Existen diversas visiones sobre el futuro del dinero digital. Hay, por ejemplo, quien piensa que es más un problema que requiere una solución tecnológica completa para que funcione perfectamente en el mundo digital, previamente a cualquier otra razón. Entre ellos está el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT).

Pero también hay quien piensa que el dinero digital es un asunto que requiere una decisión político-económica de cara a crear una moneda digital desde los bancos centrales, denominada genéricamente Central Bank Digital Currency.CBDC (Moneda Digital de Banco Central.CBDC).

Recientemente, ambas ideas están convergiendo en el MIT para encontrar una solución tecnológicamente robusta, matemática, y probablemente criptográfica, cuya investigación se ha puesto en marcha en la Digital Currenty initiative. DCI, en el marco del Media Lab del MIT.

Imagen relacionada con el Proyecto Hamilton de moneda digital del MIT. Foto: DCI MIT.

La iniciativa para el dinero digital del MIT 

Hay quien opina que el tema del dinero digital es más bien un asunto instrumental y tecnológico que es posible resolver mediante matemáticas y tecnología avanzada, y a la altura del complejo mundo digitalizado e hiperconectado en que vivimos hoy. Entre ellos está Neha Narula, ingeniera de software, actual directora de la Iniciativa de Moneda Digital del MIT (Digital Currency Initiative. DCI), que tiene su sede en el prestigioso MediaLab del MIT. 

La DCI puso en marcha en el MIT un proyecto Moneda Digital del Banco Central (CBDC) creado una agenda de investigación CBDC que reunió a tecnólogos, investigadores de usuarios, bancos centrales, empresas privadas y académicos para diseñar la moneda digital de los bancos centrales. La iniciativa pretende diseñar, implementar y probar el software de código abierto de las CBDC. En última instancia, DCI pretende diseñar el panorama técnico de las CBDC o monedas digitales de bancos centrales al servicio de "una economía más accesible, fiable, justa y resistente."

Esta iniciativa del MIT está investigando cómo desarrollar un sistema de moneda digital seguro, legal, y para que no pueda dar lugar a fraudes, apuesta por la tecnología blockchain. Tecnología que, además de dar soporte al dinero digital, también se está empezando a usar para la robótica y otros muchos fines.

Complementariamente, esta iniciativa está abordando el desarrollo del software y las infraestructuras básicas necesarias que aborden cuestiones de seguridad, estabilidad, escalabilidad, privacidad y economía interna de estos sistemas de forma robusta. El MIT sabe que ahora mismo en las criptomonedas, hay un enorme campo para la innovación.

Otra de las ventajas de una moneda digital CBDC es que es mucho más sostenible ya que no necesita minería para acuñarse, cosa en la que el sistema del Bitcoin gasta ingentes cantidades de energía con nefastos impactos en el medioambiente. Ese es un motivo no menor para que la línea elegida para el tipo de dinero digital en que han decidido avanzar en el MIT, está claro que es del tipo Moneda Digital de los Bancos Centrales (CBDC) y no del descentralizado como Bitcoin y otros similares.

Lo confirma que, antes, en febrero de 2022, ya se unió al proyecto DCI del MIT el Banco de la Reserva Federal (FED) de Boston que dejó en manos de los científicos y expertos del Instituto, las pruebas e investigación técnica de "una hipotética moneda digital de banco central" en una colaboración denominada "proyecto Hamilton" basado en una moneda digital abierta u 'OpenCBDC' para la que la Reserva de Boston tiene ya en pruebas el OpenCBDC-tx, un código de software base para un procesador de transacciones experimental surgido en la investigación.

La Reserva Federal de Boston lo está probando, dentro de un proyecto más amplio de código abierto llamado OpenCBDC, mantenido por el DCI del MITAdemás, el MIT ya anunció el 17 de marzo de 2022 una colaboración de su iniciativa DCI con el Banco Central de Canadá, y pocos días después, sumó otro acuerdo con el Banco de Inglaterra. Todos ellos van hacia explorar las monedas CBDC con el MIT.

Es sintomática la controversia sobre las criptomonedas dentro del mundo financiero, con infinitos y poderosos intereses, que ven una amenaza en aquel concepto propuesto desde el paper de Nakamoto del que han surgido interpretaciones sobre que una 'desintermediación' a gran escala que puede proporcionar la tecnología blockchain y el uso de monedas digitales, harían 'innecesaria' la función de los bancos. Esa idea pone los pelos de punta al sector bancario mundial de los bancos centrales y comerciales, algunos de ellos con funcionamiento de siglos, como la Banca Monte dei Paschi di Siena S.p.A., el banco en funcionamiento más antiguo del mundo, fundado en 1472 en la ciudad de Siena, Italia. Cuesta imaginar cómo sería un mundo como el actual sin estas instituciones.

¿Un nuevo dólar digital de EE.UU.?

