
Plantas de biometano.
De la cola del biometano al liderazgo: la estrategia de Italia que impulsó 100 plantas en un año y el Gobierno ignora
La historia de dos rezagados en biometano con distinto final:la estrategia de Italia que impulsó 100 plantas y España ignora.
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Si bien España e Italia partieron desde los últimos puestos en la carrera del biometano, hoy una gran brecha las separa. Mientras el país transalpino ha conseguido dar un acelerón para situarse a la cabeza de Europa, nuestro país continúa a paso arrastrado.
En 2018, la fotografía del primer mapa europeo de biometano (elaborado por Gas Infrastructure Europe y la Asociación Europea del Biogás) pintaba una única planta en España. En Italia había siete.
Entonces, Dinamarca ya había desplegado un total de 194 instalaciones y Reino Unido, 87. Suecia ya tenía 63 plantas; Suiza, 31; Francia, 30; y Países Bajos agrupaba 26.
El último mapa publicado, el de 2024, nada tiene que ver. Mientras España recoge nueve instalaciones en su región, cuatro de las cuales se conectaron en el último ejercicio, Italia se desmarca del letargo con 133. Y 101 conectadas en el último año.
En 12 meses el país transalpino ha conseguido tomar la delantera a Reino Unido (119 plantas), Países Bajos (79) Suecia (74) y Suiza (42), entre otros.
¿Cómo es posible este desajuste entre España e Italia, dos países que partían de una misma posición? La respuesta está en las políticas gubernamentales. Desde que entró en vigor el sistema italiano de ayudas públicas conocido como el Decreto sobre Biometano, en 2022, las inversiones en este sector no han dejado de crecer.
El decreto ha destinado 1.730 millones de euros para el fomento de esta energía como sustituta del gas natural fósil. Una ayuda que preveía una contribución del 40% sobre la inversión y una tarifa de incentivo sobre el biometano producido durante 15 años.
Según el operador italiano de infraestructuras de gas natural, Snam, las solicitudes de conexión a la red se han disparado un 90% desde que el decreto entró en vigor. El foco de Italia está puesto en llevar el biometano al transporte y a la producción de energía térmica para sectores industriales difíciles de descarbonizar
El Gobierno italiano tiene además ambiciosos objetivos. El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) del país prevé alcanzar los 5.700 millones de metros cúbicos en el año 2030. Es decir, quiere multiplicar por 10 su producción actual.
Fruto del programa de incentivos y las señales que suponen para el mercado los compromisos adquiridos, los inversores españoles también están llegando a Italia.
Este mismo mes de enero, Suma Capital anunció el cierre de su primera operación en el país, adquiriendo el 100% de CH4T, una empresa con sede en Verona especializada en la gestión de plantas de biometano para su uso energético.
Verdalia Bioenergy —la compañía de biometano fundada por los fondos de infraestructuras de Goldman Sachs Alternatives, Fernando Bergasa y Cristina Ávila— también informó en diciembre sobre la compra de una cartera de cinco plantas en el país a fondos controlados por Green Arrow Capital y Lazzari & Lucchini.
Además, Plenium Partners anunció recientemente la inversión de más de 100 millones de euros a través de su fondo Ecualia Capital en la construcción durante los próximos meses de cuatro plantas de biometano repartidas por distintos puntos de Italia.
España mira a otro lado
La estrategia de España de cara a 2030 recogida en el PNIEC establece una meta de 20 teravatios hora (TWh) anuales de biogás, equivalente a menos de un 1% de biometano inyectado en red.
Aunque el Gobierno ha dado algunos pasos para incorporarlo al mix energético, persiste la sensación en el sector de que faltan políticas específicas e incentivos. Además, los procesos administrativos para construir una planta son lentos y complejos.
El modelo italiano ha sido recogido en algunas de las alegaciones presentadas ante el Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico para la elaboración de sus planes y estrategias energéticas, según explican fuentes del sector a EL ESPAÑOL-Invertia. Sin embargo, las reclamaciones no han tenido éxito.
Además, el sector gasista ha alertado en varias ocasiones sobre una falta de ambición del Gobierno en el objetivo de biometano revisado del PNIEC. Las compañías gasistas defienden que el país debe aspirar a producir un mínimo de 35 TWh (un 13% de la demanda de gas).
Y es que, de acuerdo al informe Estudio de la capacidad de producción de biometano en España elaborado por Sedigas, el país tiene un potencial máximo de producción de 163 TWh, ocho veces el objetivo del PNIEC para 2030. Unas cifras que permitirían cubrir el 43% de la demanda de gas natural en España, es decir, el 100% de los hogares y el 48% de la industria.