una residencia, pero perdió aquel trabajo y tuvo que unir una serie de trabajos precarios, principalmente de limpieza. “Con lo que cobraba no tenía ni para comer. Ahí fue ya el desastre total”, explica.

El maltrato psicológico se hizo insoportable. “Delante de mi hija me gritaba: ‘¡Es que tu madre no me folla!’, con las ventanas abiertas. Le decía a la niña que tenía que convencerme, como si fuera una terapia, para que me acostara con él”, denuncia.

En octubre de 2024, Pilar decidió divorciarse. Contrató una primera abogada, pero, asegura, no supo defenderla. La jueza fijó el 31 de enero de 2025 como fecha para que la mujer tuviera que abandonar la vivienda, ya que esta estaba a nombre de él, "mi peor error".

“Para colmo yo seguía totalmente cegada, los abogados me decían que lo denunciara, pero yo no quería. Yo quería razonar con él. Pensaba que, aunque perdiéramos el matrimonio, al menos podíamos quedar como amigos”, admite.

La convivencia hasta esa fecha fue insoportable. Según relata, sufrió intentos de agresión sexual, tocamientos mientras dormía e incluso episodios de acoso que tuvieron que presenciar sus hijos. “Si no llega a entrar mi hija por las escaleras un día, no sé qué habría pasado. Quitaba pestillos de las puertas para que no pudiéramos cerrarnos en el baño. Hasta nos cortaba el agua caliente en invierno para que no nos ducháramos”, detalla.

El 9 de febrero de 2025, tras un nuevo episodio de violencia, Pilar reunió el valor para denunciarlo. Al día siguiente se celebró un juicio rápido y Pepe fue expulsado de la casa por orden judicial. Aunque se le colocó una orden de alejamiento, pronto la justicia la desactivó. Si bien, desde entonces no ha vuelto a tener ningún encontronazo con él, aunque se han cruzado en varias ocasiones por el pueblo.

Aunque logró parar aquel primer lanzamiento, la amenaza del desahucio volvió pronto con nueva fecha, el próximo 26 de septiembre. “El 31 de enero no nos fuimos porque encontré a un abogado, Andrés Plaza, que me ayudó casi sin cobrarme. Pero Pepe seguía reclamando la casa como suya, a pesar de que yo aporté todos mis ahorros. Incluso devolvió recibos de la luz a mi nombre, dejándome deudas”, explica Pilar, que tendrá que dejar la casa para la que puso 80.000 euros en apenas horas.

Los gatos de Pilar.

Los gatos de Pilar.

Juzgados

El propietario del inmueble y expareja de la afectada tiene un procedimiento abierto por supuestos malos tratos a ella en el Juzgado de Violencia número dos de Málaga. También se le investiga en el Juzgado de Instrucción número 7 de Málaga por un supuesto delito contra la libertad sexual, amenazas y lesiones contra la hija de la afectada.

Porque sí, también la tomó con la hija de Pilar, de 29 años en la actualidad. Pilar vio cómo su pareja tenía imágenes del trasero de su hija en su móvil. Aprovechaba mientras dormía para sacarle fotografías que posteriormente fueron descubiertas por su madre, que tiene pruebas de audio en las que el acusado reconoce los hechos.

Tras el divorcio, el hombre no le devolvió los 80.000 euros y un Juzgado de Familia de Málaga, que dictó la sentencia de dicho divorcio, ha ordenado que la mujer y su hija abandonen el inmueble, por lo que ha recibido una notificación para que se proceda al lanzamiento de la vivienda el 26 de septiembre a las 11:30 horas.

Su letrado ha solicitado la suspensión del lanzamiento y que se tenga en cuenta la vulnerabilidad de la misma y la protección de los colectivos vulnerables. Mientras tanto, prepara cajas para iniciar una nueva etapa en otra casa y con la esperanza de poder recuperar la que ella considera que es la suya.