Sin embargo, para EE.UU. quizá no haya tiempo para esperar que se culmine la iniciativa CBDC del MIT y los bancos centrales asociados. Es tal la intensidad y la creciente urgencia del asunto de las 'criptomonedas', –en las que, por ejemplo China, ya ha tomado la delantera, como luego veremos–, que al Presidente Biden de EE.UU. le han entrado una inmensa prisa y ordenado a las Agencias federales que preparen un informe que deben entregar en septiembre de 2022, con los pros y los contras del uso de una Moneda Digital del Banco Central (CBDC).

El 2 de marzo de 2022 emitió una orden presidencial ejecutiva, que podría acabar dando lugar a un nuevo 'dólar digital'. En el documento se dan cifras que indican el porqué de la urgencia: "En noviembre de 2021, los activos digitales no emitidos por el Estado alcanzaron una capitalización de mercado combinada de 3 billones (con b española) de dólares, frente a los aproximadamente 14.000 millones de dólares de principios de noviembre de 2016. Las autoridades monetarias de todo el mundo también están explorando, y en algunos casos introduciendo, monedas digitales de bancos centrales (CBDC)".

Con su orden, Biden mueve ficha hacia la moneda digital. El motivo es que EE.UU. ve en los activos digitales descentralizados, entre otros, un riesgo económico sistémico. En la orden se puede leer: "El crecimiento de los ecosistemas financieros descentralizados, la actividad de pagos entre pares y los libros de contabilidad blockchain oscuros sin controles para mitigar la financiación ilícita, también podrían presentar riesgos adicionales para el mercado y la seguridad nacional en el futuro."

Y añade: "EE.UU. tiene interés en garantizar que las tecnologías de activos digitales y el ecosistema de pagos digitales se desarrollen, diseñen e implementen de una manera responsable que incluya la privacidad y la seguridad en su arquitectura, que integre características y controles que defiendan contra la explotación ilícita y que reduzca los impactos negativos sobre el clima y la contaminación ambiental, que pueden resultar de la minería de algunas criptomonedas."

Y, por lo que parece en la orden presidencial, ese el camino es hacia un 'dólar digital' pero concebido como CBDC. Tanto el MIT, como EE.UU. y los Bancos Centrales, deben darse prisa porque hay quien intenta ir, o ya va por delante. Veamos dos ejemplos.  

Dinero digital y plataformas tecnológicas globales

Convencido de que el inmenso poder global de su plataforma se lo permitía, el 18 de junio de 2019 Mark Zurckerberg, CEO de Facebook anunció que, para el año siguiente, lanzaría su propia moneda digital global que se llamaría "libra" con la que los usuarios de Facebook, WhatsApp, Instagram y Messenger, y muchos más, podrían intercambiar dinero desde su monedero digital, complementado con un servicio económico una App propia. Todo en una forma de pago propietaria de la empresa, e independiente. Luego, en diciembre de 2020 la moneda fue rebautizada con el nombre de "Diem".

Anteriormente Facebook, -ahora llamada "Meta"–, había establecido la Asociación Libra (actualmente Asociación Diem) para supervisar esta moneda digital como una divisa estable, es decir, una 'stablecoin', – moneda digital diseñada de salida para minimizar su volatilidad, ligándola a un activo 'estable' o cesta de activos, en lugar de estar ligada a un algoritmo–. Su­ respaldo en este caso sería en base a activos financieros incluidos títulos de deuda pública; y su valor, vinculado al de divisas estables como el dólar estadounidense, la libra esterlina, el euro, el franco suizo y el yen. Estaría basada en un sistema blockchain gestionado por software de código abierto.

Una coartada que adujo la empresa fue que esa moneda digital, facilitaría el intercambio de dinero al mundo en desarrollo a más de 1.700 millones de personas no tienen cuenta bancaria, –es decir, a un 31% de la población mundial–, o sea, eliminando su necesidad de bancos. Varias empresas globales abrazaron la iniciativa como miembros fundadores. Entre ellas, la propia Facebook, PayPal, Visa y MasterCard, Coinbase, Xapo, eBay, Uber y Spotify, muy criticadas por intentar con ello formar un grupo global monopolístico ya que ocupan una posición casi completamente dominante en sus áreas de negocio.

Pero ante la sorpresa de muchos que ya daban esta moneda digital casi como un hecho, el 31 de enero de 2022, la Asociación Diem anunció la súbita "venta de la propiedad intelectual y otros activos relacionados con el funcionamiento de la red de pagos Diem, a Silvergate Capital Corporation, con sede en La Jolla, California. El motivo, según el CEO de Diem fue que "a pesar de los comentarios positivos sobre el diseño de la red, en nuestro diálogo con los reguladores federales quedó claro que el proyecto no podía seguir adelante. En consecuencia, el mejor camino a seguir era vender los activos del Grupo Diem, como hemos hecho hoy a Silvergate." Así que el proyecto de dinero digital de Facebook/Meta fue cerrado en enero de 2022.  

