
Vista de una de las calles de Barcelona repleta de turistas.
España encadena récords turísticos y llegará a los 100 millones de visitantes en 2025: ¿son necesarios tantos?
Sector y Gobierno buscan medidas para desestacionalizar y atraer turistas con mayor poder adquisitivo.
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El sector turístico español está de celebración. El pasado año recibió 94 millones de turistas internacionales, un 10% más que en 2023, mientras que su gasto se elevó hasta los 126.000 millones, un 16% más. Las previsiones apuntan a que en 2025 la cifra alcanzará los 100 millones de viajeros. Sin embargo, encadenar otro récord no parece lo más deseable en el sector. ¿Por qué?
“Queremos ganar la Champions League de la calidad y no del récord de asistencia. Si ganamos la competición de calidad, lo otro vendrá dado por sí”, dijo el ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, que ya da por hecho que España recibirá esos 100 millones de viajeros al finalizar este año.
De hecho, avanzó que las previsiones en el inicio de 2025 son positivas. En el primer cuatrimestre de 2025, el Ministerio de Turismo prevé la llegada de 26 millones de turistas, un 9% más, que realizarán un gasto de 36.000 millones de euros, un 16% más sobre el periodo de 2024.
La opinión del ministro coincide con la de algunos hoteleros más críticos, como el presidente de la gestora ACHM Hotels by Marriott, Antonio Catalán, que aseguró hace unos meses que “España no puede aguantar 15 millones de turistas más”. Lo dijo haciendo referencia a la posibilidad de llegar a esos 100 millones de viajeros con los que incluso se podría desbancar a Francia del podio internacional.
No es el único hotelero que lo cree. El fundador de Room Mate, Kike Sarasola, también ha dicho en varias ocasiones que “moriremos de éxito” por no saber gestionar los millones de turistas que llegan a España y por no buscar una solución, especialmente a la proliferación de pisos turísticos.

Varias personas con maletas observan el panel de salidas de vuelos en la terminal T4 del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas
Y es que el principal rechazo actual que sufre la industria está directamente relacionado con el incremento de los precios de compra y de alquileres por el trasvase de viviendas de uso residencial a turístico.
Para hacer frente a esta lacra, hace unos días el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció que llevaría al Congreso una reforma fiscal para que los pisos turísticos “tributen como lo que son, un negocio”.
Eso incluye la aplicación del IVA para equipararse al de otras actividades económicas, como los hoteles (que tienen el 10%). Aunque hay dudas sobre si ese gravamen debería ser del 21%.
En el sector de las agencias de viajes la opinión no es muy distinta. “No es deseable que España alcance los 100 millones durante las mismas fechas del año y los mismos destinos”, señala a EL ESPAÑOL-Invertia Ricardo Fernández, CEO de Destinia.
El directivo cree que la desestacionalización y desconcentración de los principales destinos es importante. “Lo que no podemos hacer es que la capacidad de carga de los principales destinos españoles, donde más turistas van, se incremente más porque al final afecta a las poblaciones locales y empeora muchas cosas”, añade.
Una prueba de ello es lo que ha ocurrido en Canarias y Baleares, donde la población se ha manifestado en contra de este tipo de turismo en varias ocasiones. Y la llamada turismofobia se empieza a extender a otras regiones.
¿Cuál es la solución?
Más allá de aplicar un IVA a los pisos turísticos -medida que más bien va dirigida a paliar el problema de la vivienda residencial- el sector lleva años clamando a gritos otras soluciones. Desde Destinia abogan por “crear muchos más destinos y aumentar los viajes, por ejemplo, gastronómicos, culturales o de deportes”.
Para el titular de la cartera de turismo, la clave está en la desestacionalización, la diversificación, la desconcentración y la ampliación de otros mercados. “Nos interesa que vengan más turistas de EEUU o de Asia”, añadió.

Turistas en la Rambla de Barcelona EFE
Pero cuidado con centrarse sólo en esto. “Si convertimos los destinos en lugares cada vez más caros, mejoramos al turista con más poder adquisitivo, pero también perjudica al turismo nacional que muchas veces no puede acceder a ese tipo de viajes”, explica el CEO de Destinia.
Para este, lo ideal es que haya destinos de gran poder adquisitivo y otros de menor poder adquisitivo y, en cualquiera de los casos, “ser competitivos y dar una buena oferta”.
La desestacionalización es muy positiva. Permite evitar el aumento de la congestión en los principales puntos turísticos y aumentar la utilización de la capacidad instalada fuera de temporada alta, señala el ‘Informe Sectorial de Turismo’ de CaixaBank Research, presentado recientemente.
De acuerdo con el estudio, con la desestacionalización se mejoran las condiciones laborales de los trabajadores del sector gracias a una menor temporalidad del empleo.
Impacto en la economía
Independientemente de lo sostenible o no que sea la industria actualmente o de si alcanzaremos esos 100 millones de turistas, no se puede obviar que el turismo es la gallina de los huevos de oro para la economía española.
De cara a 2025, CaixaBank Reseach prevé que esta industria crezca a un ritmo algo más moderado, pero todavía cuenta con importantes palancas para seguir expandiéndose. Eso permitirá que el PIB turístico crezca un 3,6% en términos reales en 2025, después del 6% estimado para 2024.
Así, el PIB turístico pasaría a suponer el 13,2% del total de la economía desde el 12,9% estimado para 2024. CaixaBank Research asegura que el crecimiento de la renta disponible de los principales países emisores, así como el aumento de la clase media en los países emergentes, hace prever que la demanda turística internacional seguirá aumentando en los próximos años.
“El sector turístico español muestra un ritmo de avance elevado, sin detectarse signos de agotamiento cíclico”, concluye.
Por lo que hay industria para muchos años, la cuestión ahora está en plantearse qué modelo es el más sostenible social, cultural y económicamente hablando.