Antes de la pandemia existía un amplio consenso sobre la importancia de la creatividad como habilidad blanda para el mundo laboral. El informe de Adobe titulado “Get Hired: The Importance of Creativity and Soft Skills” publicado a finales del 2019 analizaba en detalle los motivos por los que las organizaciones de todo el mundo coincidían en que la creatividad y la resolución creativa de problemas estaban entre las habilidades fundamentales para alcanzar el éxito en el mundo laboral.

El estudio también incluía la opinión de otras organizaciones de gran prestigio como el Foro Económico Mundial que destacaba la resolución de problemas complejos, pensamiento crítico y creatividad como las tres habilidades más importantes para prosperar en el mundo laboral.

Por su parte, Bloomberg resaltaba la resolución creativa de problemas, comunicación, pensamiento estratégico y liderazgo como las habilidades blandas más deseadas, pero más difíciles de encontrar.

Finalmente, el Economist mencionaba que el pensamiento creativo junto con la capacidad de resolver problemas serían las habilidades más valoradas para el futuro laboral.

En ese mundo prepandemia ya conocíamos 4 técnicas recomendadas por distintos líderes innovadores de diferentes industrias para nutrir la creatividad. La primera planteaba que había que buscar entornos extraños, ya que parece ser que alcanzamos nuestras cotas más creativas cuando estamos en sitios o lugares poco familiares.

La segunda técnica era obtener realimentación de diferentes fuentes. La tercera técnica consistía en disponer de tiempo y espacio para poder reflexionar y meditar. Finalmente, la última técnica era enfrentarse a las limitaciones que surgían a la hora de afrontar problemas o retos.

En un reciente artículo de Susan Peppercorn y Maren Gube para Harvard Business Review, las autoras explican que debido al estrés continuo de la pandemia muchas personas se han sentido más cansadas y sin inspiración para la creatividad. Por este motivo es importante entender por qué sucede esto e incorporar nuevas técnicas para desarrollar la creatividad.

En situaciones disruptivas o impredecibles, el cerebro intenta interpretar los estímulos entrantes y formar un plan de acción si las noticias son malas. Cuando las circunstancias precarias se prolongan y se combinan con ansiedad y miedo, la respuesta biológica del cerebro es esconderse en lugar de explorar.

Desde un punto de vista evolutivo, la supervivencia acaba por primar sobre la creatividad, ya que el estrés interrumpe las redes involucradas en la creatividad y por ello es normal que nos podamos sentir más cansados y sin inspiración para la creatividad.

La solución es aceptar y entender el funcionamiento del cerebro bajo estrés y diseñar estrategias específicas para paliar los miedos que surgen consciente e inconscientemente de forma que podamos volver a impulsar la creatividad. Para ello, las autoras nos recomiendan cuatro nuevas estrategias para recuperar nuestros niveles creativos óptimos.

La primera es reafirmar el control. La incertidumbre puede provocar la sensación de estar a la deriva y el miedo es enemigo del pensamiento creativo porque dirige los recursos neuronales hacia la neutralización de la amenaza percibida. Por eso puede ser una buena idea reducir la incertidumbre planificando nuestras propias interrupciones.

No sabremos cuál será el desenlace, pero al menos hemos sido nosotros mismos los que elegimos la dirección, y nos dirigimos hacia nuestro destino. La segunda es diseñar un entorno propicio para volver a tener claridad, dirección y las herramientas relevantes para reducir el estrés y el miedo a lo desconocido. Esto dará libertad al cerebro para hacer nuevas conexiones creativas en lugar de lidiar con amenazas inminentes.

Sin embargo, el trabajo remoto e híbrido puede dificultar disponer de un entorno propicio y debemos buscar fórmulas para hacer convivir el trabajo organizado con otras formas más alocadas que hagan saltar las chispas creativas. La tercera es ejercitar nuevos músculos mentales sumergiéndonos en actividades nuevas y diferentes.

Aventurarse fuera de nuestra área principal de experiencia puede mejorar el pensamiento creativo. Finalmente, debemos incrementar las conexiones debido a que el estrés prolongado, la interrupción y la incertidumbre han afectado nuestra capacidad creativa.

Incluso se ha descubierto que, aunque la productividad aumentaba tremendamente con el trabajo remoto, métodos como el brainstorming se vieron negativamente afectados, ya que los empleados estaban en reuniones virtuales la mayor parte del día. Una solución a este problema es volver a lo básico buscando espacios para mantener conversaciones no relacionadas con las tareas.

Este tipo de conexiones sociales aumenta la confianza mutua, lo que resulta ser un factor fundamental para la creatividad.

*** Paco Bree es profesor de Deusto Business School.