
Pedro Sánchez e Isabel Rodríguez, en el acto de presentación de medidas de vivienda.
Las medidas de Pedro Sánchez para promover la vivienda pública torpedean los proyectos de Sareb
Los inversores, que habían mostrado interés por el suelo del banco malo, han dado marcha atrás por la inseguridad que generan los proyectos del Gobierno.
Más información: El 'Proyecto Viena' de Sareb no arranca: la licitación para construir 3.770 viviendas asequibles acaba desierta
Todavía está por ver el éxito que puede tener el conjunto de medidas que Pedro Sánchez anunció hace una semana para abordar la crisis de vivienda que sufre España. Lo que sí se está constatando es que estos planes están torpedeando los proyectos inmobiliarios de la Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb).
Desde que el presidente del Gobierno dio a conocer sus ideas para hacer de la vivienda uno de los ejes de sus políticas y anunció la creación de la Empresa Pública de Vivienda, tomando de base la Entidad Pública Empresarial de Suelo (SEPES), dos de los principales proyectos de Sareb han embarrancado.
Primero fue la venta de Árqura, la promotora de suelo de Sareb, que el banco malo decidió suspender por la inseguridad que había generado en posibles compradores e inversores el ruido suscitado alrededor de la empresa pública de vivienda.
Hace unos días, algo parecido ocurría con el Proyecto Viena. Esta iniciativa es una de las grandes bazas que quiere jugar Sareb para construir 10.600 viviendas, que se destinarán a alquiler asequible en régimen público-privado. Pero la primera fase de la iniciativa se ha estrellado.
La licitación que Sareb había puesto en marcha para construir la primera fase del proyecto, unas 3.700 viviendas, ha quedado desierta. Y todo ello pese a que los inversores habían mostrado interés por estos terrenos.
Fuentes del sector inmobiliario coinciden en que hay varias razones para ello, pero hay una que prevalece sobre el resto: los anuncios sobre vivienda pública que ha hecho el Ejecutivo y que en buena medida afectan a Sareb.
La clave es que el banco malo es una de las principales fuentes de suelo a la que va a recurrir el Gobierno para la construcción de vivienda asequible.
De esta manera, la Empresa Pública de Vivienda no se quedaría sólo con la práctica totalidad de las casas que hoy están bajo la titularidad de Sareb, sino que también se quedaría son sus terrenos, según transmite Moncloa.
De hecho, la idea del Ejecutivo es la de reservarse un derecho de tanteo y retracto ante una posible cesión de suelos y viviendas, incluido el citado Plan Viena. De hecho, la estrategia es que esta iniciativa pase a manos, también, de la Empresa Pública de Vivienda.
Es más: la ambición del Ministerio de Vivienda, departamento del que dependerá el futuro ente (cuyas raíces, hoy, son el Sepes), es también manejar y gestionar los suelos de la promotora Árqura.
Cabe recordar que Árqura cuenta con suelos para levantar unas 16.000 viviendas (también en el mercado internacional) y cuyo valor ronda los 800 millones de euros.
Inseguridad
Todos estos ingredientes han disparado la inseguridad de los potenciales inversores y compradores, llevando a que se suspendiera primero la operación de venta de la promotora y después a que la licitación del Proyecto Viena quedara vacía, aunque Sareb quiere retomarla.
Sin embargo, hay más razones que explican lo ocurrido en este último caso. Voces del mercado indican, también, que el modelo de licitaciones públicas es el menos adecuado para el negocio inmobiliario.
Impide la renegociación de condiciones y es excesivamente rígido, sobre todo para grandes fondos y multinacionales.