En 1982 se estrenó la película 'El año que vivimos peligrosamente', una cinta australiana que fue un éxito mundial con Mel Gibson como gran reclamo y en la que un reportero novato debe cubrir una insurrección comunista en Indonesia. Una película trepidante, tal y como la propia historia que narra. Y es que no hay nada como los momentos de cambios, de disrupciones sobre la línea de la normalidad, para darnos cuenta de que estamos realmente vivos.

Permitánme esta licencia para trazar un paralelismo que podría titular 'El año en que nos digitalizamos peligrosamente'. Obviamente no estamos rodeados de un polvorín político a punto de estallar -al menos no en la arena tecnológica- y todas las amenazas se circunscriben a los no menos relevantes ciberataques en ebullición. Pero sí podemos decir, con convencimiento de causa, que este 2021 ha supuesto un punto de inflexión en el proceso de transformación digital de empresas, sector público y sociedad en general. 

Durante este 2021 hemos sido testigos de excepción de la incorporación de la tecnología y la innovación a muchos procesos productivos, de la llegada masiva de la inteligencia artificial a nuestras vidas -debates éticos mediante- o de cómo la computación cuántica o el blockchain se van haciendo un hueco cada vez más importantes en las agendas de los grandes directivos del sector. También de la consolidación de un ecosistema emprendedor español cada vez más pujante y mejor situado en una escena internacional en la que Europa busca recuperar parte de su soberanía digital perdida.

De todo ello hemos hablado profusamente en Disruptores e Innovadores durante este año. Les sorprenderá quizás que me adelante un mes al clásico y esperable resumen anual, pero lo cierto es que para nosotros, el año se ha cumplido ya. Un ya lejano 30 de noviembre de 2020 nacía este medio, heredero del suplemento INNOVADORES, con una plantilla repleta de ilusión, una nevera llena de entrevistas y reportajes de primer nivel y la vocación de hacer un portal distinto: honesto, transparente, donde prime la información por encima de todo y que busque en la confluencia de la divulgación y la especialización su particular razón de ser.

Un año ya bajo la alargada sombra de EL ESPAÑOL en el que D+I ha logrado ocupar el lugar que pretendíamos: ser la referencia, no sólo en España sino en habla hispana, de la innovación y la digitalización. Hemos podido contarles las historias de miles de startups, dado voz a los proyectos surgidos en lo más recóndito de nuestro país e interpelado a los grandes líderes mundiales de la tecnología sobre sus devenires futuros. Nos hemos angustiado con los temores y dudas de las empresas y sus CIO al digitalizarse y, también, emocionado con las ambiciones y logros de los proyectos impulsados por investigadores y parques científicos.

Mucho hemos vivido durante este año, de lo que les hemos hecho partícipes de excepción. Pero hoy también me gustaría hacerles partícipe de otra cosa que hemos logrado durante este curso y que, para mí, resulta casi o más importante que todo lo anterior: la configuración de una redacción que quizás no "vive peligrosamente" pero sí vive para dar lo mejor de sí, para buscar siempre lo que está más allá.

Un equipo de redacción que tengo en placer de dirigir, conformado totalmente por profesionales de dilatada experiencia en el sector, conocidos y reconocidos como plumas de rigor y seriedad. Y que, además, funciona como equipo, con autonomía y libertad para hacer lo que más nos gusta y que es -casualmente- lo que nos ha llevado este jueves a celebrar este aniversario con más de 200 personas nuestro aniversario bajo el paraguas de los D+I Innovation Awards 2021.

Permítanme que recite la nómina de profesionales que están detrás de este medio: Noelia Hernández, Javier Arnau, Beatriz Aznar, Rosa Jiménez Cano desde la prometedora Miami, Julio Miravalls, Mar Carpena, Esther Molina, Esther Paniagua, Marta Sardá, Maite Fernández o Lucía de la Cruz. Con agradecimiento expreso también a Alfonso Muñoz, Elena Arrieta o Creu Ibañez, que han sido fundamentales en el éxito de D+I durante este primer año de vida. Y a los numerosos columnistas, que conforman una espina central para que D+I se convierta en lo que está llamado a ser: el eje vertebrador de la industria digital.

Aunque ayer hemos reconocido a diez grandísimos exponentes de la innovación y la disrupción, hoy quiero pedir un premio simbólico de parte de todos vosotros, queridos lectores, para mis compañeros, el que da el reconocimiento al trabajo bien hecho. Esa es nuestra máxima y lo único que nos motiva a seguir, día tras día, al pie del cañón desde esta página.