Volvemos a la normalidad. Se acabó el tiempo del daiquiri viendo pasar cuerpazos por la playa. Toca el regreso al ‘tajo’, y toca verse las caras con los de siempre, empresarios que buscan información para mejorar la toma de decisiones en su negocio.

Esta semana vino a verme un empresario catalán. Me llamó para alertarme de su llegada, y pensaba yo que sería para lo habitual: conocer cómo está la situación política. Sin embargo, estaba muy equivocada. Venía alarmado por lo que estaba pasando en Foment del Treball, la patronal catalana.

¿Sabes que Gay de Montellá no puede renovar el mandato? Sí, le dije. ¿Sabes que pretende presentarse a presidir la CEOE? Imposible le contesté. ¡Pues eso pretende! Me explicaba.

Atónita ante lo que me estaba contando, decidí llamar a algunos contactos para tantear el terreno, y lo que me dijeron me dejó de piedra. “Está dejando entrever que si la junta directiva de Foment le pide que dé el paso, lo hará”.

Colgué el teléfono y llamé a otro viejo amigo que está en esa misma directiva. Sus palabras fueron elocuentes: “Vengo de estar con uno de sus colaboradores y no me ha dicho nada de sus intenciones, no ha sacado el tema, pero parece que su idea es esa, postularse si se lo pide la junta”.

“¿Hay posibilidades de que salga adelante?”, le dije.

“Ninguna. Aquí todo el mundo sabe que el consenso general entre las patronales es que el sucesor de Rosell es Antonio Garamendi. Nadie en su sano juicio optaría por lanzar a un candidato ahora, y mucho menos ir contra el sentir mayoritario de las organizaciones”, me explicaba.

“La cosa no va porque Cataluña lance un candidato. Aunque lo plantee no saldrá adelante, y lo sé porque he hablado con muchas personas sobre esto”, sentenciaba para cerrar el asunto.

Y dicho y hecho. Esa misma tarde se celebraba la junta directiva de Foment sin que nadie le pidiera que se presentase a la CEOE.

Tal cual me lo dijeron se lo comenté a mi cliente, que respiró aliviado. No sé si por el hecho de perder a Gay de Montellá de vista, o por el que Sánchez Llibre tenga vía libre para llegar a la presidencia de Foment.

Lo que sí parece claro en todo esto es que Garamendi, a falta del anuncio oficial de su candidatura, tiene todo hecho para convertirse en presidente el próximo 21 de noviembre. Ahora queda esperar, pero también comprobar que nadie intente dar la batalla en el último minuto, aunque parece que en esta ocasión los patronos van todos a una.

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