Según el mito, el Rey Midas de Frigia (740 a. C., 696 a. C.) recibió del dios Dioniso un extraño poder: todo lo que tocaba se convertía en oro.

Pues bien, si alguien ha seguido las innumerables apariciones del presidente Sánchez en la TVE, oficial, parece que ha recibido un poder parecido. Pero adecuado a la situación presupuestaria actual. Todo lo que toca se transforma en subvención.

No hay aparición pública en la que no anuncie unos cuantos millones para diferentes colectivos.  Algunas subvenciones son sustanciosas. El febrero anunció 11.000 millones de euros para empresas y autónomos. Otras son menos espectaculares. En octubre anunció una ayuda de 100 millones de euros para familias vulnerables para compensar la subida de la luz. También un bono de vivienda para jóvenes entre 28 y 35 años de bajos ingresos de 250 euros mensuales para facilitar su emancipación. Otro bono de 400 euros (210 millones de euros en total) para que los 450.591 jóvenes que alcanzarán la mayoría de edad en 2022 puedan culturizarse: ir al teatro o jugar a los videojuegos, que también es cultura… Por no decir el Ingreso Mínimo Vital.

No es tan lógico que estas medidas se conviertan en el ritornelo continuo del presidente

Algunas de estas medidas son necesarias, como los reiterados anuncios de ayudas a los habitantes de la isla de la Palma. Lo que no es tan lógico es que se conviertan en el ritornelo continuo del presidente como si anduviera por el país con una cornucopia de la abundancia para repartir a diestro y siniestro el dinero que no es suyo, es de todos los contribuyentes.

Todo lo que toca Sánchez se convierte en subvención. Es el rey Midas de la subvención.

Está bien que el Estado ayude a redistribuir la riqueza creada por todos y modere las diferencias económicas que el sistema de mercado crea. Sin embargo, hay que tener cuidado porque los gastos llevan consigo la necesidad de ingresos.

Todo el mundo sabe que el Presupuesto presentado por el Gobierno, discutido y aprobado esta semana en el Congreso, adolece de un problema. El cuadro macroeconómico que lo sustenta se parece a la realidad lo que un huevo a una castaña. Sobre todo, en la proyección del crecimiento del PIB. En consecuencia, las cifras de ingresos presupuestadas para 2022 por recaudación de impuestos tienen más de deseo que de realidad.

Anunciar repartos de subvenciones, sin tener asegurados los ingresos puede ser un disparate

Por tanto, anunciar repartos de subvenciones, sin tener asegurados los ingresos puede ser un disparate. Es verdad que España aún accede a los mercados y puede endeudarse. En particular, mientras el BCE esté dispuesto a comprar sus bonos y mantener los tipos de interés de cero o cerca. Pero si cambia esa circunstancia, por mor de una inflación que cada vez parece menos pasajera, la cornucopia se habrá secado.

¿Qué hacer entonces? La solución es cambiar la política de subvención directa por la creación de puestos de trabajo para que las familias vulnerables, los jóvenes, los empresarios y los autónomos puedan ser autosuficientes y no depender del Midas Sánchez.

PSOE/ Unidas Podemos prefieren los votos de personas subvencionadas que votan el 'statu quo' que los mantiene en precario

Pero eso no parece que sea el deseo del Gobierno PSOE/Unidas Podemos, que prefiere votos cautivos a ciudadanos libres. Personas subvencionadas que votan el statu quo que los mantiene en precario, pero sobreviven, a trabajadores, profesionales y empresarios que toman sus propias decisiones porque son autosuficientes.

Además, la política de subvención es cara e ineficaz. Cara porque, para que sea medianamente razonable requiere un aparato administrativo complejo. Aparato que decide a quién y por qué se subvenciona. Aparato burocrático que a veces no es tan eficaz como debiera, porque debe respetar las normas establecidas, y toma decisiones lentas que llegan tarde.

¿Cuánto de los 11.000 millones de euros anunciados se han invertido en empresas? En algunos medios de comunicación se tachó en septiembre de fracaso la gestión del fondo. Ni llega, ni pueden acceder a él los verdaderamente necesitados, pymes y autónomos.

¡Ah! Un apunte final: según el mito, el rey Midas murió porque no podía comer. Sus alimentos se convertían en oro cuando los tocaba.

La subvención generalizada es como las drogas adictivas, a corto plazo parece reducir los efectos de los males, pero luego agrava sus causas. Esperemos que no ocurra, pero, de momento, no tiene buena pinta.  

*** J. R. Pin es profesor del IESE.

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