Los comisionados de los PERTE aeroespacial (Miguel Belló), chip (Jaime Martorell) y de la lengua (Cristina Gallach) durante su encuentro en Santander.

Los comisionados de los PERTE aeroespacial (Miguel Belló), chip (Jaime Martorell) y de la lengua (Cristina Gallach) durante su encuentro en Santander.

España

Los PERTE chip, aeroespacial y de la lengua: de su inexistencia hace apenas dos años a realidades que ya piden paso

En un encuentro conjunto, los comisionados de esos tres proyectos estratégicos de recuperación han reflexionado sobre el estado del arte de sus respectivas iniciativas, en distintos grados de madurez y financiación.

2 septiembre, 2022 10:45
Santander

Acuñar un nuevo término es tarea sólo al alcance de los mejores literatos, de los Don Draper modernos y los políticos. La prueba viviente de esto último la encontramos en los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica. O, como son conocidos popularmente, los PERTE.

Durante muchos años, incluso antes de la pandemia o la crisis económica en la que seguimos inmersos a continuación, patronales como la tecnológica Ametic comenzaron a darle forma a un concepto nuevo, el de los macroproyectos tractores. La idea era que impulsando la digitalización e innovación en grandes iniciativas de país se pudiera crear un efecto directo sobre toda la cadena de valor de un sector y, así, expandir las capacidades de la inversión pública y privada en esas lides.

El Gobierno de Pedro Sánchez, al diseñar el plan que debía sacarnos del parón económico provocado por la covid-19 al abrigo de la lluvia de fondos europeos, cogió algunos apuntes de esa propuesta. Sería en el Real Decreto 36/2020 cuando se dio vida finalmente a una nueva figura de colaboración público-privada. Había nacido, ahora sí, el concepto de PERTE.

De su inexistencia hace apenas dos años hasta hoy, la familia que se ha gestado a su alrededor es numerosa y, además, extraordinariamente bien dotada. A saber:

  • Vehículo eléctrico y conectado: 4.300 millones de euros

  • Salud de vanguardia: 982

  • Hidrógeno renovable: 6.920

  • Cadena agroalimentaria: 1.800

  • Nueva economía de la lengua: 1.100

  • Economía Circular: 492

  • Aeroespacial: 2.193

  • Naval: 310

  • Digitalización del ciclo del agua: 1.940

  • Chip: 12.250

  • Economía social y de los cuidados: 800 

Su configuración ha sido paulatina e, incluso, de muchos de ellos todavía apenas conocemos su nombre, propósito e inversión prevista. De otros, se han comenzado a ejecutar algunos de sus planes estratégicos, pero con tasas de ejecución heterogéneas.

Todos ellos incorporan componentes digitales y de innovación tecnológica, como dictan las premisas presentadas a la Unión Europea para obtener los fondos de recuperación. Pero es cierto que hay tres de ellos que responden muy claramente a las peticiones de esta amplia industria, cuyos responsables coincidieron en una mesa redonda durante el congreso anual de dicha patronal tecnológica, Ametic, en Santander.

Nueva economía de la lengua

"Lo tenemos que explicar con palabras porque no se puede visualizar de otra forma. Y yo elijo dos palabras: oportunidad y necesidad", resume Cristina Gallach, comisionada del PERTE de la nueva economía de la lengua. Una forma peculiar en la manera de referirse a uno de los proyectos más ambiciosos para aprovechar los datos en tecnologías de procesamiento de lenguaje natural e inteligencia artificial.

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"La lengua tiene filón económico fundamental y hasta ahora ha estado guiado por la lengua inglesa. Pero el español es uno de los idiomas más importantes, de ahí esa oportunidad. Pero el hecho de que las máquinas hablen inglés trae consigo una necesidad de que hablen más y mejor español", añade Gallach.

Más allá de la inteligencia artificial, este proyecto también atañe a las industrias culturales y busca establecer "estrategias bien pensadas" para fomentar la enseñanza del español con "una mirada siempre de retos tecnológicos" o el desarrollo de ciencia en nuestra lengua ("hasta ahora mucho menos divulgada que aquella hecha en inglés").

La industria aeroespacial

"Antes los satélites eran algo artesanal; ahora hacemos constelaciones y fabricamos satélites todos los días. Necesitamos pasar a tener una cadena de producción industrializada, bien capacitada y formada, con un ecosistema de innovación bien conectado y cohesionado y habilitando fondos públicos-privados para el sector". 

Así resume la labor de su programa Miguel Belló, comisionado del PERTE aeroespacial. Quiere cambiar la forma de entender la innovación en este sector, internacionalizando nuestra actividad, creando 14.000 empleos y compitiendo de tú a tú con los líderes del ramo. Y, de paso, ser uno de los pocos países en ser capaces de poner en órbita un objeto para 2025, con la producción de un lanzador de satélites.

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El PERTE en cuestión -que ya está al 36% de su ejecución- destinará 323 millones de euros para el pilar aeronáutico (incluyendo la investigación de nuevos aviones sin emisiones y vehículos no tripulados, con nuevos grandes centros de test de drones), 1.480 millones para la pata espacial (con lanzadores de satélites, comunicaciones cuánticas o el desarrollo de la Agencia Espacial Española como principales destinatarios) y otros 390 millones de euros a repartir de forma transversal en proyectos de I+D+I e inversiones directas en proyectos mediante el CDTI.

Recuperar la producción de chips

"Estados Unidos diseña e idea, pero la fabricación se ha delegado a Asia. EEUU representa el 12% de la producción, cuando diseña el 60% de ellos. Europa estamos en torno al 8-9% de esta industria. Con la situación geopolítica que tenemos y con la necesidad de lograr más equilibrio en algo tan crítico, tanto Europa como EEUU han tomado posiciones de forma paralela para darle la vuelta a la situación".

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Lo dice Jaime Martorell, comisionado del PERTE de los chips, quien espera que los semiconductores doblen su volumen de mercado en los próximos años. Y, teniendo alguna experiencia pasada en esta industria, el objetivo pasa por tener "una o dos fábricas", que aunque en el documento se cite que han de ser de última generación (produciendo chips de 5 nanómetros), el comisionado asegura que "por debajo de los 28 nm estamos hablando ya de vanguardia".

Recordemos que Taiwán concentra el 63% de la producción mundial de estos componentes, seguida de Corea del Sur (18%) y China (6%). Una única empresa, TSMC, acapara el 54% del mercado, según datos de la firma de análisis TrendForce. TSMC (Taiwan Semiconductor Manufacturing Company) fabrica para Apple, Intel, MediaTek, Nvidia, AMD o Qualcomm.