Este lunes la Ministra de Hacienda, la señora Montero, ha hecho un 'Gabilondo fiscal'. Es decir que afirma que aplazará el aumento de impuestos hasta que se resuelva la crisis económica derivada de la pandemia. Parece un rasgo de sensatez sino fuera porque a este Gobierno siempre se le ven intenciones electorales en sus decisiones.

Ya sabíamos que las subidas de impuestos anunciadas no entrarían antes de 2022 y 2023, hacia el final de la legislatura. Era absurdo hacerlo ahora, cuando se necesita dinero en los bolsillos de los contribuyentes para animar el consumo interno, dado que el turismo extranjero seguirá débil este verano. El propio Sánchez ha anunciado que la inmunidad de rebaño, tal como van las vacunas, no se producirá hacia el final de las fechas normales del veraneo europeo.

Inglaterra nos mantiene en las listas de cuarentena obligada para los que vuelvan desde España y los europeos sensatos es posible que prefieran quedarse en casa este estío. Sobre todo, después de los espectáculos nocturnos del fin del estado de alarma que se han distribuido por todos los medios de comunicación internacionales y ponen en entredicho la imagen de España como lugar seguro en materia sanitaria. Otra falta de previsión de Gobierno que ha abandonado su responsabilidad para evitar críticas.

Los espectáculos nocturnos del fin del estado de alarma se han distribuido en los medios internacionales y ponen en entredicho la imagen de España

En plena campaña electoral del 4M, el señor Gabilondo, conocedor de la dificultad de defender una subida de impuestos y su impopularidad, decidió prometer su aplazamiento durante los dos últimos años de legislatura en que pensaba gobernar en la Comunidad de Madrid.

Lo hizo por razones electorales, después de haber defendido durante los dos primeros años de legislatura como jefe de la oposición el aumento de los tipos de IRPF en su tramo autonómico y la eliminación de la reducción de las bonificaciones en los de Patrimonio, Sucesiones y Donaciones.

Sabía que actuaba en su contra mantener esa subida de impuestos. De ahí su promesa de aplazarla hasta la próxima legislatura. En todo caso sus expectativas electorales no se cumplieron por lo que fue una propuesta fallida.

Ahora, con las encuestas menos favorables que nunca para el PSOE, la señora ministra nos sale con otro 'Gabilondo fiscal'. ¿A quién quiere engañar? ¿A los contribuyentes, particulares y empresas, para que se tranquilicen o a los analistas y expertos económicos para que se callen? Yo no lo voy a hacer.

Otra ministra y vicepresidenta, la señora Caviño, sabe que no puede renunciar al anuncio de esa subida. Se la exige la Unión Europea para aprobar el Plan de Reconstrucción y Resiliencia ¿Por qué? Porque le pide reducir el déficit público para 2022, 2023 … Eso sólo se puede hacer de dos formas: a) subiendo impuestos; b) reduciendo gastos públicos.

La reducción de gastos públicos es poco creíble en España. Ni el PP lo hizo en serio en su legislatura de mayoría absoluta, y menos aún lo va a proponer un gobierno de izquierdas, con UP en su composición; no le votarían ni los suyos. Por tanto, a Bruselas se le ofrece aumentar los impuestos.

Pero eso, el Gobierno ha visto que electoralmente era malo anunciar la subida de impuestos para ya, porque anima a las clases medias a votar al centro derecha y reduce su abstención.

De ahí que me inclino a pensar que el 'Gabilondo fiscal' de la señora Montero es más una afirmación con intención electoral que una decisión de política económica sensata. El dilema de Iván Redondo, el estratega de la Moncloa, será qué decir cuando se vaya acercando el final de la legislatura. Si dice que de subidas de impuestos nada, se enfrenta a la UE, si las anuncia excita el voto contrario ¿Qué hará?

De momento aplazar la decisión. En realidad, lo que piensa es: ¿quién sabe lo que puede haber pasado hasta entonces? Lo que sí sabe el estratega es que, de momento, necesita que el tiempo transcurra, que no haya que disolver y convocar elecciones. Por eso mantendrá el equilibrio Frankenstein en el Gobierno y el parlamento como pueda. Así que preparémonos para una agonía de dos o tres años con un Gobierno renqueante que irá tirando balones hacia adelante ¡Dios mío que Cruz!

*** J. R. Pin es profesor del IESE.

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