En mi libro El Trébol de cuatro hojas, Manual de la Buena Gobernanza Pública (2017, EUINSA), afirmo que la gestión pública es paradójica.

La primera paradoja es el título de este artículo. En política actual, + x - no es -, como nos enseñaron en matemáticas. La ecuación es: + x - = +. Más servicios públicos por menos impuestos, más votos.

Puede que no sea una verdad empírica. Pero los políticos que tienen elecciones en puertas, actúan como si lo fuese.

Las autonomías gobernadas por el PP iniciaron las rebajas fiscales. Por ideología creen que el dinero es más eficiente en manos de los ciudadanos, que en las del Estado.

Esta semana el Presidente de la Comunidad Valenciana, Chimo Puig (PSOE), ante las malas encuestas electorales, propuso deflactar el primer tramo autonómico del IRPF. El de Aragón, PSOE, también. Hasta el Presidente cántabro reflexiona sobre ello, aunque discrepe.

En política actual, + x - no es -, como nos enseñaron en matemáticas. La ecuación es: + x - = +.

Ayer mismo el Gobierno Sánchez, empujado por la ola, anunció sus propuestas de reforma fiscal, en un acuerdo entre las dos partes que forman ese Gobierno ¿Propaganda a la desesperada?

¡Ya era hora! Los gestores públicos deben saber que los impuestos tienen que ser y parecer justos. Suficientes para unos servicios públicos adecuados. Pero no para un sector público derrochador e innecesario.

Los impuestos no pueden esquilmar al contribuyente. Si un español clase media con rentas bastante normales analiza los meses que tiene que trabajar para pagar IRPF, IVA, IBI, tasas varias… llega a la conclusión que trabaja entre cuatro y seis meses al año para cubrir esos tributos ¿no parece demasiado?

Además, en el actual estado inflacionario, las rentas de la clase media y trabajadora suben en términos monetarios, no en términos reales. Su capacidad de compra disminuye, porque sus subidas del sueldo normalmente no superan la inflación.

A pesar de este empobrecimiento, este año el Estado ha recaudado más en términos monetarios, porque hasta la fecha no ha deflactado los tramos del IRPF. Tampoco ha reducido el IVA que se aplica en un porcentaje sobre el precio de servicios y productos que suben con la inflación.

Se calcula que la Hacienda Pública española acabará este año recaudando unos 30.000 millones de exceso sobre lo presupuestado. Lo anunciado ayer por el Gobierno es para los presupuestos de 2023, no para este año.

La Hacienda Pública española acabará este año recaudando unos 30.000 millones de exceso sobre lo presupuestado.

En 2022 vamos a un Estado rico, con contribuyentes pobres ¿Cómo evitarlo?

Una solución es deflactar los tramos del IRPF; que los diversos tramos del impuesto paguen menos porcentaje, para que el Estado ingrese lo presupuestado.

Ayer el Gobierno lo propuso sólo para el primer tramo del IRPF pasando de 14.000 a 15.000 euros/año de renta los exentos de declarar. También al dejar que el tramo de 18.000 a 21.000 euros sea el tramo con más desgravaciones. En el resto (la clase media que sostiene la masa tributaria) nada, salvo el impuesto de sociedades a micropymes y aumento de gastos no justificables a algunos autónomos.

Es más, a partir de 200.000 euros de renta de capital se aumenta el impuesto en el IRPF en lo que llaman un “impuesto a grandes fortunas”. Lo hace para gravar a los “ricos” en las Comunidades Autónomas que han suprimido el impuesto de patrimonio. Venganza contra Ayuso y Moreno.

Otra solución es reducir el IVA. Aunque en productos básicos disminuyera su porcentaje del 10% actual a una cifra inferior, sus ingresos serían igual a lo presupuestado y bajarían los precios. El Gobierno sólo lo ha propuesto para productos de higiene femenina (que se apunta UP-feminista) pasándolo del 10% al 4%. En el resto nada.

El llamado impuesto grandes fortunas, para una renta mayor a 200.000 euros de renta de capitales anual, estrujará a aquellos que gracias a su esfuerzo y ahorro han llegado a esa situación. Ciudadanos claves para la productividad y creación de trabajo en España.

Porque, no hay que engañarse, las grandes fortunas de verdad, tienen mecanismos para no pagar o irse del país. Lo hemos experimentado con los ataques fiscales a estrellas de fútbol. Al final se fueron al extranjero ¡Vaya negocio para España y su Hacienda pública!

Esta reforma fiscal al no analizar la otra cara de los presupuestos es incompleta. El IEE (Instituto de Estudios Económicos) afirma que hay más de 60.000 millones de euros superfluos en los gastos públicos ¿Cuando se va a meter mano a la racionalización del gasto?

Así que la paradoja de “más servicios públicos x menos impuestos = más votos” no se sabe si es verdad, pero está impulsando la batalla fiscal que estamos viviendo. Más llena de propaganda, que de una visión coherente y completa de las cuentas públicas españolas.

*** J. R. Pin es profesor del IESE.

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