El caso del Yuan digital chino

Pero el resto del mundo no se para. La tecnología digital sigue evolucionando vertiginosamente y hay en ella visiones distintas sobre el dinero digital avanzando. China, –hoy gigante global tecnológico y económico–, está tomando aceleradamente medidas sobre la digitalización del dinero, según su visión económica y política. El gobierno chino está desplegando ya el sistema de su yuan digital y poniéndolo online.

Según el Financial Times, la moneda digital del banco central (CBDC) china se adelantó a sus competidores presentado hasta 2020, 84 patentes relacionadas con su moneda digital en el marco de su Sistema de Pagos Electrónicos en Moneda Digital (Digital Currency Electronic Payment. DCEP). El yuan digital, que tiene otros nombres como, (en inglés), Digital RMB; o e-CNY, es la primera moneda digital de banco central emitida por una economía importante que está ya en fase de pruebas públicas de economía real, desde abril de 2021. 

Según el conocido economista, ex-ministro de finanzas griego Yanis Varoufakis, y ahora parlamentario europeo, lo que está pasando con el dinero digital en China es una revolución, una auténtica ruptura con el mundo financiero que conocemos. Y explica: "cuando se haya completado el despliegue del yuan digital, dotará a todos los residentes en China, –y también a cualquier persona de todo el mundo que quiera comerciar con China–, con un 'monedero digital', ligado a una cuenta bancaria digital básica controlada por el gobierno chino.

De este modo, los bancos comerciales se verán "desintermediados" o, en otras palabras, perderán su monopolio sobre el sistema de pagos. Se trata de una verdadera ruptura con las finanzas tal y como las conocemos." Afirma que la moneda digital del banco central chino va a resultar difícil de ignorar para los europeos. Y explica: "Si una empresa holandesa o alemana que comercia con China puede adquirir un monedero digital del banco central chino, seguramente lo usará. Esto significa que el dominio del euro se verá desafiado incluso dentro de Europa. Por lo tanto, la presión sobre el BCE para crear un euro digital es enorme." Opina que lo que está haciendo China "...es algo que deberíamos emular en Europa y EE.UU. Pero, por supuesto, será difícil, ya que Wall Street y el resto de los financieros de Occidente harán todo lo posible para impedirlo. Yo creo que ellos preferirán incluso hacer 'estallar el mundo' antes que permitirse ser... desintermediados."

Varoufakis está frontalmente en contra de criptomonedas como Bitcoin. Hace muy poco ha declarado que "los criptoentusiastas con opiniones firmes sobre el dinero, entran en la categoría de personas que Keynes describió mejor como "semejantes a los geómetras euclidianos en un mundo no euclidiano". Keynes se refería a los economistas clásicos que pensaban en el dinero como una mercancía, como una cosa. Los criptomonetaristas repiten el mismo error conceptual."

Piensa que "...el problema de Bitcoin no es sólo su oferta fija. Es la presunción de que la tasa de cambio de la oferta monetaria puede predecirse y preverse dentro de cualquier algoritmo y que la oferta monetaria puede ser despolitizada. No se trata de lo sofisticado y complejo que sea el algoritmo; se trata de que es un proceso puramente político, incognoscible, que nunca, jamás, puede ser capturado por un algoritmo. No puede y, por tanto, no debe." Y concluye: "Bitcoin no es ni feudalista ni capitalista per se. Es simplemente oligárquico."

Aún es difícil imaginar cómo será el futuro 'dólar digital', el 'euro digital', o un mundo financiero global funcionando con dinero totalmente digital. Entre otras cosas porque no hay una gobernanza global con normas y leyes económicas mundialmente vinculantes en nuestro mundo hiperconectado y su economía global hiperdependiente, cruzada con visiones e intereses políticos enfrentados. Lo muestra, una vez más, el caso de la actual guerra en la Europa del siglo XXI, –algo hasta hace muy poco impensable, tras la invasión rusa de Ucrania en la que incluso hay paranoicos militares que agitan la pavorosa idea de una tercera guerra mundial con final nuclear, aquella antigua idea y posibilidad de la total destrucción mutua garantizada.

Cuidado con esa mentalidad militarista paranoica sobre el peligro que encierra al fondo la disuasión nuclear; –que tan bien y con tanto sarcasmo describió Stanley Kubrick en su genial película Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb (Dr. Strangelove o: Cómo aprendí a dejar de preocuparme y a amar la bomba)–. Cuidado. Porque en ella, de forma insospechada, –y hay que recordarlo–, en aquel horror está también incluido, como muestra la historia de la tecnología, el origen del Internet que conocemos. Vuelvan sobre aquel episodio de esa historia. Hoy es muy ilustrativo. Eso sí, a pesar de ello, el horror causado por cualquier humano es horror, siempre, y de él nunca podremos sentirnos orgullosos. Todo lo contrario.