Otro verano que va llegando a su fin. La verdad es que ha sido un gran verano en el ámbito personal, aunque a nivel medioambiental lamentablemente hemos visto demasiados titulares sobre la sequía que asola Europa y que incluso ha puesto a la vista algún barco que se hundió en el Danubio durante la segunda guerra mundial.  Así que hoy voy a aprovechar mi columna para repasar algunas de las noticias que más me han llamado la atención últimamente.

Hace unos días, viendo una serie llamada 'El Padrino de Harlem' (interpretado por el gran Forest Whitaker) vi como Malcolm X describía al protagonista, Bumpy Johnson, como un hombre de muchas contradicciones que puede escribir poesía por la mañana y, sin embargo, cortarle la garganta a alguien más tarde el mismo día. Y eso me hizo pensar en que en los últimos meses estamos viendo cómo ESG también es un concepto de muchas contradicciones que está levantando ampollas.

De ahí portadas y titulares llamativos como el de 'The Economist': ESG The three letters that won't save the planet (Las tres letras que no salvarán el planeta) o el publicado en este medio: Texas crea una lista negra que incluye a BlackRock, Credit Suisse, UPS y 7 bancos más por "boicot" al sector petrolero, con el que el Estado de Texas prohíbe a los fondos de pensiones públicos invertir en estas empresas o contratar sus servicios como gestores porque considera que el movimiento de prácticas medioambientales, sociales y corporativas ha creado un sistema opaco y perverso.

No sé si esto tendrá algo que ver con un estudio del FMI titulado 'Still not getting energy prices right: a global and country update of fossil fuel subsidies' en el que vemos cosas llamativas como que los combustibles fósiles recibieron 5,9 billones de dólares en subvenciones en 2020, lo que equivale a decir que el carbón, el petróleo y el gas natural recibieron aproximadamente 11 millones de dólares por minuto… Y todo ello mientras los gobiernos europeos se apresuran a suavizar el golpe de los altos costes energéticos que complican la existencia de sus ciudadanos y la competitividad de sus empresas.

Está claro que Europa está trabajando para reducir drásticamente las compras de petróleo y gas rusos; sólo hace falta ver que el almacenamiento de gas de Alemania ya está casi lleno (85%) y que desde el martes, el último día completo en que el gas fluyó a través del gasoducto Nord Stream 1, el gas ruso representa alrededor del 10% de la mezcla de gas de Alemania, frente al 55% que representaba en febrero.

Esto ha sido posible porque se están cambiando las cadenas de suministro y los proveedores, actualmente Alemania recibe la mayor parte de su gas natural de Noruega, los Países Bajos y Bélgica; y esa es la tendencia en todos los Estados miembros de la UE. Hablando de la Unión Europea y de la histórica reforma energética que también ha copado múltiples titulares, vemos que la mayoría de los expertos nos dicen que el problema es que la volatilidad puede continuar incluso aunque se adopten medidas y que se espera que los precios de la energía se mantengan altos durante el resto de 2022 y hasta 2024-2025, aunque en menor medida. 

En la línea de las contradicciones ESG que comentaba al principio de esta columna, este caluroso verano hemos visto cómo los sistemas de calefacción, refrigeración y ventilación no dejan de crecer en los hogares españoles. No negaremos que en casa se está mejor sin pasar calor, pero tampoco debemos olvidar que cada vez que ponemos en marcha el aire acondicionado estamos consumiendo energía, emitiendo aire caliente y contaminación acústica hacia el exterior.

Por otro lado, a principios de septiembre, The European House - Ambrosetti y la Fundación Enel presentaron el estudio 'Net Zero e-conomy 2050' en el que nos indican que la aceleración en la implantación de políticas que favorezcan la transición energética y la consecución de una economía cero emisiones en 2050 no sólo reforzará la independencia y seguridad energética del continente europeo. Además, hace hincapié en que han estudiado distintos escenarios de reducción de emisiones y que la que genera más oportunidades de creación de valor y empleo es la más ambiciosa.

Ya veis que es imperativo acelerar la transición energética y que este pequeño repaso a las noticias del verano podría extenderse mucho más. Debo ir terminando, pero no quiero dejar pasar la ocasión de recordar que las tecnologías existentes y, sobre todo, los nuevos desarrollos (por ejemplo, los paneles solares transparentes) permiten que los edificios cero emisiones sean una posibilidad real. Eso son buenas noticias, pero también es crítico que prestemos mucha atención a la transición energética de todas las industrias, no sólo por lo que puedan contaminar, sino porque están perdiendo competitividad a pasos agigantados y eso pone en riesgo el empleo y el estado del bienestar que caracteriza a Europa.